lunes, diciembre 29, 2008
Mi perro Nobel
Mi perro Nobel está fiero como un tártaro
Podríamos dejar de lado ciertas inconsistencias en la praxis de la historia de Paul Krugman, último premio Nobel de economía (como haber sido asesor del gobierno de Reagan o del ya desaparecido gigante energético Enron), y asumir que sus últimos años como periodista, con una constante crítica a las políticas del gobierno de Bush Jr., lo muestran como un detractor del neoliberalismo y por consiguiente permitiría imaginar un giro en la premiación de la academia sueca en cuanto a economía (aunque lo mismo se pensó con Stiglitz, en el 2001). Desde que se instauró el Nobel de economía (1969), los galardonados han sido en su mayoría acérrimos defensores y promotores del neoliberalismo, dotando de “herramientas” científicas a la ciencia para poder medir y predecir que es lo mejor para la humanidad, como si la misma respondiera a una saber exacto y determinístico, y no fuera la economía sino una ciencia social más, la cual debe analizarse particularmente a cada región, a cada país, a cada pueblo, con su tiempo correspondiente. Entonces, podríamos decir que la academia sueca ha promovido y provisto de credibilidad al sustento teórico del modelo de exclusión y degradación social que se ha implantado en el mundo, y que hoy, con la crisis de las grandes economías del mundo y su contagio al resto, demuestra su debilidad y no logra ocultar sus males generados durante años.
Lo polémico de los Nobel no es novedoso. O como se explica que Churchill haya ganado el de literatura o Kissinger el de la paz el mismo año que promovió el golpe a Allende, mientras que Gandhi la vio pasar por el costado.
Lo importante sea, tal vez (e insisto con una idea recurrente por estos lares) que tendríamos que dejar de mirar tanto las ideas y criterios perpetrados en el Norte, o como le gustaba decir allá por los ’50 y ’60 a los estructuralistas latinoamericanos, el Centro, para empezar a evaluar los orígenes de nuestras males, y encontrar sus soluciones, acá, en la Periferia. Y para eso, habrá que dedicarle muchas horas-culo-silla a leer y estudiar a nuestros pensadores de toda índole: a los Hernández Arregui, a los Jauretche, a los Furtado, a los Prebisch, a los Bolivar (y siguen las firmas). Esa debiera ser nuestra reserva moral. Para que de una vez por todas, en una navidad meridional, no falte el pan dulce ni la sidra a nadie, y quien nos visite no sea Santa Claus abrigado hasta las manos, sino un Papá Noel en bermuda y ojotas.
sábado, diciembre 27, 2008
Efecto navidad...
Una buena, una buenísima.
miércoles, diciembre 24, 2008
Para Manolo, para R R, para muchos, para Mendieta. Para mucha gente que la pasa mal, los que no se cobraron aún sus ofensas... feliz navidad. Y porque venga un año mas de revulsivo kirchnerismo. Brindo también por un amigo. Uno que no está tan cerca. Y lo voy a hacer regalándole algo de "alguien que odio". Odio a Bukoski, sobre todo -como pasa muchas veces- odio el fanatismo, esa traducción española, ese tono del que habla en canchero -como dice mi amigo HF- sobre "putas" (como si algo pudiese obviar que-se-paga-por) y una cosa: odio a quienes leen algo y sienten que la experiencia de esa lectura es la transferencia de la experiencia que creen que sostiene esa escritura. No solamente leer a Bukowski no te ahorra vivir "experiencias sensibles", sino que a la vez revela la estupidez de creer que un Bukowski escribe con la verdad, con-lo-que-vive. Bueno, pero a pesar de eso, y de este reparo... me gusta un poema de Bukowski. Lo juro. Y viene a colación porque mi amigo, un gran amigo, uno de esos amigos que uno quiere de verdad, y no la verdad con la que supuestamente se hacen poemas, sino con esa verdad que no puede ser representada... bueno, mi amigo se merece lo mejor, y lo mejor, ¿de dónde sale lo mejor?, hablo de mi amigo Martín Armada, que está en Irlanda, pasando frío y calor, y que espero que él entienda que este poema dice algo, y que es un poema que dice algo que yo no sabría cómo decirle. Y que, bueno, a veces una canción de mierda escuchada en un taxi de madrugada es mucho mas linda o profunda que la que ponés en tu casa mientras te bañás, o mientras preparás un estofado tomando un buen vino. Hablo de un poema que le dedico a mi amigo, a mi amigo que está lejos, y por el que voy a levantar la copa, y el poema se llama "Amor y coraje" y dice así:
La que me gustaba era esa en la que Cagney
peleaba en el ring
a pura piña
así podía ganar plata
para que su hermano tuviera
lecciones de música
el hermano quería ser
pianista clásico
le habían dicho que tenía
gran talento.
