miércoles, septiembre 30, 2009

Tarde diáfana en el Club Deportivo Español donde Macri eligió entrenar a santafesinos, cordobeses, bonaerenses y federicos dados de baja especialmente por decisión propia para integrar la promesa que el progresismo se negó a sí mismo cuando se negó a sí mismo su lugar en la historia: construir una nueva policía. Sacarse el pellejo de la Federal de encima y construir Estado. ¿Qué es lo que debió ser el progresismo? La reconstrucción del Estado. Y ello significa: agenda-de-derecha. Significantes de derecha. ¡Se los dijo el autor del Leviatán Azul! El único intelectual de la seguridad que vale la pena oír y leer. ¿Cuál era la tarea del progresismo argentino si no iba a ser la distribución de la riqueza? La calidad institucional. Crear una policía, ayer pensaba, en medio de esa escena de macrismo explícito, crear una policía, en medio de los profes de educación física civiles, pero que de civiles tienen el uniforme, con cara de “por fin encontré mi lugar en el mundo” y no tengo que entrenar pendejos de mierda, en medio de todo eso pensaba: crear una policía es un gran momento, es un racimo de oportunidades jugosas como hacer una ley, pero de una manera efectiva… Ser progresista debería ser saber exactamente cómo hacer una policía nueva. Ser de derecha en esta ciudad es sentirse mas cómodo en el Estado, sentirlo propio. La policía que iba a consagrar la definitiva autonomía… había que crearla, y bien. Macri la vio. Macri los cagó. Macri nos cagó. El primer consenso de reconstrucción del Estado era ese, horrible: el del Estado policial. Y la ciudad tenía un hueco, único, ¿y si se hacía una buena policía?, ¿cuánto daba un Arslanian por empezar de cero? Macri la vio con ese ojo de contrabandista. Había que empezar por ahí. De arriba hacia abajo.

Derecha y humana,
por supuesto,
sin picana.

CuchameIbarralaputaqueteparió...

martes, septiembre 29, 2009

Me voy a Fernández y Compostela a ver cómo entrena la nueva policía (¿alguien me acompaña?). La Metro. Pensaba: ¿no hubiera sido una buena consigna progresista pedir "una nueva policía"? Y a la vez, ¿cómo será la primera muerte de esa policía? (Muerte propia y ajena.) Una nueva policía es una gran cosa, son un montón de posibilidades desperdiciadas años atrás, y que ahora quedan en manos del macrismo. ¿O me equivoco? La violencia vuelve a escena. Lean atentamente algunas cosas de este debate, al camarada Diego especialmente. Vuelvo y cuento la experiencia.

lunes, septiembre 28, 2009

Nunca se rajó.

Dame tiempo para darte todo lo que tengo...

La agenda transversal construye transversalidad de hecho, que es la única posible. ¿Es mejor el kirchnerismo derrotado que el kirchnerismo victorioso? Las lecturas de sus dos grandes victorias (2005 y 2007) lo confirman: la victoria te hace cuidar el resultado, la derrota tirar la casa por la ventana. El reciente post del Escriba ahonda en para dónde seguir. Bueno, podríamos concluir a esta altura del ciclo: el sistema de partidos real, o sea, lo que queda de eso, no se va a alterar tanto, y lo que aún se puede llamar transversalidad es una correlación mutante de fuerzas parlamentarias, provisorias, relativas a cada proyecto y ley, y que depende de la iniciativa oficial, al menos hasta diciembre. Porque el espacio de centro-izquierda tendrá una oportunidad a partir del 10/12: no sólo “corregir” los proyectos oficiales, sino poder hacerle pisar al peronismo los proyectos propios. ¿No será que a partir del 10 de diciembre se dará comienzo a la forma mas articulada y orgánica de una cosa transversal? La existencia de dos partidos reales es lo que ordena, mas allá de la existencia ideal de las dos fuerzas de centro-izquierda y centro-derecha con la que soñaron esos dos monstruos de la política argentina. Hay un problema: nadie quiere ser mucho ninguna de las dos cosas. Y hasta el radicalismo aún pretende cobijar esas ambigüedades vitales. El radicalismo es una prueba contundente de esta perdurabilidad, porque es el partido que mas tuvo que resistir que le crecieran alrededor tantos microemprendimientos partidarios que venían a reemplazarlo… (El Partido Socialista es una amante perfecta, un poco ruin, un poco guacha, pero notablemente anclada en presupuestos ideológicos como ningún otro partido. Es un partido… ¡previsible!) ¿López Murphy y Carrió podrían explicar ahora por qué se fueron de la UCR? Claro que podrían, pero sería un argumento tan lleno de matices… y no podrían incluir un argumento sobre la posibilidad de que haya existido en estos años una “depuración radical”. Kirchner no cree ni creyó nunca en la iconografía pejotista, ni en su derivación ortodoxa: ¡métanse la marchita en el orto! Kirchner viene siempre de afuera, sigue viniendo de afuera, de una Patagonia que no hace sentir federal a nadie, al menos en esa versión regionalista que cundió en la guerra de la 125, y se le notó siempre la incomodidad frente al Partido, y vaya uno a explicarla (yo tengo una versión que es reivindicativa, incluso, de una gran parte de la cultura política de los años ’70). Sólo lo que ocurra después del 10 de diciembre en el parlamento podrá adelantar alguna forma mas o menos clara del modo en que se llega al 2011, y si es posible llegar sin esa dispersión de candidaturas peronistas (tarea imposible). Macri no se sabe si quiere ser un candidato peronista, pero sí o sí quiere ser el próximo presidente peronista. Dulce espera.

