por Martín Armada
Es 1985 y Buddy, después de descorchar un tinto californiano, mientras mira a su chica rubia, con los ojos puestos sobre un plato del diámetro de un escudo espartano, tira la frase: "Es perfecta, no la comamos. Vamos a mirarla y pensar en ella". Acto seguido uno supone que la comida se enfría mientras Budy y su rubia, a la vista de todos, dan un par de tumbos en la cama.
Ese es el parlamento más ensordecedor en Wall Street (1987) y no el cacareo de Michael Douglas que se desparramaría por el cine norteamericano como el grito ancestral de los actores de medio pelo. Del otro lado de la corriente eterna de celuloide queda, por ejemplo, la pelada de Marlon Brando desglosando los pormenores del horror. Los grandes actores, como los grandes políticos, cuando dicen algo serio jamás levantan la voz.
Pero, como el cine a veces concede reivindicaciones históricas, le tocó a Charly Sheen una de las mejores líneas de Oliver Stone y de las que mejor adelantaron el espíritu de lo que estaba por venir. Porque Stone estaba en el lugar indicado para contar cómo se secaban las branquias de un sueño que iba a transformarse en lava digital para desintegrar naciones.
Las actuaciones son bastante malas, el romance es muy malo, el guión tiene momentos flojísimos, sin embargo Wall Street es una gran película, sobretodo por lo que muestra en estado primitivo: imágenes portátiles, mucha computadora, celulares que funcionan como la red que sostiene los vínculos nuevos y perfecciona la traición. Wall Street vale porque es como si se tratara de un paseo por las últimas horas de Pompeya, una galería de los cuerpos que después se volvieron de piedra en un futuro próximo donde no hubo lugar para demasiado corazón.
Para sumar y por colectora, sin proponérselo, en la película aparece todo el antiliberalismo de Stone en un balance generacional que puede hacerse hasta con los actores, representantes de la decadencia de los clanes Douglas y Sheen. Pareciera que el capitalismo ni siquiera pudiera sostener eso de que los hijos serán mejor que sus padres.
"Vamos a mirarla y pensar en ella", dice Buddy-Charlie. Gekko-Michael lo dice más empastado, "Yo no produzco nada, yo poseo". Lírica versus merca. El capitalismo se había transformado en eso y su versión más depurada estaba por llegar a las naciones que nunca quisimos ser otra cosa que buenos occidentales. Semejante desprecio por la productividad, mucho más después del 2001 universal que resultó ser el 2008, suena a bravata, casi a una tenedor clavado en el hígado del capitalismo en el que, afortunada y objetivamente, nunca fuimos un país posmoderno. Salvo los de siempre (bancos, inmobiliarias y críticos) nadie se animaría hoy a generar abiertamente ganancias a costa de lo que producen otros. Al menos nadie se jactaría de eso.
Wall Street se puede ver por Internet y es, para los que no llegamos a preadolescentes en los 80, el museo de ciencias naturales del fin de la historia.
7 comentarios:
Otra imagen que perturba es ese falso cuestionamiento de Sheen mirando las estrellas, vestido con bata de seda y diciendo (en voz alta, por supuesto) "Who am I?"
che, pobres los críticos, qué hicieron para estar al lado no digo de los banqueros, ¡de los inmobiliarios!
muchas veces la poesía es más usurera que la crítica. y muchas veces lo contrario de la crítica es el silencio. saludos
che, cristian, no se entiende mucho, podrías hacerle caso a tus propias palabras "muchas veces lo contrario de la crítica es el silencio"
Laura.
igual fue una aglomeración que no me tomé tan en serio. es cierto que de los críticos depende. los otros sin duda. saludos
muy bueno artículo, martín
es una de las buenas de stone, esta película, y tiene los dobleces ideológicos que son un clásico en él a esta altura, claro
pues bien, oliver acaba de terminar la segunda parte de wall street, que tiene música del último disco de david byrne y brian eno
salute
claro martín, es una pavadita que se me ocurrió y no hace al conjunto de lo que escribiste. lo que pasa es que me gusta la crítica, como a tantos, y no me gustan los inmobiliarios ahora q tengo q vender mi casa. abrazo
guarda, cristian, son unos garcas olímpicos. alejandro, no sabía lo de la segunda vuelta, hay que verla y joya que repite con byrne. la verdad que me olvidé de decir algo sobre talking heads en lo de wall street, una gran canción esa naive melody, stone lírico. abrazo.
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