lunes, abril 19, 2010

Ocio, según Martín Armada

El ocio tiene que ver con un derroche: dejar pasar el tiempo. Ahora, lo que muchas veces ocurre es que nunca se vincula esa abundancia con algo distinto a una idea general de felicidad. Estar al pedo vendría a ser algo intrínsecamente hermoso. La versión del ocio en la película de Lingenti - Villegas le da la espalda a este suposición casi universal. Lo que OCIO deja en claro es que el problema del tiempo es el objeto del tiempo, es el lugar donde se posa la mirada del que reposa, las cosas que revisa en su memoria y cómo calibra el cuadro de lo que debería ser, más o menos, el futuro. En la película ese objeto es la muerte de la madre, aunque no contada como generalmente el cine cuenta una muerte, fijándose en algo que está ausente para ahí instalar el drama, sino que en OCIO se van mostrando los restos de algo que sigue vivo y frena la historia personal y, hasta cierto punto, la del pequeño planeta que son los espacios propios en la ciudad. La muerte de la madre es que haya té berreta, que se coman fideos sin salsa, que se mire tele hasta tarde, que todos parezcan sin bañarse. Básicamente nada se mueve en la vida de un hombre, más bien se sienten las réplicas de un daño enorme. Lingenti - Villegas proponen en cada secuencia vivir el ritmo de ese tiempo, escuchar una canción entera, jugar al metegol o andar en bicleta. Esta historia es una historia desde cero, cada elección nos hace sentir eso, que todo empieza de nuevo, que lo que pasó apenas se conecta con lo que viene, que no hay posibilidad real de armar un relato, porque eso, al final, es lo que hay que decir. Por cosas así OCIO es una gran película y OCIO es una película argentina, por su producción, por origen, pero es más precisamente una película porteña o, afinando más, una película de barrio, de un barrio del sur en el que un pibe también puede sentir que la vida es algo delicado. Hay una pelota que en un momento golpea el toldo de chapa, viene de otro lado, el protagonista hace jueguitos y después de vuelta a hacer nada. En otra escena, el padre la patea, la cuelga y nadie se lamenta demasiado, porque, de alguna manera, se hizo justicia. Estamos donde crecimos, los otros son conocidos. Algo te queda bien claro: está en la ciudad de todos. Lo que le pasa a este pibe no es sentimentalismo francés.

21 comentarios:

Anónimo dijo...

EXCELENTE POST
la película es grosa

Alfredo S

Anónimo dijo...

Genial: tradujo en palabras lo que pensaba. contra la crítica conservadora, esta peli es hermosa!

Anónimo dijo...

¿Cuándo es el estreno comercial?

mercedes dijo...

Qué buen post. Sobre todo porque despliega algunas ideas, y lo que leí sobre Ocio hasta ahora no demostraba tener ninguna, más que cuestionar cierto "aburrimiento", como si el cine no estuviera hecho de eso. Como si dejar pasar el tiempo con una cámara encendida debiera justificarse por la cantidad de hechos filmados. Me parece que el planteo de Ocio tiene que ver con una acumulación distinta. La bomba ya estalló y sólo vemos lo que queda: ruido blanco, el intento de volver a ordenar las piezas, gestos dolorosos y vacíos.

Anónimo dijo...

gran post para una muy linda película
el barrio era un tópico que en manos euivocadas podía ser una estampita o un pastiche estereotipado, y acá es puro corazón; para mí, la película más pasional de la competencia argentina, llena de sentimients congelados

Poli

Anónimo dijo...

Se nota que tanto armada como rodríguez le chupan las medias a lingenti y a casas. ocio es un bodrio, insoportable de ver. y la verdad es que es una lástima haber reducido el libro de casas a los típicos vicios del cine argentino reciente: personajes que deámbulan, que no hablan, apáticos, y sí, siempre jóvenes. el relato de casas es otra cosa, más sórdido, y en el aura de los textos de iniciación. creo que el gran problema de esta película es que no se sabe qué fue lo que se quiso decir, como que se la ve sin rumbo y no se entiende. a veces es lo que pasa cuando se meten muchas manos, dos directores, uno con experiencia y otro cero, y además haberla entregado a llinás para que la edite, son los componentes de este bodrio. y la verdad que es una lástima, a mí, me hubiera encantado que todo saliera bien. poque se puso mucha guita y esfuerzo.