domingo, septiembre 27, 2009

El único plan es el desalojo

Además de no prorrogar la emergencia habitacional, el gobierno de Macri desguazó al Instituto de la Vivienda. Resultado: desalojos masivos y falta de respuestas sociales.

"No vamos a construir viviendas."

La nota completa acá.

Es el espíritu...


de madre.

(próximamente...)

sábado, septiembre 26, 2009

Kraft Crash

por Pablo E. Chacón

El jefe de Gabinete de ministros Aníbal Fernández habla con Daniel Scioli cuando se entera que la toma de la fábrica Kraft está llegando al borde de la explosión. A esa altura, sabe que hay una orden judicial que autoriza a la policía intervenir y desalojar a los trabajadores que mantienen una medida de fuerza desde hace cuarenta días, a raíz de la disposición de la empresa de echar a ciento sesenta operarios, muchos delegados gremiales. A esa altura, también sabe que correveidiles de Kraft se apersonaron en la sede del ministerio de Trabajo para decir que la empresa está dispuesta a retomar el diálogo pero de ninguna manera a reincorporar a los despedidos. Y amenazan con retirarse del país si se vieran forzados a esa reincorporación. Fernández sabe que los correveidiles de Kraft cumplen con una formalidad, y que bajo esa amenaza late una demanda: policía para desalojar la sede. Sabe también que no es el ministerio de Trabajo el que tiene poder para decidir algo así. Entretanto, las calles de la Ciudad Autónoma son un caos, cortadas por marchas y contramarchas a favor de los trabajadores, en contra de la empresa, etcétera. Y que el jefe de Gobierno, Macri, y su ladero, Rodríguez Larreta, están recibiendo los insultos de automovilistas y transeúntes, aunque el foco del conflicto está fuera del perímetro comunal. Fernández sabe (y lo dice) que tanto Macri como Rodríguez Larreta, si pudieran, mandarían a Kraft una jauría de perros asesinos para desalojar la empresa que fabrica los copos Kellogs. Fernández y Scioli acuerdan el traslado de la policía bonaerense que a las cinco y media de la tarde empieza a reprimir a los trabajadores para sacarlos de la sede central. La noticia cae como una bomba: las imágenes de los palazos, los gases lacrimógenos, los piedrazos, los detenidos, los heridos de gravedad, empiezan a circular por la tele y por internet. La policía dice que respondieron con violencia porque fueron agredidos después de presentar, como si fuera un placet, la orden judicial de desalojo. Los canales de noticias opositores al gobierno y al tratamiento de una nueva ley de medios que quitaría parte importante de sus privilegios económicos e ideológicos, son los más cebados con la sangre y casi podría decirse que ruegan haya un muerto, o dos. Pedir modales a la policía es ridículo, siempre es ridículo. Pedir que los operarios no defiendan sus puestos de trabajo es una injusticia, aunque sea inconstitucional tomar una fábrica. Inconstitucional también es mandar correveidiles a la sede de un ministerio nacional, con el guiño de un gobierno comunal, a chantajear a un gobierno constitucional. Preguntas: ¿por qué echaron los gerentes y burócratas de Kraft a los empleados? ¿Sabían esos gerentes y burócratas que muchos de esos empleados eran delegados gremiales? ¿Era necesario llegar a un punto de no retorno? ¿Qué pasa con el gobierno nacional que tiene dificultades para negociar un conflicto de esta naturaleza con trabajadores, algunos formados en la izquierda dura pero casi todos aliados tácticos? ¿Pueden pasar cuarenta días sin que esta cuestión aparezca en la tapa de los diarios excepto cuando hay violencia? ¿Puede un proyecto de ley tomar todo el espacio radiográfico y audiovisual en detrimento de un problema gremial que incluye el trabajo y la pérdida de trabajo e ingresos para cantidad de familias a la cual la ley de medios poco cambiará sus vidas? ¿Pueden los conglomerados mediáticos elegir qué cosa sí y qué cosa no va en tapa si la competencia se hace competencia en serio? ¿Sabemos por qué los gerentes de Kraft echaron a ciento sesenta operarios, algunos delegados gremiales? ¿Sabemos?

