miércoles, febrero 25, 2009

Conurbano y derechos humanos: el humus kirchnerista

“¿Cómo tener patria?”
(J. B. Alberdi, Cartas Quillotanas)

Es coherente la posibilidad de que Kirchner viva un desenlace electoral en tierras bonaerenses. Kirchner es un bonaerense por intuición: gobierna el país el que gobierna el conurbano, pensó. Sin embargo, esta posibilidad también ofrece de Kirchner la ambigüedad de sus condiciones: su audacia y su cerrazón, su voluntad y su voluntarismo. A Kirchner le gustan los descensos a zonas difíciles, cenagosas. Soplar para avivar el fuego. Kirchner fue el presidente del conflicto, el que devolvió el conflicto a la sociedad, como lo hizo estructuralmente con las discusiones colectivas del salario. Kirchner, se podría pensar, obligó a las empresas a abandonar a sus gerentes de recursos humanos y reemplazarlos por quien conozca la muñeca de los gordos, de los clasistas o de los que vengan a discutir aumentos.

Y sin embargo, preguntarse hoy por si había condiciones para que el kirchnerismo sea mejor, es decir, una superación de su propia estructura de origen, puede ser una pregunta pertinente en un clima dominado por la sensación de “fin de ciclo”. Pero esa pregunta es capaz de admitir otras formulaciones pensando en el ayer: ¿había un Estado articulado al que arribó el kirchnerismo? ¿Existían cuadros técnicos preparados para el país devaluado? ¿Se visualizaba una acumulación de masa crítica para reorganizar un modelo nacional post convertibilidad? ¿Existían los partidos políticos? ¿Cuántas cosas a la vez tenía que hacer Kirchner?

Una fe juvenil me dicta que éste es el peor momento para ser kirchnerista y éste es el mejor momento para ser kirchnerista, éste es el peor momento del Gobierno porque es el mejor momento del Gobierno.

El kirchnerismo, ese doble comando, esa “mesa de luz”, nace en el Gobierno, con la banda puesta. Las primeras expectativas no podían desprenderse de sus promesas electorales, porque nadie las conocía. Podía traccionar, en su vacío, al antimenemismo y al silencioso voto de continuidad duhaldista, en ese porcentaje modesto del 2003, que hizo decir al propio Kirchner: llegué al poder con más desocupados que votos. Su mirada estaba puesta en esa otra mayoría desocupada.

El kirchnerismo hace más de lo esperado, y mucha gente comenzó a preguntarse qué va a hacer Kirchner, hasta dónde va a ir Kirchner. Alfonsín solía pregonar una suerte de máxima: “no hay que seguir hombres, hay que seguir ideas”. Si, como estima el sociólogo Ricardo Sidicaro, después del “que se vayan todos” sólo se fueron los partidos... y quedaron los hombres, la política quedó definida en un sistema de lealtades personales, en un espacio municipal donde se votan personas conocidas y garantías individuales. O sea: seguimos personas, se fueron las ideas. A pesar de sí mismo, en esa escena residual de la política, el kirchnerismo se sintió incómodo. La “transversalidad”, los intentos “renovadores”, no actuaron como fronteras del proyecto al que finalmente entraron todos los dueños de poder territorial, sino con la presencia de un capital simbólico decisivo. Orden y progresismo. De esta manera, la densidad del armado kirchnerista comprende dos grandes territorios: el conurbano y los derechos humanos. El kirchnerismo es eso: planes y memoria, obras y memoria. Municipalidad y mundo. Mario Ishii y Estela de Carlotto como caras de la moneda kirchnerista. El kirchnerismo puso las patas en la fuente de la historia. El gobierno de Alfonsín, visto en retrospectiva, es un gobierno en espejo con el ciclo iniciado en el 2003. Kirchner imaginó que lo que quedó suelto (derechos humanos, democracia social) podía reactualizarse bajo una impronta. Pero no porque había que catequizar a los movimientos sociales, sino por la capacidad peronista de “absorber novedades”, y articularlas.