Pero los dos venían del barrio
pobre, y
Cagney tenía que subir al ring
una y otra vez
para conseguir plata y ayudar a que su
talentoso hermano
se convirtiera en pianista.
Cagney incluso pierde a su chica
y la película termina con el hermano
que lo logra
(En el Carnagie Hall, si mal no recuerdo)
y Cagney
hecho pelota y ciego
en su puestito de diarios
escuchando por radio
el concierto de su hermano
y, por supuesto, la chica está en el concierto
adorándolo, los ojos muy abiertos
mientras Cagney pone sus manos sobre
un calentadorcito
solo en medio del frío
escucha la radio
mientras su hermano toca el piano
Cagney
no sabe nada de música
y
oyendo el aplauso final
cree que
todos los golpes que le dieron
valieron la pena.
lunes, diciembre 22, 2008
Defensa y Ataque de Carrió
¿Cómo se hace oposición? Diferenciándose lo mas posible del oficialismo.
Es decir, es una ley invisible y tonta que tiende a generar posiciones forzadas, o maniqueístas, en el sentido de que muchas de las cosas que se ofrecen deben contrastar enérgicamente con “lo oficial”, y entonces en esa tarea lo primero que se logra es limar los matices. Hay una cosa, se le opone otra. Es necesario ese equilibrio, dicen.
Pero para eso el kirchnerismo es mas inasible que el menemismo.
La democracia tuvo sus tres ismos: alfonsinismo, menemismo y kirchnerismo. Los primeros dos ya espiraron. Y tuvieron la fuerza suficiente como para seguir dándole vida a las identidades que se niegan a morir: radicalismo y peronismo. Así que el kirchnerismo, aún viviente, y para muchos en agonía, es una de las mutaciones del peronismo, y tiene sentido histórico por esa razón.
¿Por qué decía que es mas inasible el kirchnerismo que el menemismo? Porque el menemismo ofrecía un contraste contundente. Era menos contradictorio de lo que parecía, y de lo que aún su revisión refleja. El menemismo era lineal: había alineado la política, la cultura y la economía oficial con márgenes muy sesgados para su propia dinámica. Lo contradictorio florece cuando su relato es conspirativo, pretende hablar de las traiciones de un gobierno que fue popular en todos sus sentidos. No obstante, el fanatismo neoliberal hizo sucumbir los vagos intentos de brindar matiz, muchos de ellos nacidos bajo el ala de un ministro llamado Carlos Vladimiro. El kirchnerismo, en cambio, es un gobierno cuyas contradicciones atenazan esa linealidad productiva para la oposición, y entonces, a quienes aspiran de esa pasión republicana, no les queda otra que buscar un eje de contrastación suficiente, demostrativo, ejemplar, que ponga en blanco sobre negro. No sería lo social ni lo económico. Está en lo político, en la calidad institucional. Mas precisamente: en la ética.