viernes, septiembre 25, 2009

Representación

Algunos imaginan sus mañanas en el pozo de un café negrísimo, saliendo de la plantación mientras el buey recita "La paloma de vuelo popular". ¿Se empaca el buey? ¿Se raya el disco del buey y gira levantando polvo? ¿Se viene un comunitarismo helado? ¿Televisión soviética? ¿Un cura en patas que te grita "Levántate, Pancho Nicaragua, que es la hora de la televisión", mientras cruza el patio con un balde lleno de agua helada con el que despierta la tierra? ¿Sonará un gallo en la tele, a las 6? Algunos repiten en sus pesadillas: Vamos a la televisión, en marcha, con el machete al hombro, con los borceguíes llenos de tierra húmeda, lombrices escanciadas en el filo del machete, cantan, vamos, vamos a la nueva televisión pública, pintando el arco iris de Atecé en el jeep...

Y mientras tanto, lejos de acá, lejos de todos nosotros, alguien escribe el mejor post de los últimos años.

Representativo es Clarín, que te habla del corte de calle que te cagó el día. Ahí está la batalla real, más allá de la caricatura, entre el Gobierno (no este gobierno, sino el gobierno como posibilidad, como posibilidad de la autoridad, de que alguien obedezca por esa mezcla deliciosa de temor y convencimiento que es la dominación, por ese poder que -disculpen que grondonee un poco- decía aristóteles que era ejercido en el bien de todos y no en el bien de quien manda o de quien obedece) y Clarín. Es la batalla entre la representación como autobiografía, la representación especular, la representación que te dice cómo sos y la representación que en realidad es conducción, que es suplemento, que va más allá. Por eso Clarín habla de la pobreza y el Gobierno habla de los medios. Clarín representa a la sociedad mucho mejor que el Gobierno. Lo que no puede es cambiarla, porque está preso de esa representación. Es un tipo que te saca una foto. Clarín es un periodista de guerra, alguien que te saca una foto pero no te puede sacar la bala. El Gobierno lo único que necesita es meter el motor en el chasis. Poder hacer evidente que la pobreza con la que Clarín se regodea es una sombra de relaciones de fuerzas que quedaron fuera de cuadro. Relaciones de fuerza que están también en un Congreso que ahora funciona, funciona, funciona. Porque ha sido forzado a dejar de representar.

