domingo, octubre 14, 2007

Hay tiempo para guerra y tiempo de paz

El primer minuto de esto es el debate que vengo promoviendo, ¿quién es el que dispara?, ¿a quién intenta disparar?, ¿si fuera quién David Lebón mandaría preso al "terrorista" de la escena? El hippismo norteamericano estaba a la izquierda en un país cuya guerra era regular y se desarrollaba en un continente onírico. La Argentina se convierte en los años '70 (como todo país tercermundista mas o menos digno) en su propio territorio de la propia participación en la tercera guerra mundial. Bien, en ese contexto, pregunto: ¿el pacifismo, en sus últimas consecuencias, qué tipo de decodificación política es capaz de hacer de esa situación? Ahora bien, escuché por completo la Biblia de Vox Dei, la "biblia marxista-leninista" según Calamaro. En el hermano menor de Huerque Mapu hay voluntarismo, sí, porque no solo oí la Biblia, leí sus letras detenidamente y... 2 cosas: 1) no hay hoy un solo grupo de rock capaz de hacer una obra tan genial (dando por hecho que el rock sobrevive en las esquirlas de García, Pity y -menos- los Babasónicos); 2) lo político -como en todo aquel que cruza la cruz y el arte- tiene todas las lecturas posibles que tiene la monumental ambigüedad retórica de los libros sagrados. Hoy todos, algunos sorprendentemente, reviven el reality político intenso de ir nominando actores versus la memoria popular. La memoria popular es el relato cerrado de la raíz histórica que explica todas las consecuencias sociales (¡nosotros promovemos avanzar sobre el rock nacional!). Pero domingueando a gusto junto al mejor amigo del hombre (que es el diario del domingo, y que en mi caso son dos), tengo esta oscura impresión leyendo puntualmente esos tiros de gracia: ¿es Bergoglio a esta altura un moderado díscolo del Vaticano en cuya pasión hegemónica se explican las concesiones ideológicas, su neo-conservadurismo político, cuando respiran bajo las cañas los Aguer? Tenemos que empezar a ver esto, en tanto lo ya juzgado empiece a ser abono del suelo nacional. Sobre el piso de ciudadanía mundial que nos otorgan los juicios vivos a lo ocurrido, debería pensarse racionalmente que la legitimidad de Bergoglio la explican los miles de fieles rumbo a Luján (en ese trayecto siempre germinal donde las madres "inventaron" sus pañuelos), las viejas y nuevas colas de Paz, Pan y Trabajo... Porque me aterra últimamente no ese engendro que acusa a un "ánimo revanchista", sí una especie de agrande cuya fe en trazar la nueva biblia democrática ("... a partir del 24 de marzo...") no comprende que la densidad del presente lleva a veces la intensidad de lo efímero, y que el desmonte de los viejos aparatos de la "nación sin pueblo" y del "ser nacional" (como el ejército y la Iglesia lo son) requieren de iguales percepciones de largo plazo que esos enemigos, iguales pensamientos aislados del humor social, y una fina lectura política de sus pliegues. Mientras le pego en bloque, quiero decir, haría entrismo no exclusivamente montado en el réquiem al tercermundismo, con quien incluso Bergoglio no carece de lazos. Ay.

6 comentarios:

Ulschmidt dijo...

Disculpe, pero disiento mucho. Los militares son una burocracia mínima que espera no la dejen sin presupuesto y ruega que el país al fin olvide los hechos de los 70. Además, nadie los esta buscando para nada. No los contacta la CIA, ni el Dpto. de Estado, ni la oligarquía vacuna, ni nada. No figuran en los planes desestabilizadores de nadie.
La Iglesia ocupa un lugar menos mellado pero en retroceso en un mundo cada vez más secular. En realidad se concentran en resistir sobre temas como el aborto. Las clases populares - unicas religiosas de verdadera religiosidad - se vuelcan crecientemente al evangelismo.
El único aparato a combatir es la inflación.

Fede Vazquez dijo...

Yo, en cambio, disiento con Ulschmidt. Es cierto, los militares no son en esta coyuntura lo que eran, ni la Iglesia lo que fue años ha. Pero la invitación de Martín es justamente a pensar fuera de la coyuntura, del momento histórico mas presente: "democrático-primaveral-evangélico" si se quiere. Y si tratamos de pensar esos complejos pliegues, los aparatos (yo diría mas bien las instituciones) tienen todavia mucho que decir...son vasijas hoy medio vacias -es cierto- pero no las confundamos con el liquido...que viene y va.
Acuerdo también con el final del post en que oradarlas no es la única política saludable, pero creo que lo importante del proceso actual es la revilitización del único "aparato" democrático de la sociedad y el estado: el político, por sobre los otros (FFAA, Iglesia, Poder judicial, etc)

Ulschmidt dijo...

Lo que yo veo, Federico, es un lenguaje viejo, como de antiguos militantes que llegaron al escenario tarde y no se encuentran los enemigos esperados. Cuando les toque el inevitable desgaste y consecuente declive estos tipos se van a poner fastidiosos y si ahora ven complots, lo que será cuando les toque la decadencia (en un par de años, bah)

Fede Vazquez dijo...

Todo puede ser, el desgaste, la decadencia, llegar tarde al escenario. Riesgos naturales que se corren cuando media algún tipo de compromiso con el presente...Lo del lenguaje viejo me parece mas injusto. Salvo que creamos que pueda construirse algún relato serio que no parta de masticar el anterior. Salvo que pensemos que la realidad política se agota en el precio del tomate.

Martín dijo...

Schmidt: siempre es un gusto leerte, pero qué leer de la frase "el único aparato a combatir es la inflación". Las viejas guerras que "eluden" el presente vs. el híperrealismo. La discusión entraña que el ejército y la iglesia son un bloque de viejas corporaciones. No, no alcanza a explicarse. Habría que pensar por separado, me niego a pensar que hoy compartan intereses. Pero, Schmidt, intuyo que a usted (a quien le importa algo mas que el drama verdulero) no le disgustará la batalla por conformar ese viejo ideal de los dos ochentismos de construir el verdadero Estado Laico.

Martín dijo...

Fede: te extraño hermano. Llamame.