De allí nacerá el cálculo de ese animal racional llamado Carrió, quien no duda frente a las posibles consecuencias jurídicas de llamar “banda de ladrones” a un gobierno constitucional nacido de las urnas, porque promuve una divisoria de aguas total. Las posibles consecuencias sociales de su alarmante diagnóstico: nos gobiernan ladrones, y si la sociedad incorpora ese mensaje, sólo será necesario que a través de un pasaje moral se decida de una vez por todas a elegir a los “no ladrones”. (Pero si se hace historia se comprueba que la necesidad política de poder ha extremado su discurso hasta vaciarlo. A quien supo acompañar a Alfonsín o a De la Rúa hasta el sillón de Rivadavia, la moral no pudo ser siempre el carro delante de los caballos. Y es que en eso estamos: en la encerrona de que la moral es la oposición de la política. Necesitamos salir de esa extorsión, necesitamos que la mismísima Carrió salga de ahí.)
Pero sobre ese “derecho político” a ser oposición, que no es “apoyo crítico”, ni “oposición constructiva”, sino crudamente buscar aquello que permita transferir valores por oposición, y que asegura (y en eso la corrupción es ideal) no aclarar justamente el programa o la perspectiva de medidas concretas acerca de cosas que a la gente real le importan... digo: sobre ese derecho no se puede decir nada. Está en la catequesis democrática. Carrió intenta ser Oposición con las armas que tiene, con lo que cree posible, con el costado mas débil de un gobierno. Lo que genera que toda política fiscalista, recaudatoria, que impulse este gobierno en el contexto de una crisis internacional, se verá bajo el foquillo de un nuevo robo para la corona. Y todo gasto social será un intento por retener o acumular nuevas voluntades sociales.
El problema es la circulación del dinero. Hay una desesperación porque esa circulación excluya al Estado. La moral se preserva en lo privado. Los corruptos privados son sólo extorsionados, y serán perdonados por una banda que ocupa el Estado. Argentina comenzó a sucumbir tras la demostración de las coimas que permitían una ley en cuyo contenido, y con el favor de quienes fueran capaces de votarla gratis, anidaba el huevo de la serpiente. No importa qué ley, importa cómo se votó esa ley. A esa ciénaga de la formalidad la democracia desciende. Eso es lo verdaderamente gris. Lo gris es una zona gris.
Ya no es el Estado represor, criminal, genocida, o el Estado débil, anquilosado, bobo y monstruoso, incapaz de cumplir sus funciones sociales, ni es el Estado que asfixia las relaciones productivas… Esta idea actual, quizás, supone un Estado "de cristal" que, valga la redundancia, sólo cristaliza el contenido de quienes lo “usurpan”, y son ajenos a su verdadera arquitectura. Todo ese universo que vive bajo la sombra estatal es articulado por redes mafiosas. Algo de esto, mucho de esto, fue la arcilla de la Alianza. Habría que ver en esta visión de las cosas, en lo que se podría llamar una izquierda liberal, la debilidad intrínseca de las propias alianzas que se constituyen tras este trazo grueso de índole moral. El debate moral debería ser un debate fundamental, transversal a la política, y su abandono, la cesión de su bandera –a la vez- es quizás uno de los errores mas complejos del kirchnerismo.
Pero es necesario ver que en el campo opositor la elección de ese frente permite reagrupar bajo el fantasma de la asociación “pre-política” a actores políticos potencialmente inarticulables. Y la construcción de “alternativas de poder” implica necesariamente ir formando aquello de lo que después estará hecha la base de sustentabilidad del futuro poder. Detrás de Carrió mas que el robo de funcionarios o licitaciones truchas, por varias razones, uno podría imaginar la proximidad de una crisis de gobernabilidad. Esa es la amenaza violenta y simbólica de Carrió: ese es el huracán con el que convive en sucesivas profecías… Es el huracán de las fuerzas que son capaces de desatarse si ella también fuese capaz de hacer cumplir su voluntad. O sus voluntades.
Carrió es una política sin estado. ¿Por qué? Porque ella cree en la posibilidad de que no exista el secreto. Por eso no les conviene siquiera a las fuerzas que invoca.
