sábado, enero 17, 2009

Paraguay

La reserva de agua dulce

Carne pura del mas puro dios, Mariscal.
Ya perdiste la fundición de Ibicuy, la que nació para la obra
pública, pero qué mejor obra
pública que la guerra,
obra sobre el temperamento del pueblo
de manera que lo que empieza como entrega
con pavas y campanas
sigue con el infante…
Mientras cae Bergés, mientras cae Brugues,
o Vicente Barrios casado con tu hermana Inocencia,
o el obispo Palacios,
mártires de una moneda que a tus espaldas
también se talla, pero Paraguay
tiene acuñado al Sargento González, “un
paraguayo quien luchó sólo, contra
diez soldados brasileños; pero al fin
reducido por persuasión. Y cuando
le preguntaron por qué luchó ante
ventaja tan desigual, y sin esperanza, respondió:
‘Lucho porque soy valiente,
como todos los paraguayos’”.
¿Y alguien recuerda a Wenceslao Robles,
muerto por borracho, fusilado por su debilidad
humana al coñac?
Fue rechazado en Corrientes, fracasó.
¿Quién ha visto la aguada pintada sin firma de Wenceslao Robles?

2 comentarios:

Bruja dijo...

Qué bueno, Rodriguez. Me gusta su poesia. Mire, le traje un regalito para su bló de un poeta venezolano llamado Orlando Araujo.

El caballo de Bolívar

Bolívar jamás tuvo un caballo: tiene un pueblo.
Uno tenía y era del color del trigo y se lo regaló a José Martí.
Cuando murió Martí se lo regaló a un argentino y el argentino a un chileno y el chileno a un jinete que venía de Nicaragua y el jinete de Nicaragua no lo desensilló: Bolívar cabalga todavía.

Saludos y vivaperones.
n

Verboamérica dijo...

Un gusto!