jueves, septiembre 24, 2009

La frase que sube Daniel es una gran frase, es una frase que dice cosas ciertas. Sí. Y condensa todo el sentido sobre el que barrena hoy el conflicto político. Pero es una frase, a la vez, problemática en su "espíritu", porque lo otro, eso otro que la tolerancia "reprime" del lenguaje (y mucho mas allá también), aparece deshistorizado, ¿habla de combate armado? Es decir: no sabe qué oponerle y mira atrás, busca entre los cuerpos fríos que permanecen en el campo de batalla los símbolos de las viejas guerras. ¿No sería necesario, no sería mucho mas revelador, no habría mas agua en la palabra tolerancia, con toda esa inspiración liberal (que sea capaz de extremarse en muchos casos)? Contra la ausencia absoluta del sujeto de esas palabras... Digo: esa "operación ideológica básica" también es el resultado de una guerra, de un proceso, de un orden democrático que no pudo -¡obvio!- torcerle el destino final y desgraciado al mundo y al país, pero que nos revela las condiciones en las que actualmente se hace política. Hay que estar en la época con todo (¿alguien se imagina a un militante juvenil demócrata-progresista con algún mínimo de posibilidades de garcharse a alguien en 1973?). Por supuesto que nosotros podemos advertir los dispositivos, como ahora lo hacemos con el positivista Nelson Castro y su pensamiento reaccionario, con el grupo Clarín, etc. Pero cuando alguien habla de combate armado, también lo hace a la luz de una situación histórica: no puede haber un combate que no se puede ganar. Que no se puede librar. Que carece de sujetos ajustados a algo mas que las provocaciones publicables en diarios liberales. Hay que embutir en la palabra tolerancia todo lo que esa palabra desecha sin romperle su aura liberal, para que se use en su uso la fuerza del otro. Si a la tolerancia le oponemos el museo social de la lengua...

La idiotez argentina (1era parte)

Por Pablo Chacón

La redacción de la versión argentino-latinoamericana de la revista Newsweek está compuesta, en su mayoría, por ex integrantes de la revista Noticias. Su editor es Alex Milberg, ese muchacho que toda abuela argentina quisiera ver casado con su nieta: saco blanco, sonrisa estudiada, actitud decontracté, un winner, algo grasa pero nuestro, argentino, como el bife de chorizo. Entre los columnistas locales (la mayoría de los artículos están escritos y traducidos en los Estados Unidos), se destaca el opinólogo Rosendo Fraga, hijo, nieto, bisnieto y tataranieto de militares. El resto es variable, según la semana y la nota de tapa, la última dedicada a la vida después del cáncer. La ilustración de la portada muestra a una joven con los brazos abiertos recibiendo la impoluta luz del sol, se supone después de escapar de las tinieblas, las quimioterapias, las mastectomías, la peladilla y la pesadilla. La nota central -escrita por un tal Matías Loewy- es un compendio de lugares comunes y de mala fe disfrazada de voluntarismo en un número plagado de noticias horripilantes o fraguadas: la opinión de la infectóloga Dora Loria (“estamos bien”, dice sobre el cáncer, con una liviandad que recuerda a Gabriela Michetti); el hijo de Alberto Olmedo recuerda el día que se enteró de la muerte de su padre; una discusión sobre la moralidad o inmoralidad de las bombas nucleares (su uso, se supone); cómo la pastera finlandesa Botnia está regando de prosperidad la zona de Gualeguaychú-Fray Bentos; una columna de opinión de un tal Roa, epidemiólogo argentino recibido y residente en Harvard, informadísimo sobre el estado de las farmacias porteñas; un artículo sobre las obras sociales complicadas por el affaire de los medicamentos truchos: todo muy saludable, idiota, de idiota argentino. En la misma semana que trasciende que Elisa Carrió no sale a la calle no por estar enojada con la ley de medios K o con los socialistas de Hermes Binner que apoyaron con sus votos la media sanción en Diputados sino porque al parecer su estado de salud es pésimo. Y en la misma semana que Diego Maradona festeja haber perdido tres kilos en un spa romano. Pasemos a la composición de Loewy. La sonrisa, con todos los dientes de un tenista recuperado de la papa, el señor Lucas Arnold Ker, 32 años y “trayectoria respetable” cuando antes de participar de un torneo, un examen de rutina detectó un tumor en un testículo. El muchacho perdió la pieza, volvió a jugar, volvió el cáncer y empezó el tratamiento oncológico duro. Se recuperó y hoy “Arnold es una de las caras de la campaña del Consejo Publicitario Argentino y la Fundación Sales Mirá el cáncer del lado de la vida (www.ladodelavida.org)”, junto a una recuperada nadadora, Sandra Goldín, atacada por la papa en la mama. Arnold cuenta que “estaba muy mal. Tenía una depresión terrible. Me sentía al borde de la muerte”. Es lógico: no se sentía, estaba al borde de la muerte. Pero hoy es feliz, disfruta de la vida y de las pequeñas cosas de la vida, con un huevo menos, como Hitler (y como un boludo que conoce este cronista, que si no fuera por esa desgracia, se los patearía). Y que jamás ganaría, con uno o con dos huevos, con cáncer o sin cáncer, siete veces el tour de Francia en bicicleta. Se lo ve, andando por la bicisenda de la plaza Francia. Hubiera preferido, antes que sobrevivir a la enfermedad, ser un héroe de guerra: pero sólo es un radical de posguerra (de Malvinas). Pero el artículo, es para recalcar, no sólo es idiota sino una canallada: es mentira que pretenda promover esperanzas, nadie con cáncer -sea cual fuere su etiología- encaja el golpe como si fuera un sopapo de una morocha a quien se piropea con una guarangada. Y por muchos remedios y por mucha publicidad encubierta que esconda esta basura (no olvidar que los laboratorios farmacéuticos son enormes contribuyentes a las campañas demócratas en USA, y que Newsweek cultiva esa orientación política), hay miles de enfermos que no se recuperan, que no tienen obra social, que no todo es voluntad y decir sí puedo, sí puedo frente al espejo todas las mañanas, que las depresiones existen, que la muerte ocurre, que son más los que mueren que los que se recuperan y que son muchos más los que leen Crónica que este folleto cuyos diseñadores lograron transformar en propaganda ideológica y sanitaria.