Pero hoy, mientras muchos escriben el réquiem, esta experiencia aparece reducida en la palabra caja. Caja es una palabra del Conurbano. Néstor y Cristina construyeron la bisagra histórica de que ahora gana el que gobierna. Y sin embargo, basta observar el “código político” de los medios y la oposición para dar cuenta de lo que se dice: el Gobierno es la caja. Caja estatal que se “llena” con las retenciones. ¡Y guay con hablar del IVA! Detrás del uso denunciante de la palabra caja también desvisten su secreta vocación antidistributiva: ¿qué van a hacer con la plata? ¿Repartirla? Detrás de cada obra se “percibe” un negocio. Detrás de cada intendencia gritan ¡clientelismo! Detrás de un proyecto regional... ¡petrodólares! Así, la caja que tapa el bosque: y el bosque es la fortísima reubicación del Estado durante la gestión kirchnerista como actor central después de años de fantasías neoliberales, de globalifóbicos y maestrías del CEMA, como buitres. Y eso tiene que llamarse de alguna manera horrible: ya no es Estado, es Caja. Si la caja es el Estado... ¡hay que eliminar la caja! La caja como teoría tosca y agónica del neoliberalismo. (Y este nuevo Estado no se hizo fuerte por una “gestión exitosa”, sino por la centralidad política del “doble comando”: el presidente o la presidenta debían ser las personas más poderosas del país.)

Lo cierto es que hoy el kirchnerismo se enfrenta a una sociedad desconocida. Terreno de ganadores sociales con los que no se identifica. El kirchnerismo debe mirar esa sociedad que le pertenece. A los ganadores y perdedores, a los que dejó ganar, a los que no hizo nada para que dejen de perder. Quizá porque sabía qué tipo de sociedad enfrentaba, hoy debe saber qué tipo de sociedad concibió. Si es cierto (como tantos dicen) que se acaba un ciclo, se acaba el mejor ciclo político de la democracia. Y el campo opositor se halla frente a su dilema existencial: ¿alrededor de qué se excita a la sociedad? El peligro opositor es su receta anti-política, de mano dura y “apariencias republicanas”, en cuyo vacío caeremos irremediablemente empujados por la crisis mundial... De ser así, seremos muchos los que nos preguntaremos qué hicimos para que el kirchnerismo se fuera sin pena ni gloria.

Este es el mejor momento kirchnerista, porque está parado sobre su fractura con la sociedad. Cómo coser esa herida es lo que tiene que pensar el kirchnerismo, a riesgo del peor de sus pecados: el de retroceder, el de ceder frente a los otros, el de volver a empezar.

martes, febrero 24, 2009

Políticas de la eme

No sé por qué asocié este post con algo que me tiene loco desde hace días: ir por el acceso Oeste y enfrentar a la altura de Ituzaingó el cartel que indica la bajada por la calle ¡Dardo Cabo!


(¿Y si en
las calles de tierra
los nombres de guerra?)

Padre nuestro que estás en la tierra, en el agua, en el aire...

La trabajadora social fue amputada.

(Ya no estás sola Stalingrado.)

Antes de serlo pidió que el cura despida la pierna en un pequeño sermón. Dicho en latín, a esa hora, con todo el barrio rodeando la pierna…

La pierna fue guardada por la familia Galíndez. Una familia que cosechó beneficios al amparo fugaz de esa ilusión primera. La pierna fue incinerada y guardada en una cajita musical.

(Ya no estás sola Stalingrado.)

Todos los zapatos de esa pierna fueron apilados en el jardín de la pequeña capilla. Cristo obrero. El cura, una noche, fue hallado en esa pila, babeante, borracho.

Hay que salvar el pensamiento noble que se cuaja alrededor de la pierna colgada en el vacío, salvarla de esa inquisición… Las partes de los cuerpos deben tener su sepultura. Un cementerio de autopartes humanas adonde dejar una flor.

