domingo, septiembre 08, 2013
Javier Trímboli
Historiador, escritor y gran persona, todo al mismo tiempo y con la misma intensidad, mete esto en "Otra parte" y en Revolucion-tinta-limon lo abrazamos hasta la eternidad: Googleen por favor “1863”. Pero no vale la pena, no quisieron ser prosaicos. El Buenos Aires perdura. Por eso, aunque uno ponga el paraguas de Saer y Foucault, prevalece la invitación a titear a la preceptora que duerme con el rosario y amanece con olor a remolacha hervida; a hacer pasar por inteligente que la situación represiva argentina se puede condensar en ella y en un jefe de preceptores degeneradito, que fastidian a alumnos y profesores, inalcanzables en sus intercambios, hieráticos. Ya no hay alumnos del Interior como en Juvenilia, sí muchos apellidos italianos. La novela de Cané se transfigura en otra cosa, exagera aún más el clasismo, y La Nación acompaña el proceso completo. ¿Llegará a ser Ciencias morales lectura obligatoria para el ingreso? Probablemente no, por el sexo, aunque el jefe de preceptores es torpe incluso en eso.
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