Mejor frase de Cangallo: "dormir la siesta es amanecer dos veces".
La política es Estado-céntrica. Siempre. Y menos mal que la política es Estado-céntrica. Y ahora, encima, en el país ganan los que gobiernan. Salvo (de los grandes distritos) en Mendoza. Donde -además- no hay reelección. El FPV es un partido de Estado. Una confederación de gobiernos provinciales y municipales con centro en el fisco nacional y en Cristina, el solar de la abadía. Lo que articula la presencia territorial del partido es el Estado, la distribución de recursos. Y eso incluye el mérito de saber hacerlo.
No sigan hombres, no sigan ideas, sigan al presupuesto. Estamos en Argentina. Si construimos el Estado, construimos lo demás. Difícil para la competencia, eso sí. Te juro por las nenas que no estoy siendo cínico. Tengo un hijo, quiero que de acá a que nos entierren a todos viva en un país gobernado, gobernable, representado. La política es exactamente que la sangre no llegue al río. Estado para las necesidades, mercado para los deseos. Ya sé, ya sé: todo es más c o m p l e j o. Y conozco el cuento de la culpa cristiana y progresista: “Nada lo quiero para mí/ todo lo quiero para todos”.
Dejamos, entonces, pegada en la heladera una cosa más:
Preámbulo: el peronismo no es un movimiento ni un partido, es un sistema.
Lo que mide el resultado del FPV no es en relación a otras fuerzas nacionales (¿las hay?) sino en torno a sí mismo, a las condiciones en que queda el oficialismo para la expectativa inconfesada de siempre: ¿qué pasará al interior del peronismo? ¿Cómo queda, en qué condiciones, tanto para la aspiración reeleccionista como para la gobernabilidad hasta el 2015? Mal para lo primero, bien para lo segundo. Va a tener condiciones para gobernar y para administrar la sucesión, la herencia, la fuga o la cima. Objetivamente. No se termina el kirchnerismo, se terminará, en tal caso, un tiempo. Ninguna década es igual a otra, compañeros. ¿Cómo será la representación del tiempo y el espacio que viene?
Lo que Massa ya logró no lo logró para él. Su efecto se mide en dos planos: primero ayudó a “abrir” más el proceso en el peronismo. (¿El kirchnerismo no esperaba el salto massista y su estrategia sinuosa de kirchnerismo sin kirchneristas, de menos “vamos por todo” y más 2005? ¿Existe ese espacio? ¿Es sostenible un negocio tan redondo y tan didáctico entre lo bueno y lo malo, entre ruptura y continuidad? En el sobrepoblado microclima por momentos parece imposible. Pero el voto popular es una cosa que sin duda sucede en el futuro.) El segundo efecto es sobre Scioli, una figura a esta altura dramática, que tardó 48 horas en reconvertirse en algo, en casi todo, en la punta de lanza de la campaña, en casi testimonial, y en el creador de una metáfora (la del embarazo) exculpatoria para un hombre cuyo horizonte no puede salir del cuerpo: “me la pusieron de nuevo”.
Pero lo de Scioli es racional: no quiso tener de jefe a Massa, porque para Scioli los jefes pueden ser Menem, Duhalde, Kirchner, Cristina, pero no un par “generacional”; de esa liga a la que pertenece junto a Massa, Insaurralde y otros. Scioli tampoco quiso poner la provincia al borde del colapso administrativo y presupuestario. Scioli vuelve a la usina Gestar, a la incubadora, al caos original. Scioli no puede suponer nada del futuro. Ni siquiera que no se repita un maltrato nacional cuando –supongamos- sienta que su carrera está despejada. Pero encontró su propio camino en ese túnel.
Hay algo que ya ocurrió en todo esto que está en juego. Antes y después de los resultados. Bocha de tiempo queda. ¿Qué sistema es este en el que los que gobiernan ganan y donde no hay partidos?
Me fui. Hasta el próximo Post.
9 comentarios:
Muy bueno, Martín.
Eso es tener espíritu crítico y analítico sin caer en la mala leche de algunos bloggers ex-K.
Saludos,
Andrés
scioli es par generacional de Crist, no de massita.
Una generación es algo más que una franja etaria. Cristina es 70's. Scioli 80's.
Gracias Andrés. Todos trabajan,
abrazo
no le respondas más a Artemio, entiende perfectamente lo que escribis, te provoca nomás.
Muy bueno.
Ahora, y esto para la etapa que viene cuando termine el ciclo electoral, que de todos modos ilustrará la idea. hay un oficialismo más allá del Estado. En esta etapa es numéricamente imposible saber cuántos son, pero habitan por ejemplo los veinticinco puntos de Filmus en Capital. Hay margen, no mucho pero suficiente, como para un kirchnerismo de oposición. No tiene sentido sin el peronismo de Estado, en eso coincidimos.
Un abrazo grande, cro.
Martin, no crees que el camino de Scioli quedó asfaltado despues de este nuevo (y quizá definitivo) "me pusieron de nuevo"? Y si no quien?
"Ganarle una mañana al día"
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