¿Y de dónde surge esa carga atmosférica, ese pronóstico con alertas meteorológicos, esa fuerza natural y sobrenatural? De su deseo de que algo encarne naturalmente a esas fuerzas tras las cuales asomará el sol de un mañana límpido, porque para ella también –y por eso reza- debería caer un rayo de un cielo sereno. Esa es la fe bajo la que muchos fueron: debe suceder fuera del tiempo un sacrificio, una violencia. Como adelanto ella ofrece un relámpago de fuerzas impotentes con frases tajantes, con pronósticos vibrantes, quiero decir: es un discurso “procesista” pero no concientemente procesista, es un discurso que da cuenta de la existencia de un poder al que la democracia ha sepultado, cuya fuerza vendría (y siempre venía) a reequilibrar, y de alguna manera vive con agonía el silencio de lo que muchos callan. Carrió quisiera ser la variante democrática de las fuerzas anti-democráticas que quiere excitar, como si su restauración naciese del sofocamiento de sus propias fuerzas, del "mal menor", del "está vez no lo hagan así, no se hundan en la sangre", demos una última oportunidad. Es la reaparición de un relato de la derecha. Eso. Es la voz de lo que hasta ahora no tenía voz, la conciencia débil del vencedor. Carrió representa el drama de la derecha argentina. Alguien lo tenía que hacer. Hay derecho a que eso se haga.
Por eso lo de Carrió tiene valor. Porque se juega y juega con fuerzas oscuras que están en la vida política. ¡Sombras chinescas! Si tuviera que pedir un deseo capaz de cumplirse, sería este: que Carrió retroceda un poco. A riesgo de perder mucho, que retroceda un poco. La democracia y el país, a pesar de todo, le debe cosas.
domingo, diciembre 21, 2008
Hoy
sábado, diciembre 20, 2008
Los Cantores de la Merced
viernes, diciembre 19, 2008
Hay viento. Y hay cenizas en el viento.
Lo que yo entendí del hit del año ("la democracia es gris") es que la democracia excita una sola vez en su vida: cuando se instala. Allí es necesaria una mística. Esta consigna surgió a partir del intento de sosegar a un gobierno que hizo del conflicto del campo su batalla de Argelia. Lo que contrasta la consigna no es la actitud del gobierno nacional. Lo que contrasta la consigna son los 25 años de historia política argentina, desde su instalación para acá, donde la sociedad claramente no sólo fue activa protagonista de consensos (en los 80, en los 90), sino también protagonista de las rupturas. Y, en menor medida, la propia biografía política de Beatriz Sarlo (quien encarna al mas inteligente anti-kirchnerismo, y a la que aún no se le ofreció un rival intelectual a la altura de su inteligencia) también desmiente ese espíritu, cuanto se mostró entusiasmada con la política del Frepaso.
No obstante lo que interpreto que su metáfora traza es un destino casi post-político, cuyo sabor está mas ligado al Pro que a Lilita. A ver: el momento de Carrió es la pre-política, el momento de Sarlo... ¿es la posteridad de la política, el saldo de que los conflictos circulan en alternativas articuladas por una administración especializada? Entre las dos tesis me quedo con la segunda. Aunque... ¿la política después de qué? En ambas situaciones hay una sombra: la disciplina social. ¿Cuáles son las causas de excitación social? Muchas, y cuanta mas democracia, uno puede pensar que muchas mas.
Carrió y Macri tienen coincidencias: manejan partidos que niegan abiertamente lo ideológico. En el caso macrista por razones pragmáticas en las que abrevan muchos (el estilo Scioli, Massa, etc.), en Carrió porque ella tiene una dimensión moral, una conducta, en la que agrupa acuerdos a los que la sociedad llegó, llegaba, llegará... Y en ese agrupamiento ("república, moral, etc.") mete de golpe distribución del ingreso, o ingreso universal, como si fuera un encadenamiento natural de valores. ¿Quiere engañar y meter por la ventana el concepto distributivo (instrumentado mecánicamente a través de alguna universalización, como si fuera un simple dilema técnico)? O como si la razón de ser del reclamo de calidad institucional no se planteara alrededor, justamente, de los "torpes" intentos distributivos del gobierno nacional.
Obsérvense en el final de este viejo post ambas respuestas. Hay una coincidencia: el final es en donde partir.
