En el caso de Kirchner, esa decisión política (con qué sectores económicos aliarse) estuvo digitada por una puja anterior, crucial para el destino del país pero poco estudiada y narrada por el periodismo y las ciencias sociales, más ocupados en aquel momento por la ficción asambleística y las llamaradas callejeras: la pulseada entre dolarizadores (el menemismo residual, la derecha política, las privatizadas y los bancos) y devaluacionistas (Alfonsín, Duhalde, los industriales, la CGT, la Iglesia) que iba a definir el rumbo económico de los próximos diez años, y que parió al modelo kirchnerista. Se podría decir que el primer triunfo de la política sucedió con el resultado de esa puja de rosca y escritorio sin una atractiva ornamentación popular detrás.
3 comentarios:
absoluta y totalmente de acuerdo con este posteo, muy bueno, las cosas que faltan por hacerse y el no contentarse con lo ya hecho o en la creencia de un discurso autoreferencial excesivamente ideologico por momentos.
excelente
l.
Martín, mi opinión es que Macri es un idiota, y que eso no quiere decir nada. La inercia de acumular supongo que tiene que estar acompañada de un cálculo, de una estrategia, sino sólo es el beneficio secundario de la idiotez: la conversión en víctima. Macri tiene ideales (ideales de derecha; administrar, gestionar, gobernar es de derecha), pero creo que una política consistente (incluso de derecha) no se construye con ideales, ni con tránsfugas, ni con la Folha de Sao Paulo, ni con gente de la UADE, y mucho menos con curas ultramontanos. Supongo que se construye con poder. Y supongo que esa es una de las razones por las que nunca milité. El poder es el arte de controlar la voluntad ajena, de manera coercitiva o democrática. James Ellroy, que es novelista pero podría haber sido policía (y yo no creo en el policía bueno aunque la policía mantenga la "disciplina" por acción u omisión), insiste que la moral media es la moral de la policía. Ese acierto tuyo: piquete y cacerola, después recomposición del orden paterno-estatal, los policías de Ellroy lo resuelven con la violencia. Macri nunca tuvo policía ni política. Parapoliciales, sí. Al Fino palacios lo compró de oferta. Ese ya no era un policía. Los empresarios argentinos siempre compran (o mejor: venden) malo y caro por peor y barato. Y ahí están. Pero me pregunto: si estos tipos cocinan algo detrás de las cámaras, ¿qué cosa es? Porque de lo único que dieron prueba hasta ahora es de estar cocinando los restos de una generación reventada por la autoayuda, el power point y los cereales kellogs, sin nada en la cabeza, ni siquiera marihuana como para no ofender a los opus dei que los salvan todos los días desde las páginas de La Nación. Sólo reproducir de la manera más costosa el orden paterno-estatal. Y ahí están. En ese juego a pura pérdida.
Este comentario corresponde al post de arriba. No sé qué pasó. Lo más probable, una distracción.
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