por Pablo Chacón
El editor cuenta que el libro más vendido estos días es “El escarmiento. La ofensiva de Perón contra Cámpora y los montoneros, 1973-1974”, de Juan Bautista Yofre; que el segundo es el primer tomo de “Peronismo. Filosofía política de una persistencia argentina”, de José Pablo Feinmann; pero que la diferencia favorece a Yofre 10 a 1. Dice también que los libros que venden tanto salvan el año, y permiten publicar cosas que de otra manera sería imposible. Yofre es un best seller impensado (sus tres libros anteriores también fueron exitosos), y Feinmann, un peronista que desprecia al último Perón, una suerte de disidente de la historia oficial del peronismo que escribe otra historia del movimiento o del partido o del peronismo pero que frente a la prensa no parece disentir excesivamente con la interpretación del Tata. Y ninguno de los dos con la de Bonasso del presidente que no fue. Es cierto, sin embargo, que Bonasso era un actor político central de ese momento: fue jefe de prensa de Cámpora durante la campaña, estaba en el ajo. Yofre, de origen radical, despliega sus contactos diplomáticos y policiales, y saca a la luz legajos fotocopiados quizá durante su paso por la inteligencia de Menem. Feinmann, no. Feinmann aparece con la revista “Unidos”. Feinmann es un filósofo que quiere pensar la condición humana a través del peronismo. Yofre habla de “un Perón inventado”, del “Perón que no nos gusta”, como dice Mario Eduardo Firmenich citado por el Tata. Yofre escribe que el Perón que le interesa es el que dice “dentro de la ley, todo”, traduciendo al Hobbes del “fuera del Estado, ninguna seguridad”. La inseguridad contemporánea entonces resulta el efecto de la imposibilidad de traducir las pulsiones incivilizadas en una vida en común. Se supone que eso es lo que no entendieron las organizaciones armadas. El Perón de Yofre cree que en Ezeiza lo quieren matar, y ordena que si eso sucede, el poder sea delegado en Balbín, nunca en Isabel, contra el deseo de López Rega. Es un Perón de consensos, acuerdos, conciliaciones. Es un Perón que pide “no sacar los pies del plato” y que “el reducido número de psicópatas sea exterminado uno a uno por el bien de la República”. Es el Perón que deja hacer, y lo que deja hacer es la triple A. Eso dice Yofre, eso dicen sus fuentes y sus documentos, con tonito admonitorio. Feinmann imagina que uno de los obstáculos para incluir a la juventud maravillosa es la existencia del ERP, irresponsables de clase media que ignoran a Gelbard, que no renuncian a pensar la estructura y la superestructura en la patria burguesa. Dice Feinmann que el peronismo no lo decepcionó, pero que “el tercer Perón me parece lo peor, que quede claro (…) Creo que Perón, si vino a aplicar el escarmiento vino a suicidarse, porque vino a hacerles el trabajo sucio a los milicos. Si viniste a eso, te hubieras quedado en España. Y después, el trabajo sucio que empezó a hacer, es lamentable. Estoy totalmente en contra porque hizo un trabajo clandestino, fuera de la ley”. Y Yofre lo corrobora, según el cronista de un matutino, “tras la anulación de la Cámara Federal en lo Penal por Cámpora, se creó el Consejo Nacional de Seguridad, que puso a las Fuerzas Armadas al frente de la lucha antisubversiva, un riesgo que Perón conocía pero que decidió asumir tras el asesinato de Rucci, el 23 de septiembre de 1973. Hasta entonces pensó que alcanzaba con la policía”. Antes de morir, el líder, dice el Tata, abandonó a Cámpora en la embajada de México. Y cada uno su ruta. Feinmann asegura que el peronismo no lo decepcionó, que como historia lo sigue fascinando, y que recién ahora “volvemos a tener peronismo (…) hay muchas peleas porque el peronismo vuelve a tocar intereses de clase”. En este mundo feliz, el Tata y el filósofo noctámbulo discuten, pongamos, en el Malba. Acaso así el libro de Cris Morena, en lugar de tercero en el top ten, estaría primero.
7 comentarios:
Sólo acoto un matiz: ojo que la "historia oficial" del peronismo cada vez se parece más a la versión de JPF. Una historia del peronismo sin Perón. Un Perón que no está, en el mejor de los casos, tan "a la altura de la historia del peronismo". La izquierda peronista quedó en condiciones de escribir la historia del peronismo. Revertir eso es desalojar a Pigna, a Bonasso, y a muchos otros de un lugar donde no importa cuántos libros vendan, sino que siempre van a mostrar el lastre de las 3 A. "El último Perón", el que aman los liberales, el de las reconciliaciones, es una especie de figura llena de chinche e impaciencia porque la invocación de su figura tuvo una repercusión histórica incontrolable para él. Como un Perón que vino a buscar el control de su nombre. Lo que tendrá que venir como compensación en algún momento no es el "ajusticiamiento" de los Firmenich, que ya se hizo, lo que tendrá que venir es el ajusticiamiento de los Feinmann. De los frepasistas de la historia. De los que no les cuelga ningún muerto. De los que viven lavando su ropa. De los inocentes. De los que "invocaron a Perón", pero no sabían que. El ajusticiamiento de algo que nos va a pegar cerca.
Y de los "fuimos todos", es decir, no fue nadie, quedate tranquilo, relajate que sos inocente.
Prefiero a Tata que a Feinmann!!
El texto de Chacón no se entiende. Reseña las posiciones de Yofre y Feinmann, da a entender que los dos son ridículos, pero no escribe lo que piensa él. Así es fácil. Yo me prendo para ajusticiar a Feinmann, pero antes me gustaría saber qué piensan los que se salvarían, esta vez, de la guillotina.
¿Feinmann al paredón, y Tata no? Linda democracia la tuya.
Sisisisiisisi, Tatita tambien...
la puta que vale la pena estar vivo!!
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