jueves, mayo 27, 2010

¿Era la fiesta?

Por Pablo Chacón

El secreto de una fiesta está en invertir posiciones. La fiesta establece un orden que permite emprender con una sonrisa la cuesta del lunes. La fiesta es un sedante, una válvula de seguridad social, es una inutilidad, un gasto inútil según las teorías de algunos antropólogos que no están de moda. Inútil porque ese don no espera reciprocidad. Pero más que un regalo, la fiesta es la celebración gratuita de la existencia. La fiesta del bicentenario, con sus oropeles y su despliegue menos culto que popular, invirtió posiciones. Posiciones políticas. La fiesta del bicentenario no decide una elección general. Pero cuanto más insistan las usinas de la reacción que fue una fiesta de “la gente”, mayor es la ganancia de quienes son escamoteados por esas usinas.

Existe el sentido de la oportunidad pero en este caso resultó desbordado no sólo por la cantidad sino por calidad de una alegría que no reconoció adhesiones ni identidades homogéneas. No era el suelo de la patria sublevada. Parecía el suelo movedizo de una comunidad sin patria, sin amos ni esclavos. Ese intervalo será racionalizado por los empresarios de la fiesta como la luz que atrajo a los reventados a la sensatez que la propia fiesta se encargó de impugnar.

Porque la fiesta también impone alegrías. Pero también es el lugar donde la exclusión encuentra su morada. Los cadáveres del Colón representaban la atomización individualista, ajena a la manada que arrastró por la ciudad una energía socializada, ajena también al oropel cocoliche que el jefe de gobierno porteño usó para inaugurar el teatro, abaratado por las ausencias que no ejercitaron destrato sino indiferencia, y no sólo a una transmisión pautada.

Evaluar es cosa de psicólogos, de profesionales de las encuestas, de policías familiares. La fiesta del bicentenario acaso no pueda evaluarse en esos términos (más que decir que eran uno, dos, tres millones de espectadores). Pero como decía un amigo, si la fiesta evita por unas horas la recaída en una realidad que sólo señala derrotas, la del bicentenario recordó -por inversión de solidaridades- que en épocas inéditas la custodia del orden jurídico y la propiedad privada no es cuestión de muchos sino de unos pocos.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Martín, muchacho argentino:

La fiesta es un nuevo comienzo; es poner a cero el arquetipo, porque funciona como un re-nacimiento. En la fiesta, hacéos como niños (esto suena hoy medio pedófilo, atento los ejemplos eclesiales, pero se entiende, en fin). Y la multitud -no el pueblo, porque el pueblo es un concepto básicamente polìtico- se hizo como niña, sacó los niños a la calle (nunca se vieron tanto cochecitos entre la marea humana), pellizcó algo gratarola en los stands, se divirtió y volvió a casa, con cierto renuevo del orgullo colectivo (pueblo, ahí sí). Entonces Morales Solá y Lilita et al. se pusieron a meditar los rezongos que registrás muy bien, la moralina de oposición (cuántas escuelas podrían levantarse con la guita que se tiró en Fuerza Bruta!), etc. Y enfrente, Néstitor, Cristina, los peruKs nestorianos en general, doña Hebe, doña Carlotto, etc., se entregaron al dulce sueño de que aquella multitud los mecía en un cántico de alabanza: un baño de fiesta y pueblo, después de las pálidas. Muchacho argentino: se equivocaron todos. El pueblo, la multitud, etc., es más inteligente que sus dirigentes o, mejor dicho, indirigente¨: relax and enjoy y en el 2011 se verá como vienen los borrados. En fin, ofende a tu inteligencia esa dialéctica palco popular contra Colón, Macri (un apolida que sueña con Freddy mercury) contra Fito Páez, etc. Tus observaciones sobre la falta de festejo en los barrios: el populus gusta de ir al centro, al axis mundi, al Obe. Tampoco le repartieron banderitas con Soledad, si es por eso. Ese Hegel puesto cabeza abajo por Delía es antiguo, rupestre, no te va. El compañero García Caffi, que terminó el Colón donde el charleta neoalfonsinista Chanchito Sanguinetti sólo alcanzó a disertar y renunciar; el recuerdo de la compañera Delia Rigal, gran soprano (go to Wiki) y Juan Oscar Ponferrada al frente del teatro, deberían bastar para cesar de inmediato aquel ejercicio inane. Criticar al Colón desde el palco del rock no es populismo, Martín, es plebeyismo falso de lechuguinito, de petiterito sin Petit Cafe. Nothing personal, of course.

Martín dijo...

Primero, ese tono tan personal y esa identidad anónima. Firmá. Segundo, el post es de Pablo Chacón. Lo firma él. Tercero, a mi esa cosa de "representar" los intereses populares, y que alguien diga dónde está o quiere estar el Pueblo... Porque terminás en lo que criticás: en querer decirme LA verdá de la milanesa, que el pueblo quiere ir al centro. Yo te digo lo que a mí -ciudadano- me pasó, que sé yo, sí, ojalá que Lugano entre al Colón, ¿no? Yo critico una sola cosa de la gestión porteña: que su único festejo haya sido tan literalmente exclusivo. Aunque hicieran un recital de Lalo y los Descalzos en el microestadio de Ferro me parecería una pelotudez, porque es un festejo para mil.

Anónimo dijo...

Está bueno el texto. Me quedo con "Parecía el suelo movedizo de una comunidad sin patria, sin amos ni esclavos" porque tal vez ese espíritu marca un rumbo más amplio.

Anónimo dijo...

yo no sé por qué tengo las ganas de que no se subjetivice esa masa, q sea, digamos, "puro acontecimiento", si hay una referencia determinable para una cosa semejante; q no se saquen conclusiones de ningún tipo sobre los "3 millones". No sé si me explico o si estoy meando fuera del tarro o si pido imposibles (de algún modo ese don del q se habla al principio de la nota). Aunque tengo también la idea de que lo q pasó en el Colón terminó siendo tan "blanco sobre negro" q la masividad de la 9 de Julio pareciera reclamar algún tipo de "subjetivación". No sé.
Salu2. Lindísimo el blog, lo leo siempre.
Migue.

César dijo...

Que manera de plagar los enunciados de latinismos! Pero que elegante la despedida en inglés! Pero que referencias mas eruditas! Pero que manera de nombrar gente del palo porque el que escribe necesita hacernos saber que es del palo! Que sutileza la del anonimato! Que pedazo de forro!
Me parece que se huele el lugar de procedencia del mensaje, mas precisamente el barrio (¿neighborhood o arrondisement?) donde el que fue escrito.
No hagas caso Martín. NO vaya a ser cosa que te digan que ahora sos el Lopez Rega de nosequé.

Martín dijo...

Ah, como a Artemio, que le dicen así. Saludo grande César!!!

César dijo...

¡Exactly! Saludos,che