Insisto: la trabajadora social fue amputada. Había una cola para saludarla, en la puerta del Piñero. Estaba sola en una cama la pierna, y la trabajadora social en otra cama. Mucha gente rugía alrededor, en el jardín delicioso con árboles de moras, y arrojaban arroz cuando pasaba el pequeño baúl que se llevaba la pierna. ¿Arroz? ¿Arroz? ¿No es que cuando se casan se echa arroz? Fue espontáneo. A todos les brotó arroz de los bolsillos. (Ya no estás sola Stalingrado.)

La trabajadora social fue amputada. Cuántas veces un cuerpo se disocia… Como el poeta parado en la playa a punto de leer, cuando se vuelve notable que una de sus piernas tiembla, y dice: “tiembla”. Hay que amputarse, disociarse, reducirse.

Y a su novio no le importa. Al novio de la trabajadora social no le importa no tocar mas esa pierna porque el trabajo social es el rayo que no cesa. Ya fueron tocados los dos por ese rayo del dolo terrenal: silbo vulnerado, él también es un trabajador social. Y se conocieron en la práctica con los leprosos de la Cava (no supieron nunca si se trató de una murga o qué). El novio de la trabajadora social también fue amputado. ¡Él lo pidió! No soportó el protagonismo silencioso de su amada. (Ya no estás sola Stalingrado.)

El cura también despidió el resto de espíritu que envolvía la carne amputada del novio.

Hay quien los vio alguna tarde (de esas que pasan frente al río Luján) a la parejita tibiamente reprocharse la mutua amputación. Él tomaba mate silencioso, y solo, a veces, y al final arrojaba unas margaritas al agua. No faltaba quien lo hallaba con el mate caído en su pierna viva, absorto, mirando el río.

Hay que ver la sombra de sus sillas de rueda bambolearse en las aguas mientras duermen junto al río, y de la mano. Se quedan dormidos y las sillas rechinan como acordeones, como acordeones, como acordeones desafinados.

Hay que ver el río a esa hora como a veces, incluso, para no despertarlos, es capaz de detenerse. El agua hace estallar el reflejo del sol como a una porcelana blanca, y sus pedazos brillosos al pie de esas sillas... de esos pequeños tronos de religión laica: dame un pobre, dame un talismán. La familia Espósito tiene la pierna de él. (Ya no estás sola Stalingrado.)

Él no quiso incinerarla. (Prefirió que sea momificada.)

Lo cierto es que los vecinos de la manzana de la casa de los Espósito ponen velas alrededor de la pierna podrida del novio. Lo cierto es que la pierna tuvieron que tirarla. Claro que poniendo en su lugar una de cera, imitando a la pierna amputada.

(Ya no estás sola Stalingrado.)

sábado, febrero 21, 2009

No pasar por alto leer esta pequeña joya: El justicialismo tiene un Día de la Lealtad, el 17 de octubre, y 364 días de la traición.

Que descansa en manto negro...



Cómo admiraba de pibe al Perro. Recuerdo: marcha federal, 6 de julio de 1994. No sé si fue ahí, mi hermano quizás lo recuerde mejor, pero su llegada tumultuosa rodeado de compañeros nos había impresionado. Parecía una silueta recortada de la tapa de Rocambole, sí, el Perro tenía algo ricotero, sí, porque para nosotros Los Redondos eran eso: una fábula siniestra de las izquierdas, como si la dictadura hubiese sido una explosión radioactiva, y el perro, un Fucó con sarna, estaba ahí... Eran los años 90, habíamos pasado del democratismo utópico a la democracia real. Y en ese clima de seguridades privadas, todos tenían su circuito: ¿es posible compatibilizar la conciencia de un paseo amable por el Alto Palermo, una tarde del año 1992, los empleados de seguridad uniformados y sus escuditos de la empresa con los mismo tres colores de Telefé, con la idea de que 3 años antes hubo un combate en La Tablada?
En mi jardín primitivo el Perro y el Indio eran la misma persona. Mismo año '94: Marcha Federal y recital colados en Huracán. Dos espectáculos de los restos de un Chernobyl, dos pelados iguales, dos seguros de sí mismos que en mi cabeza se ubicaban en el límite, en las fantasías etarras de la continuidad de la guerra de los padres, poéticas de frontera.
Este sábado que adelanta el otoño me pongo en pedo por el Perro, mesías de lo que no vino ni a palos. Y por el Indio, el Indio, al que como dijo el ideólogo de todo esto, Carlos Saúl Hélder, "al Indio le faltó humor".
Qué verde era mi valle.