martes, septiembre 22, 2009

Ponele


Ponele que chocás contra un árbol en la ruta neblinosa tratando de esquivar un ciervo. Ponele que te levanta y te arrastra por el bosque con su fuerza energúmena. Ponele que sos un redactor de Clarín que te fuiste a investigar las tierras fiscales de El Calafate, y que eso será parte de tu próximo libro. Ponele que te cura en su pequeña casa de madera que da al lago, te despierta a la mañana y te abre una hermosa caja labrada con motivos mapuches donde te ofrece hasta té de Jazmín. Y todo se empieza a ensombrecer cuando no es necesario que le aclares quién sos, dónde trabajás, qué hacías en esa ruta... ¡Cómo cierra! Quién quisiera ser idolotrado por una mujer así...

domingo, septiembre 20, 2009

No todo el mundo puede leer el proyecto de Ley de Servicios... (LSCA) pero es indispensable algún mínimo de difusión de sus líneas generales, para desactivar malentendidos. El proyecto ya fue modificado en diputados, o sea que lo que podemos leer y bajar es un poco desactualizado. Pero el núcleo duro del proyecto sigue. Hay algunas zonceras en torno a la ley que rápidamente recubren toda su visión y que tienden a lo obvio: a que todo el mundo repita que se trata de la ley de control de medios K. Habría derecho a que se difundan respuestas sencillas a las brutalidades comunes que van migrando hacia el sentido común, porque lo que todo el mundo tiene derecho a preguntarse es el modo en que la ley, y todo lo que se debate hoy, repercute en su vida. La LSCA no le va a cambiar mucho la vida a nadie, no de una manera notable, ni va a desarticular los núcleos de "horrible" sentido que en el sentido común los medios parecen producir, según creemos. Quiero decir: toda la fuerza política, social y oficial que empuja esta nueva ley enfrenta una cultura, el status quo no simplemente del monopolio privado de un "bien público", sino del estado de una sociedad. Es una ley, también, que expresa un malestar de minorías sobre mayorías. Sí. Pero los mismos programas, el mismo minuto a minuto, los mismos parámetros tecnológicos, los mismos culos, chistes, etc., se demandarán tras caer el Muro de Clarín... No nacerá una nueva sociedad que arrojará su desdicha para inundar el canal Encuentro, y que ingresará cantando a la milicia para buscar en medio del monte a nuestros hermanos los indios. No. El impacto será invisible, como todo lo esencial, y sobre un grupo económico que se fue instalando y que su posición dominante se desarticulará en un nuevo capítulo de pequeñas negociaciones, fugas y traiciones de las que decantará una televisión a la altura del capitalismo y el mercado argentino. Es decir, una ley que dejará las cosas mas o menos como están. No habrá misas soviéticas, filmes de la República Perdida, etc. Si la desarticulación del tejido social supuso una sociedad mas atomizada y fragmentada, como reza todo nuestro cancionero de protesta, eso quiere decir que esta será una ley cuyo espíritu rebota en los núcleos duros de la comunidad organizada, pero que no alterará la paciencia de nadie. Una ley pensada por un activo, con una usina intelectual, académica, y con todo el peso y la demanda con que desde allí se piensa lo social. Una ley para un activo social. Una ley que no tiene un razonamiento capitalista central, sino que hunde sus raíces para regular modos de producción. Y que reconstruye el hecho maldito de la democracia: el orden, la autoridad estatal.