Anónimo dijo...

Armada y Rodriguez les chupan las medias a Casas y a Lingenti? como se nota que no los conocés.
No entra en tu cabeza la posibilidad de que no seas el dueño/a de la vedad y a otras personas pueda gustarles la película? a mi, por ejemplo, me gustó mucho, me emocioné y estoy de acuerdo con lo que dicen Armada y Rodriguez, ah, por las dudas, no le estoy chupando las medias.
MC

Anónimo dijo...

y vos como sabes lo de l a guita?
la pusiste vos?


Alberto

maiakovski dijo...

Hay que gustar de la película sobre Casas. Hay que gustar de Casas. Hay que gustar de la película de Villegas sobre Casas. Hay que gustar de nuestro propio sentimentalismo, no del francés, para eso está Aira. Hay que gustar del nuevo cine argentino quince años después. Hay que emocionarse con una pelota colgada. Todos llevamos un niño en el corazón. Es Casas. Una película sobre nuestro niño en el corazón conmueve a los arterosceleróticos prematuros que somos. La película es aburrida. El libro también lo es. Por eso valen. El arte es lo que aburre, lo que entretiene es Viviana Canosa. Es la opinión de Osvaldo Quiroga. Ninguno de nosotros quiere ser un aparato como Quiroga, pero lo somos. El aparato es el niño en el corazón sacado a relucir a cada rato. Aburre al interlocutor, como la película, el libro y el arte. Cuando nuestro interlocutor empieza a mirar desesperadamente a los costados en busca de un conocido que lo rescate, por fin somos artistas. Voila. Y cuando un grupo de artistas se aburre entre ellos, por fin hay crítica. Voilá. El dinero (poco, por más que parezca mucho para gente que cree que cuarenta mil euros es un toco, poco) fluye, los espectadores se aburren, los lectores aprenden que la nada es artística y no artrítica, los artistas se identifican con el niño en el corazón de otros artistas y la nave va. ¿Para qué hacer tanto escándalo?

Anónimo dijo...

la película costó cuarenta mil pesos, no euros, resentido mantenido por el kirchnerismo

Alberto

maiakovski dijo...

Lo de los euros era por otra cosa, querido, desinformadito, deseoso de ser mantenido por alguien Alberto. El que sabe, sabe, y el que no, no.

Anónimo dijo...

andá a lavarte las tetas mogolico
alberto

Anónimo dijo...

amo a Alberto.

maiakovski dijo...

Yo también amo a Alberto. ¿Quién no a ama a un Alberto, a un Beto, así, sin apelllido ni señas particulares ni ideas? Ah, las tardes pasadas en el barrio con mis amigos llamados Alberto, Roberto y Adalberto, colgando pelotas...Es más: tengo en preparación una breve nouvelle llamada "Alberto" que en un plazo prudencial será filmada por Cecilia Murga. Quedan todos invitados al estreno y espero de este blog un comentario emotivo como el de Armada.¡Viva el fútbol para todos, no para los que caben en una sala, del que disfrutamos los mantenidos del kirchnerismo!

Anónimo dijo...

maia aburre. extraño a Alberto.

http://www.youtube.com/watch?v=s1-SgIHaZMo

Anónimo dijo...

se llama celina, no cecilia, retardado
tomá las pastillas que te compran los k antes de seguir babeándote, loser
alberto

maiakovski dijo...

¡No, yo hablo de la prima chiquita! ¿Loser? Uy, esa palabra es muy Casas..., Alberto...Pero no te calentés , papá. ¿Qué problema hay en que te identifiqués con un winner de los 90 y su película? ¿Se tienen que identificar todos? Seguí logrando que te amen muchos anónimos...Alberto...

Anónimo dijo...

loser, fracasado
Alberto

maiakovski dijo...

Che, ¿te da la cabeza para repetir lo mismo también en francés e italiano? Porque a Casas no le da.Alberto, juá.

Anónimo dijo...

chupame la pija, retardado
alberto

maiakovski dijo...

Si vos no sos un hombre, Alberto. No podría chuparte la pija aunque quisiera. Seguí chupando vos la pija de tu ídolo del momento.