¿Qué pienso yo? Que el gobierno sigue siendo una alternativa, incluso, sobre todo, acaso no de la mejor manera posible, porque el gobierno le devuelve el conflicto a la sociedad. Ésa es tal vez mi mayor confianza.
El alfonsinismo, como dijo Wainfeld, o esa época, digamos "los ochenta", vivían alterados por la idea de que el sistema político tenía un disyuntor (que "saltaba" ante cierta cantidad de demandas). De manera que el conflicto debía circular por canales que tendieran a su normalización, en fin, todo lo que se sabe sobre esos maravillosos años. El menemismo no puede ser pensado si no es -en parte- bajo los efectos del terror económico, la caída del muro de Berlín, y un mundo con sus olas gigantes de entusiasmo de mercado... Para mi el menemismo, en términos políticos, es un armisticio. Y desde lo social es un consenso definitivo alrededor del mercado. Claro que quedan en limpio como dos cosas: 1) su exceso, esa idea de lo "carnaval" (con fuertes dosis de racismo, ¿no?, "el turco"); 2) la idea de que tuvo una falla técnica ("demasiado tiempo la convertibilidad", onda: se pudiese haber hecho bien). La Alianza vino a corregir el punto 1. A practicar menemismo blanco, dirían ahora. El duhaldismo supo ser un sucio servicio a la patria. Y Duhalde ya tendrá su bronce. Pero este ismo, este kirchnerismo, sigue siendo una apuesta nerviosa, inesperada. Siempre pensé que la mayor debilidad kirchnerista es su no identificación con los ganadores sociales. Menem, de haber gobernado hoy, y aunque hubiese sido "kirchnerismo sin derechos humanos", se hubiese subido al último modelo de un simple tractor, y hubiese saludado junto a un circunstancial De Ángelis el sol agrario que nace... El kirchnerismo, que hace ganar a tantos, se identifica con los ofendidos. No estoy seguro de que esa sea una hábil estrategia popular. Sí, de que es una tendencia irreversible apoyada en una hipótesis de conflicto social mínima: la democracia y el mercado no son lo mismo, la libertad política y la libertad económica no son lo mismo. La única moral kirchnerista es una moral frente al mercado. No es una moral frente a la política, frente a la vida privada de las personas, etc. Es una moral frente a la economía.
Algo así. Es tarde. Estoy cansado. Y sigo leyendo con pasión "¿Qué es esto?", la pregunta inocente de quien quiso reescribir un Facundo, esta vez, esa vez, con el viento en contra.
Aunque igual pluma genial.
miércoles, diciembre 17, 2008
martes, diciembre 16, 2008
lunes, diciembre 15, 2008
¡Hay que mover la copa!
domingo, diciembre 14, 2008
Cuando González habla del 'río profundo', yo quiero estar liviano...
Gran parte del "éxito" del debate de hoy se debe a que de un lado y otro de la línea que separa a quienes apoyan al gobierno de quienes no, se intenta vulnerar la pax Romana de la lengua reponiendo términos históricos en los que estaba determinado el debate del peronismo.
Quiero decir: cuando uno lee (incluso con placer) el libro que ilustra el post, como tantos otros textos de igual densidad y calidad, que recaen en el esteticismo para enjuiciar la experiencia política del primer peronismo, uno ve en ellos, algo que aún hoy de manera dispersa e intensa se hace presente. Al kirchnerismo se lo discute como si no fuera democrático, como si usurpara engañosamente los poderes públicos para revertirlos en una venganza falsa y tramposa de los ofendidos, porque finalmente "los usa" también a ellos. El kirchnerismo viene del fondo rosista de la historia. O, con menos ingenuidad y menos épica, se piensa en el maquiavelismo ilustrado ("menemismo con Derechos Humanos") que el peronismo siempre impone, ya que es la máquina de producir representación en la Argentina.
Digamos: ese deseo de que en la extrañeza del kirchnerismo se haga presente el fantasma del peronismo, como si se obrara en buca de la calidad del pensamiento imantando aquellas viejas escenas y símbolos.