jueves, febrero 19, 2009

Mas solo que Lo Vuolo. El otro día soñé que llamaba a mi abuela y me cortaba. Fuga de capitales políticos. La explicación del plan de la CC: bajar todos los impuestos de Patricia Bullrich... Fuimos la vanguardia de un consenso keynesiano, ¿y ahora lo seremos de una especie de restauración neoliberal? (Cuánto odio esa palabra globalifóbica.) La Argentina es un mensaje para el mundo: esto también pasará.

miércoles, febrero 18, 2009

El vuelo de Berlusconi

por Pablo E. Chacón

El premier italiano Silvio Berlusconi no se diferencia demasiado del jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri. Su precariedad intelectual y sus múltiples negocios con el estado italiano el primero y con el argentino el segundo, en rigor no los diferencia casi en nada, excepto por la cantidad de billetes que cuentan y han contado. Pero uno y otro sí se diferencian en todo de un antropólogo que es ignoto para muchos (empezando por Berlusconi y por Macri), detestado por otros y querido por quienes reconocen su ejemplo y laboriosidad, hoy como funcionario en el ministerio de seguridad de Daniel Scioli, en el área Personas Desaparecidas, y antes como uno de los fundadores del Equipo Argentino de Antropología Forense, de donde se retiró por diferencias insalvables. La supuesta boutade de Berlusconi sobre los vuelos de la muerte durante la última dictadura cívico-militar argentina, y la sistemática política de exclusión social practicada por la administración Macri en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, no los convierte en ejemplos de austeridad sino en vectores de un movimiento que ni siquiera lideran. Sólo podrían hacerlo por omisión, dadas las condiciones desastrosas de la economía global. En la recomposición de la división social del trabajo sucio, a Italia parece haberle tocado el papel de cárcel de los migrantes africanos, a pesar de los esfuerzos del grupo de intelectuales cercanos a Massimo Cacciari, quien habló de estado de excepción mucho antes que Giorgio Agamben. En Buenos Aires, las calles están abarrotadas de indigentes expulsados de facto de casas tomadas, plazas, terrenos fiscales o paradores sin presupuesto por los funcionarios porteños, únicos responsables de la subejecución presupuestaria en salud, educación y políticas públicas. Estos indigentes son nuestros inmigrantes. Contra esas políticas se alzan tipos como Incháurregui, que no está en la plantilla del estado provincial para ser premiado o para ir a Davos a planear cómo deshacerse de los millones que están quedando fuera del circuito productivo aunque hagan uso de las bondades de la militancia virtual: virtual o formal no quiere decir directa, y ese es el punto que entienden bien Berlusconi y Macri: el premier, como un D’Annunzio de pacotilla, estetizando la masacre; el alcalde, como un reviniente de un tiempo que se creyó enterrado hace más de veinticinco años, haciendo Buenos Aires a la medida de su educación e ideales. Aclarando, diría Incháurregui, que tanto uno como otro fueron votados en elecciones libres de toda sospecha, contra opciones políticas que perdieron la oportunidad de reconvertirse antes que los estudiantes de universidad privada y sus métodos de cooptación mercadotécnica. Así las cosas. Así nos va.

sábado, febrero 14, 2009

¿La democracia mató al Pueblo

como la billetera al galán?