El proyecto de LSCA establece que los dueños de cables no pueden tener señales nacionales como TN, porque sus competidores podrían tener problemas para entrar en la grilla de programación. De esta forma, TN debería ser vendida a una empresa que genere señales y no sea dueña de cables.
Hay una figura del socialismo que ha resistido, que está en la entidad de un Alfredo Palacios frente a la cooptación y la diáspora, a quien hay que acompañar en todos los pasos: Rubén Giustiniani. El es quien va a salvar al socialismo.

viernes, septiembre 18, 2009

Por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual

Los abajo firmantes apoyamos la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual porque entendemos que la actual concentración de medios de comunicación en manos de monopolios privados cercena el derecho a la información de nuestra sociedad, avasallando una de las conquistas más importantes y colectivas de la democracia, como es la libertad de expresión, en nombre de la defensa de sus intereses particulares. También entendemos que los binarismos no sirven para llevar adelante un debate productivo sobre esta ley fundamental, porque es una ley que trascenderá a los mismos actores en disputa. Ni el Gobierno ni la oposición ni las empresas monopólicas tienen las mismas responsabilidades, frente a una creciente demanda social de reforma del sistema de medios audiovisuales.


Porque más allá del contexto en que el debate se produce -originado en parte por los intereses que afecta el proyecto de ley- es inaceptable que la comunicación audiovisual siga regulada por una ley que, impuesta bajo la dictadura, cuenta hoy entre sus defensores a entidades como ARPA y ATA, que en ese momento eran parte de la autoridad de aplicación, y que hoy se envanecen en nombre de “la libertad”.

Porque es necesario incorporar la mayor cantidad de gente posible, a través de organizaciones intermedias, a la gestión de los medios y de sus contenidos, y que el Estado garantice una mayor pluralidad, a través de los canales institucionales amparados en la Constitución Nacional y no por intermedio de los intereses económicos de los particulares que, en nombre de la libertad de expresión, aprovechan su desregulada participación en el mercado para manipular la información a los fines de preservar su poder económico y político.

En ese sentido, entendemos al proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual como una oportunidad histórica de fortalecer la democracia, tanto en lo que respecta a sus instituciones como a las posibilidades de participación.
Desmonopolizar mejora la calidad de vida democrática porque impide que un solo actor determine la agenda de la conversación pública liberando también a los trabajadores de esos medios monopólicos de las garras de un solo patrón. A su vez no hay democracia posible si los poderes que de ella surgen no garantizan una pluralidad de voces real, que dé cuenta de la polifonía de una sociedad que requiere de la participación de todos sus actores. Libertad de expresión entendida como participación pública de toda la sociedad, de un Estado que la garantiza, y no como construcción comunicacional de los negocios y acuerdos que se hacen puertas adentro. Una ley que garantiza mayor transparencia en la producción y circulación de contenidos, que la ley que nos legó la dictadura y aún hoy sufrimos.

Esta Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual será una Ley de la Democracia, fruto de dos décadas de debates, celebrados en foros, universidades nacionales y entidades de bien público que entienden al derecho a la información libre, plural e independiente como un paso más en la mejora de la calidad institucional y política de una sociedad. A 26 años del fin de la dictadura cívico-militar, se impone la necesidad de revalorizar la libertad de expresión en nombre de los intereses colectivos. Una ley que abra la posibilidad de convertir a la información en un bien público y no en un negocio que ha demostrado responder no sólo a la remanida libertad de empresa, sino a la imposición de políticas y agendas propias de un totalitarismo de mercado que se sustenta en la desinformación y la manipulación de un derecho adquirido por la sociedad en su conjunto.


