Yo creo que de alguna manera lo que hizo tan seductor al triunfo de Alfonsín fue que logró convencer a la gente de que era otra cosa de lo que era. En el fondo lo que logró Alfonsín fue algo muy importante. Fue un candidato que en ningún momento se presentó como antiperonista, sino al contrario. Pero al mismo tiempo bastaba oírlo en una sola frase para advertir que ese señor no era peronista. Creo que Alfonsín logró reunir todo el voto antiperonista, hasta el último. La posibilidad de meter en la Casa Rosada a un señor que no era peronista era demasiado atractiva. Por otra parte, en la medida en que no era antiperonista, él pedía abiertamente el voto de los peronistas. Recuerdo un discurso increíble en que decía que se presentaba casi como un gobernante interino, como después resultó. Decía que el movimiento peronista estaba tan destrozado, tan dividido, era tan incapaz de ejercer el gobierno que creía que por el poco interés del peronismo le convenía no ganar, entonces, abnegadamente, él se ofrecía -diríamos así- para gestionar el manejo de la cosa pública por ese período.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario