por Pablo Chacón
La historia social enseña que no existe política social sin un gobierno social capaz de imponerla y que no es el mercado sino ese gobierno el que ha “civilizado” la economía de mercado. La historia social también enseña que cuando se exalta la sociedad del riesgo –el mito de la transformación de los asalariados en pequeños empresarios-, la consecuencia de esta manera de pensar y producir y procesar la información, es la instalación de una economía dual: un ejército de reserva, subproletariado sin futuro, sin proyecto individual o colectivo, condenado a fantasías milenaristas, y una minoría privilegiada de trabajadores dotados de un salario permanente que operan los intereses empresarios que tanto hacen circular los protocolos de la precaución como el terrorismo del éxito y del fracaso. El ejemplo más notorio en este artículo de la revista Letras Libres.
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En 1949, los ciudadanos de Constanza cometieron la equivocación de no engalanar la ciudad a la llegada de las tropas francesas "liberadoras". El general De Lattre de Tassigny, para castigar su insolencia germánica, ordenó que todos, hombres y mujeres, obreros y burgueses, artesanos y profesores de universidad, altos funcionarios y pequeños empleados, comerciantes y profesionales, barrieran cada día, desde el alba hasta el ocaso, las calles de la ciudad. La población se armó de escobas y se puso a barrer las calles. Aquel inmenso ejército de barrenderos, durante días y días, desde el alba al ocaso, barrió las calles de Constanza bajo la mirada divertida de los soldados franceses. Una mañana, los gendarmes arrestaron y condujeron ante el general De Lattre de Tassigny a un centenar de alemanes que se negaban a barrer las calles.
El general los interrogó severamente:
-¿Por qué se han negado a obedecer mis órdenes?
-Porque durante el nazismo no hemos hecho otra cosa, de la mañana a la noche, que barrer las calles de Constanza. Somos víctimas del nazismo. Ahora que ustedes nos han liberado no pueden pretender tratarnos como nos trataba Hitler.
-Tienen razón -dijo el general De Lattre-, el nazismo ha caído y ahora son ustedes hombres libres. Admiro su valor y quisiera saber con quienes tengo el honor de hablar.
-Somos los barrenderos municipales -respondieron.
¿Y esto qué tiene que ver?
Curzio Malaparte era un escritor que fue testigo de la liberación del sur de Italia por parte de los norteamericanos en la segunda guerra mundial. Pero no sé cuál sería la relación de esa cita con este post.
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