Andrés Alejandro Álvarez - Santiago Álvarez – Florencia Angilleta - Karina Arellano – Germán Arens - Martín Armada – Rodrigo Arreyes - Mario Arteca – Nicolás Arturi - Nora Avaro - Juan Manuel Baltar - Daniel Benavídez – Ángel Berlanga - Lucía Bianco - Eduardo Blaustein – Gastón Boco - Claudia Bono - María Elena Bonora – Graciela Bosch - Leopoldo Brizuela – Gustavo Bruzos - Sonia Budassi - Romina Calderaro – Susana Campos – Viviana Campos - Mariano Canal - Analía Capdevila - Matías Capelli - Alejandro Caravario - Fabián Casas – Agustín Castañeda - Gabriela Castellucci - Natalia Castex - María Esperanza Casullo - Pablo Chacón - Enrique Colombano - María del Carmen Colombo – Gabriel Cortiñas - Kekena Corvalán - Paulina Cossi - Lucía De Gennaro – Cristian De Nápoli - Tatiana Depetris - Juan Desiderio - Cecilia Di Genaro - Facundo Di Genova - Cecilia Di Gioia - Gabriel Di Meglio - Cecilia Díaz - Magdalena Diehl - Santiago Diehl - Mariano Dios - Ricardo Dios - Elsa Drucaroff - Lucía Dussaut - Patricio Erb - Mariana Enriquez – Mirtha Espínola - Wally Farías - Silvana Fernández - Andrés Fidanza - Horacio Fiebelkorn - Daniel Freidemberg - Romina Freschi – Ronny Omar Fuchs – Daniel Gaguine – Sebastián Galdós - Yanina Gallardo - Martín Gambarotta - Griselda García – Leonardo García – Teresa Gatto - Alicia Genovese - Hernán Gerschuny - Nancy Giampaolo – Amalia Gieschen - Ernesto Golomb – Romina Goncebat - Julia González - Eva Grinstein - Mercedes Halfon - Mariano Hamilton - Ezequiel Hara Duck - Daniel G. Hélder - Sebastián Hernaiz – Alejandro Horowicz – Paula Houllé - Belén Iannuzzi - Claudio Iglesias - Juan Diego Incardona – Clarisa Isa - Laura Itchart - Alfredo Jaramillo - Jorge Jaskilioff - Gerardo Jorge – Martín Juárez Ferrer - Pablo Katchadjian - Violeta Kesselman - Marina Kogan - Katza Kumik – Martina Laborde - Martín Legón - Ángela Lerena - Alejandro Lingenti - Joaquín Linne - Pablo Llonto - Gustavo López – Christian Lourido - Ana Mancini – Mariano Mancuso - Marina Mariasch – Ezequiel Martínez - Matías Matarazzo - Fabián Mauri – Natalia Maya - Mariano Melamed - Alejandro Méndez – Andrés Méndez - Osvaldo Méndez - Laura Meradi - Sebastián Mignogna – Lucía Módena - Ignacio Molina – Natalia Molina - Sebastián Morfes – Cecilia Morón – Leila Mucarsel - Clara Muschietti - Carlos Musfeldt - Fernanda Nicolini - Martina Noailles – Vanina Osci - Adrián Paenza – Mariana Palomino - Daniel Pasik - Luciana Peker – Ezequiel Pérez - Fernanda Pérez Bodria - Javiera Pérez Salerno - Paula Peyseré - Federico Piedras - Adela Ponce de León - Martín Prieto - Sol Prieto - Sergio Raimondi – Raúl Hugo Ramírez – Alejandro Ravazzani - María Leticia Ressia - Damián Ríos - Ana Laura Rivara – Gabriela Rivas – Leticia Rivas – Javier Rodríguez - Martín Rodríguez – María Laura Romano - Carlos Romero - Javier Romero – María Eugenia Rossi Gallo - Alejandro Rubio – Carla Sagulo - Diego Sánchez – Mariana Sanguinetti - Esteban Schmidt - Federico Scigliano – Sebastián Scigliano – Alejandro Sehtman - Damián Selci - Mónica Sifrim – Diego Suárez - Leandro Tartaglia - Nicolás Tereschuk - Juan Terranova – Nicolás Testoni – Pablo Testori - Natalia Vaccarezza - Hernán Vanoli – Federico Vázquez - Diego Vecino - Noelia Vera – Alicia Vicchio - Nicolás Villalba - Abelardo Vitale - Franco Vitali - Gabriela Vulcano - Alejandro Wall - Ana Wortman - Marina Yuszczuk - Alejo Zabalza - Pablo Zarfati - Claudio Zeiger – Natalia Zuazo

(siguen las firmas)