Un ruiseñor dice:

El hombre es Felipe. Consume energías del campo anti-kirchnerista, y, si se posiciona bien en las elecciones bonaerenses, queda en camino a la presidencia con la fuerza de los tractores, la fe (de los conversos), la unidad del peronismo, etc. Es la continuidad, porque hace lo que tiene que hacer cualquiera: sacarse de encima y redefinir un sistema de alianzas que, según su historia mas o menos conocida, no sería muy distinto al actual. ¿Qué tiene en contra? Intuyo que un cierto rechazo de las intendencias... pero billetera mata galán.


Una vieja "coplita" de Arturo Armada:

Otro naufragio
el de nuestra moneda nacional,
el peso, que pasó a mejor vida
dando paso al sorpresivo austral.

(el link: http://www.croquetadigital.com.ar/index.php?option=com_content&task=view&id=1264&Itemid=58)

viernes, febrero 13, 2009

Venga a nosotros tu reino

, lo dije, conozco el convento por dentro...

Hace no mucho, si eras pobre, figuraba en tu documento nacional de identidad. A esa broma macabra la eliminó un hombre admirable de la política argentina: Juan Pablo Cafiero. El monotributo social y el microemprendedorismo florecen de la raíz de esa política de estigma que JP Cafiero arrancó de cuajo. El montributo social y el microemprendedorismo son flores silvestres del jardín burocrático por el que todo pobre tiene derecho a pasear. (El derecho a llevar una de esas flores en el ojal, y esperar a la novia pobre en la puerta de un Cic, donde aprende a usar la vieja máquina de coser de la abuela, con la que soñaba ser enterrada esa abuela...)

miércoles, febrero 11, 2009

La vigilia nacional

por la asignación universal la podemos pasar mirando a las dos mas grandes películas sobre la pobreza... Una, es Viñas de ira, no hace falta decir nada. La otra, es esta.

sábado, febrero 07, 2009

Toy caliente

¿Había condiciones para que el kirchnerismo sea mejor?
¿Para que haga todas esas cosas juntas que nosotros esperamos: que sea vizcacha, que sea pícaro, que sea montonero, que sea histórico, que convoque, que gestione, que transforme, que renueve, que centroizquierdice, que juicio y castigo, que abrace a Curto con Hebe, que programe y fije las nuevas veinte verdades?
¿Cómo era el país y el mundo? ¿Cómo está hoy ese mundo loco en transición hacia un temblor justicialista universal?
¿Había un estado bueno, cuadros técnicos, acumulación de masa crítica devalucionista, Kirchner venía hace tres años estudiando la salida de la convertibilidad o promoviendo su permanencia?
¿Cómo tenía que ser el primer hijo del poder bonaerense?
¿Por qué tiene que HACER TODO? ¿Por qué tiene un gobierno que transformar el estado, y construir una fuerza política y social, y formar 500 cuadros militantes, y sancionar una ley de medios, fijar ingresos universales, distribuir la renta, etc., todo al mismo tiempo como lo hizo...? ¿Como lo hizo quién? ¿Cómo lo hizo quién? ¿Quién? ¿Eh?
¿Es mejor la previsibilidad largoplacista de Pino, De Gennaro, etc.? ¿Un pensamiento que está fuera del tiempo?
Sí, sí, sí, al sujeto contratado.
¿Quién quiere que haya un movimiento nacional y popular?
¿Quién? ¿Cuántos? ¿Para qué? ¿Por qué la realidad no se ajusta a los sueños no sería una pregunta pertinente?
¿Se puede hoy, estructuralmente, conmover a millones y gratuitamente?
¿Alfonsín no decía que no hay que seguir hombres, hay que seguir ideas?
Mal profeta de un tiempo que, como dice Sidicaro: después del que se vayan todos sólo se fueron los partidos... y quedaron los hombres. ¿Qué fue el 20 de diciembre? ¿Dónde está la herencia decembrista? ¿De qué lado del alambre? Buzzi es la herencia de izquierda decembrista, y Miguens y Alfredo De Ángelis la herencia de derecha decembrista, pero el tiempo está de ese lado del alambre. ¿Qué es el Estado? Chorros de aluminio para regar esa soja silvestre...
¿Que venga Reutemann y herede todo? Sí, que venga y herede. Que venga y herede. Que venga y herede. Los que dicen que esto no fue lo que era, están despidiendo al mejor gobierno de la historia democrática. Al mejor. ¿Todo el mundo entiende que lo que viene es peor? ¿Y la Constituyente Social?
Yo banco al tren bala.