Así actúan todos: los editorialistas, los ensayistas, los políticos. De un lado y del otro, sí. Porque una parte débil de quien debate de este lado (¡este es un pequeño blog oficialista!) es aceptar eso como una realidad dada, cómodamente. Y eso en parte es lo que no permite usar un mecanismo sutil: usar la fuerza del otro, las palabras del otro, los discursos del otro, para afirmarse, para decir que aún el terreno del "no kirchnerismo" está en disputa, no es un campo cedido.
Es que la Argentina es un país de rica experiencia política, en base a muchas cosas, pero inevitablemente a que esa riqueza es una riqueza de la lengua, y hoy, de alguna manera, a pesar del atractivo barroco y de los clarines de guerra, nos estamos volviendo conservadores. Y claro: ahora el Coronel tiene quien le escribe, esta vez tenemos un peronismo con "masa crítica". Carta Abierta es una descripción de ese desclasamiento forzado de un sector intelectual que renuncia públicamente a la "clase media", que cree que los que odian a Cristina son los que odiaron a Evita, que parece decidido a cargar con un complejo de culpa que entraña la historia intelectual argentina que parece nunca haber estado a la altura del peronismo. Voy a decir una burrada: es como si cierta izquierda y una parte densa de la intelectualidad argentina se aprovechara del exorcismo público brindado por la hoguera mediática del kirchnerismo y posara dueña de un fundamentalismo peronista (pejotista a veces también) desproporcionado, a contrapelo, no sea cosa de caer en los viejos errores donde la historia pasó y ellos estuvieron atados, fijados, a una lectura maniqueísta, "europea", de la realidad nacional. Todo esto ya se dijo. Con esto Jauretche se hizo Jauretche. Pero la buena leche no viene envasada... hay que ir a buscarla.
El kirchnerismo tiene que inventar una forma de contarse. Tiene que tener a la maqueta de la república en su centro. Tiene que encubrir aún mas a las posibles tensiones de clase que produce. La "oposición" que Quintín considera, además de estar cargada de la obvia historicidad formal, está atravesada por el equívoco de creer que las cosas se partieron, que no hay contradicciones, que la política argentina tiene dos bandos irreconciliables. No. El kirchnerismo está hecho por muchísimos funcionarios que no roban, diputados que no cobran por votar una ley, senadores que no cobran por votar una ley, etc. Hay muchas cosas, muchas ideas, mucha gente noble y republicana que forma parte de esto. Es necesario volver a decirlo. La transparencia no es progresismo blanco. No. Y la descripción de las formas políticas que un gobierno asume (mas pejotismo ahora, menos antes, transversalidad, etc.) son formas en las que se articula la complejísima tarea de gobernar y de reconstruir el sistema política que, no es que estaba destruido, sino que debía ser reordenado bajo apariencias mas estables y significantes menos vacíos. Aceptar linealmente una versión contrera de la historia, no oponerle inteligencia, hecha leña al fuego del patetismo de los pensadores "cívicos" que creen que el kirchnerismo es una "barbarie ilustrada".
sábado, diciembre 13, 2008
viernes, diciembre 12, 2008
Viernes 3 am
jueves, diciembre 11, 2008
Que las brevas no se pudran...
(Con Sabatella me pasa esto: los grandes relatores de la política no parecen grandes jugadores de la política. Eso. Perdón.)
Aborto no punible
Ginés Gonzalez García - Juan Cabandié
por el proyecto de ley de regulación de aborto no punible.
Viernes 12 de diciembre de 2008, 11:00 horas
Auditorio Juan Domingo Perón, Perú 160
Legislatura de la Ciudad de Bs. As.
Como culminación de un año en el que se trabajó en varias mesas de debate sobre el proyecto de Ley para la regulación del procedimiento para la atención y práctica de abortos no punibles -presentado por los legisladores porteños Juan Cabandié, Diana Maffía, Gabriela Alegre y Pablo Failde- este viernes el Diputado Juan Cabandié organizará una charla donde el ex-ministro de Salud y actual embajador en Chile, Ginés González García, dará sus puntos de vista sobre estos proyectos de ley.