viernes, mayo 28, 2010

Invictus

En vez de putear cuando te silban el himno... hiciste política. Como dijo mi amigo Pachá: ¿será el primer mundial en años con localía? Estoy masticando hace días Invictus. Hay que empezar a latir. Invictus es tremenda, no mejor que Torino (por ahora la película de la década) pero tiene lo suyo. En breve posteo algo. Y qué postazo este señores!!!

7 comentarios:

Brando dijo...

Compañero, me decidí y me hice el blog. Te mando un abrazo, ahora sí... te agrego al blogroll!

http://ESOESSOEZ.blogspot.com

Ernesto G. dijo...

Feliz feliz y más feliz. Todavía Invictus, aunque la tengo bajada hace tiempo, es que Clint necesita de un whisky, pucho y calma espritual y todavía no pude darme esa combinación. Siempre me pregunté sobre Clint como OTRO SÍNTOMA DE LA HOQUEDAD DEL LIBERALISMO COMO FORMALISMO, porque al fin de cuentas es un republicano quien expresa tantos sentimientos de amor y humanismo y formatea en ellos aquello careciente en el liberalismo: la identidad, por ejemplo la nacional yanqui. Pienso en Cartas de Iwo Jima y en la otra de la saga que no recuerdo el nombre. Y ni hablar del final de Los imperdonables: con Willian Munry tras matar al tirano local del sheriff frente a su séquito y subido a un caballo clama "y guay que se metan con las putas!", mientras de fondo flamea la bandera norteamericana.

Y lo último: Diego es un gordo hermoso. Nunca dejó de serlo. Sin palabras.

Salutes y siempre groso el blog Tincho.

Ernesto G.

Ernesto G. dijo...

Feliz feliz y más feliz por el Bi...Corrijo un mensaje anterior, que mandé errado: todavía no vi Invictus, aunque la tengo bajada hace tiempo, es que Clint necesita de un whisky, pucho y calma espritual y todavía no pude darme esa combinación. Siempre me pregunté sobre Clint como OTRO SÍNTOMA DE LA HOQUEDAD DEL LIBERALISMO COMO FORMALISMO, porque al fin de cuentas es un republicano quien expresa tantos sentimientos de amor y humanismo y formatea en ellos aquello careciente en el liberalismo: la identidad, por ejemplo la nacional yanqui. Pienso en Cartas de Iwo Jima y en la otra de la saga que no recuerdo el nombre. Y ni hablar del final de Los imperdonables: con Willian Munry tras matar al tirano local del sheriff frente a su séquito y subido a un caballo clama "y guay que se metan con las putas!", mientras de fondo flamea la bandera norteamericana.

Y lo último: Diego es un gordo hermoso. Nunca dejó de serlo. Sin palabras.

Salutes y siempre groso el blog Tincho.

Ernesto G.

Ignacio A dijo...

Gran Torino! un caño! que peliculon, igual Invictus es otra cosa, no tiene esa cosa sordida y de redencion de Clint....

Henri dijo...

La puteada ante la silbatina del himno también fue hacer política, pero hacia adentro.
Para el espíritu nacional enajenado del año 1990, después de un mes de "funiculì, funiculá", ese "hijos de puta" fue uno de los primeros actos políticos maradonianos.
Los italianos dejaron de ser solamente esa gente refinada que comía queso grana padano y organizaba ceremonias de apertura con minas en tetas como si nada.
También eran el norte racista y silbador.
Por la negativa, el equipo todavía no convertible de Lorenzo y Monzón y arquero suplente, se hizo querible a contramano del gusto futbolístico.
Saludos.

Nicolás M dijo...

El otro día estaba pensando que el cine de Clint no es ni bueno ni malo, sino que es inevitable.
Clint cree, como creen los americanos, en totalidades no parcelables. Mete el dedo en el momento en que una sociedad se disuelve para decir que cualquier minoría es un estadío necesario y trágico de la gran premisa reconciliatoria que termina tragandoselo todo. Por eso a veces su cine es como demasiado... ¿no?

il Postino dijo...

hace unos meses escribí este post http://hizocapote.blogspot.com/2010/02/el-lugar-de-la-memoria.html y pensaba en una utilidad similar para los centros de (¿o para?) la memoria. Esa necesidad de no gastarnos en mantener espacios para refugiar nuestras propias pajas.