Los que esperaban peras del olmo, y le pedían peras al olmo, ahora dicen que el olmo no da peras.

Seguimos viviendo en un país raro: gana el que gobierna. Qué raro. Y hay gente escéptica que una noche ve que K es todo, para despertarse con arena del desierto en la almohada. Imaginemos que el 2011 se avecina, y que lo hace al trote amargo de tener a Cristina anunciando el mega-canje de ojotas viejas por ojotas nuevas, atrás de una ligustrina en Olivos saliendo en vivo para radio Colonia, y donde nadie dice ni jota acerca de su reelección. Imaginemos que se baraja la carta Kirchner 2011… Bueno, tendríamos un ballotage de mierda. El piso histórico del peronismo con el techo natural del desgaste no dibujan buenos números. O sea, es i-n-e-v-i-t-a-b-l-e la salida por derecha. La sociedad la pide a gritos. Kirchner, está a la izquierda de la sociedad. Lo estaba, lo está, lo estará. Kirchner a la izquierda de Binner, Kirchner a la izquierda de Lilita, y así sucesivamente.

No creo en Binner, no por él y su gobierno del que tengo la noticia de que no llega a mis oídos ninguna noticia, ni buena, ni mala, lo que es una buena noticia… Quiero decir: no a la alternativa por izquierda que se convierte en derecha en el camino a la victoria. No. El peronismo tiene recelo de los gobiernos que se paran a su derecha (“para qué si lo podemos hacer mejor nosotros, con mas fuerza y legitimidad”). Lole, si está en el podio, aglutina a todo el peronismo de nuevo. Incluso a la foto del terror: Duhalde, Barrionuevo y Rodríguez Saa, hecha casi a pedido de Néstor Carlos Kirchner para mostrar la calidad humana de lo que queda afuera. Y si queda Lole vs. un resto cobista-binnerista... voto a Lole con los ojos cerrados.

El gobierno de Alfonsín (al que debo volver una y otra vez, porque es mi obsesión) fue el gobierno superficialmente mas parecido a este. Y tuvo en 1987 su ocaso. Bien. Pero en algún momento Alfonsín se enamoró de lo peor de su gobierno. No sé si exactamente se enamoró, pero sí tuvo un apego a explicar lo malo (sobre todo en cuanto al retroceso frente a los militares). Era un gobierno hijo de la retórica republicana, cuyo exceso natural es salirse del tiempo: instalarse sobre eternidades. Los grandes acuerdos, las grandes decisiones. (Tuve el honor de entrevistar a Strassera, cuyo enojo con los Kirchner es visceral, al límite de justificar tanto la decisión de las “dos leyes de impunidad dictadas a punta de pistola”, pero tanto tanto, que no le permite ver como positiva la “corrección” de esa posible y deshonrosa distorsión: ¿cómo puede ser una ley votada por presión militar? Bueno, lo fue. ¿Y está mal enmendar eso? Y... no, ¿no?). Permanecieron en el imaginario radical por mucho tiempo las leyes de Punto Final y Obediencia Debida como un gesto eterno de salvación, que no admitía excavaciones que las arranquen de cuajo para ponerlas en perspectiva histórica. ¿Qué pasó?

Mi interpretación general es que todo parece muy pragmático menos el alma humana expuesta a los vientos de la historia. Alfonsín creyó, e hizo creer a todos, que él ERA la democracia. Por eso Alfonsín es el presidente de las negociaciones. Negoció con los militares, fue solito junto a Bugge a negociar a Campo de Mayo, y él pactó en Olivos la reelección de Menem, para evitar “todo lo que Menem era capaz de hacer para obtenerla si se le negaba el camino institucional”. Era el hombre desgarrado que negociaba con los demonios. Menem también creyó en algo mesiánico: creyó que él era el consenso de Washington, las relaciones carnales, el liberalismo, y enterró ahí su historia de político pragmático que perseguía vaivenes ajenos. Se cortó las patillas... y no cambió nunca más.

Entonces: el momento mas ideológico de Menem fue su gobierno de 10 años, el de Alfonsín fueron sus seis, el de Kirchner son estos. De manera que la política argentina tiene un capital: los políticos “una vez que llegan” se pasan al bando de los convencidos, construyendo así sus fuertes consensos. Y así como Menem es un fantasma flotante que balbucea el crimen de la venta de YPF, así como Alfonsín era incapaz de asumir el rigor que caía sobre él a partir de esas leyes (rigor que, personalmente, no compartimos), Kirchner vagará por los intestinos de la historia repitiendo que la 125 era la salvación nacional. Macri, Reutemann, Lilita, Scioli y Binner calientan los motores de un tractor que los llevará a Olivos. Y Kirchner lo hará ensombrecido por lo que todos hoy repiten alegremente: no construyó, no gestionó, no estuvo a la altura de sí mismo. No supo, no pudo, no quiso.

Pienso que siempre es al revés. Pienso que el problema es que los presidentes argentinos fueron demasiado lejos, y sus errores fatales parten de las correcciones políticas e institucionales que intentan volver al cauce normal las cosas. Los escépticos ahora son hijos del escepticismo oficial. Kirchner = un gran gobierno voluntarista. Y... Kirchner = Kirchner 2011.

jueves, febrero 05, 2009

El blues de Cris

Es curioso. Nuevamente sucede algo que tiene una profecía macabra: el dato político es la forma. Las formas. Ahora, lo que se muestra como novedad, o como valor recuperado, es que los políticos dialogan. ¿Qué diferencia a un político opositor de uno oficialista? La cantidad de veces que repite la palabra diálogo. Claro, Scioli habla de diálogo, pero lo enfoca a “los sectores” productivos de su provincia. No, ahora los políticos opositores dicen que dialogan, cuentan que se reúnen, hasta cuentan de qué hablan… y yo les creo. Aunque claro, en ese contexto tan asambleario, tan deliberativo y respetuoso, la que empieza a hacer ruido es Lilita. Yo siento que es la mosca en la sopa opositora, ¿dónde mierda meten a Lilita? Ayer a Macri le saltó un poco, ¿quién es ella, quién la votó para que divida el mundo entre buenos y malos? Claro que le habla a su vicejefa, mortificada como nadie por esa presencia telúrica, por la sombra de la cruz, la pobre Michetti, quiere hacerle creer a Lilita que Mauricio cambió, que es sano y transparente, que defiende la ética con la fe de los conversos. ¡Aguante Macri cuando dijo que él le debe rendir cuentas a los 3 millones de porteños que viven y a los 3 millones de bonaerenses que laburan en esta ciudad antigua!

El resultado de la 125 es un escenario peor que el anterior. Hay mas desierto. Tuvimos un comienzo del 2008 que arrastraba el clima de una campaña electoral y una asunción dominada por cierta indiferencia. El cambio de mandos fue vivido lentamente como la cesión de la cartera social que suelen hacer los políticos: Duhalde le daba el ministerio social a la Chiche, Kirchner le entregaba la investidura presidencial a Cristina para que ella haga lo que le gusta hacer, mientras él se dedica de lleno al ejercicio real del poder… ¡error de factura inmedible! Ni siquiera es posible saber qué tanto es así. Quizás en este detalle se encuentre una parte de lo que pone tan gris la tarde política: se descuidó demasiado lo que Kirchner en cuatro años talló con paciencia oriental y resultados occidentales… ¡que la persona mas poderosa de un país sea su presidente! Eso parece en suspenso. Y no hay ánimo de abonar a la "teoría del doble comando", porque siempre fue así de doble. Siempre se construyó la política kirchnerista desde la mesa de luz. Pero indudablemente que si a mas de tres años de las próximas elecciones presidenciales se habla tanto de quiénes de uno y otro lado del peronismo podrían ocupar el sillón, ¡y a nadie se le ocurra pensar en la reelección de Cristina!, estamos frente a un problema serio. Sin embargo, si yo fuese alguien dotado de un conocimiento comunicacional, por decirlo de una manera, y alguien me interrumpe la perplejidad cotidiana de mirar crecer a la enamorada del muro, intentaría reposicionar a quien pone la firma de los decretos. El aura que cubre a quien formalmente ejerce el poder es gris. Gris la tarde, gris el mes, gris el pronóstico.

Si la palabra diálogo es la palabra del momento, si la escena política hasta se ha vaciado del yuyal del año pasado, si sólo vamos a hablar de formas, de “grandes acuerdos”, de “miradas a largo plazo”, etc.: yo digo que rajemos.

Insisto: ¿quién está a la altura política de Kirchner?

Nadie. ¿Ni él?

La fosa común de las cosas comunes...

El Viejo mundo es el mundo de los sueños,
no de las esperanzas, no de las fantasías,
el mundo de películas
que se proyectan cuando se duerme.

Los inmigrantes,
los escapados de la vergüenza,
el aburrimiento o el hambre,
después de suponerse lo mismo se dividen
y combaten.

Es en los sueños donde cae regular el odio,
donde suena la chapa del lavaplatos
que funciona, al mismo tiempo,
como el tinglado de la conciencia.

Yo en mis proyecciones
encuentro a los padres de mis amigos
sonriendo como mi padre enfrente del fuego
que desgrasa la carne matada en el verano.

Ellos creen en mí,
yo creo en ellos,
yo miro sus panzas sin agua,
ellos miran un mapa sin alteraciones en el carbón encendido,
una soga que tira, una cruz que marca
la fosa común de las cosas comunes.

(Martín Armada, Dublin, 2009)

miércoles, febrero 04, 2009

Hay que reconstruir el peronismo de Palermo...

O el kirchnerismo de Palermo, que no es lo mismo pero es igual. Todo bien con las intendencias mazorqueras, con el kirchnerismo gusano de C5N y Scioli, con Moyano, con los restos de guerrilla urbana y piquetera de Pérsicos, con los pañuelos... Pero hay que volver a las fuentes frepasistas, cuyo sonido mas republicano se compaginaba tan bien con la épica popular. Que vuelva Alberto, y con él, la energía chachista, fuente de inspiración de este proyecto si las hay. El condimento frepasista era la esencia, y no se necesita tanto para tenerlo. ¿Recuerdan el espíritu de cuando se cerró la carpa blanca? Ya sé que es difícil, que la democracia es gris y sólo hay que excitar al principio. ¿Pero cuál es el principio? ¿Quién dice cuál es el principio? El final es en donde partir, aulló la Renga en tono bíblico, y yo le creí.  


lunes, febrero 02, 2009

Cobos es el plan B de todos.

M. A.


Mirando que detrás del palo mayor
una ballena o una isla rompe el agua y suponiendo
que la estructura del mundo es de Madera,
de Madera los bosques,
los barcos y los pisos de Madera.

Un marino,
eso era mi padre.

En la casa que fue casa de servicio, sótano,
y ahora pura renta,
la Madera nos cubre del viento.

Cruel y fea la mujer con la que vivo,
mancha con yerba la pared de la cocina
y su novio, un cochinito español,
no lava los platos porque todavía cree
en los derechos de conquista.

La dueña, vieja celta,
cree sólo en el derecho de la liquidez,
anda su piso de algarrobo,
se oye clarito como va de la cocina
a la habitación para mirar por la ventana
el país que le pertenece,
como se afirman sus pies acostumbrados al frío
cuando se acomoda el corpiño donde lleva doblado
el detalle de mi deuda.

Mi padre, marino,
era un cuáquero ingenuo.


(Martín Armada, Dublin, 2009)