Si algo me gustó de Kirchner siempre fue su malestar. Un malestar frente a los protocolos, cualquiera de ellos: los internacionales, los mediáticos, los partidarios, los patrios. Menem se divertía, pero en esa diversión no había cuestionamiento, aunque toda risa…
El kirchnerismo siempre jugó en la tensión entre lo social y lo republicano. Entre la grosería reivindicativa popular (que parece detestar la pacatería oficial) y dos o tres columnas básicas de una República (Corte, etc.). Con esa combinación, dijo: no me para nadie. Curto + D'Elía + Hebe + Chacho + Estela.
Y esa tensión, ese malestar, se expresó desde el vamos, con el PJ. Digamos que con su fórmula-bandera de: “el que gana conduce, etc.”, con el pragmatismo puro y duro, virtud de siempre del peronismo, pero cuya consecuencia dramática llevó al menemato.
Es lo mejor del kirchnerismo, aún en sus paradojas prácticas.
Lo que yo no quiero es que el kirchnerismo deje de mirar (aunque sea, como hoy, con nostalgia) a los significados mas o menos amplios del progresismo.
Tá claro que ahora nadie se hace cargo, nadie frepaseó, nadie cortó la luz con Graciela, en fin. El kirchnerismo, en parte, es el Frepaso posible. O era eso. Con la pata duhaldista (que Duhalde en su momento soñó), y con la dosis radical justa, mínima, suficiente. Protocolar.
El progresismo en los ’90 era una pregunta por lo social, por los "costos del modelo". Y esa pregunta, esa constancia, dicha en Palermo, claro, caricaturizó la cosa en términos de progresía. Su reverso posibilista era una especie de agónico respaldo a un discurso nacido para testimoniar. Progresismo vs. Gestión.
El progresismo se me representa como un discurso cuya historicidad no se pierde nunca, es restaurador, paradójicamente, de las continuidades. Se instala siempre sobre un presente histórico. Es la modernidad. Y la pregunta social que se hacía en los ‘90 argumentó, justamente, lo republicano. Fue su soporte. Mala república y cero justicia social. La corrupción es un problema económico estructural, decía Chacho.
Ahora, en esta nueva era, y por afuera del círculo oficial, lo que queda de progresismo refleja una inquietud republicana mas vaciada de contenido social. Lo que podría configurar, casi, un reconocimiento involuntario de que "el país funciona". ¿La primera crisis política sin crisis económica?
El progresismo (¿un discurso de las formas?) creo que no hay que abandonarlo. No importa lo peyorativo: lo "progre" que todos se anotan para detestar (esos diputados libre pensadores vs. los 100% Kunkel). No nos podemos perder en la fetichización de Lilita. Quiero decir: no podemos perdernos en los laberintos lascivos de la mensajera. Hay que construir una república, una ciudad de los niños, una ciudad universitaria, un hotel en Mar del Plata, una universidad tecnológica, etc. El progresismo, es una conmoción que hay que tener adentro. Una vez hablando con un sindicalista gráfico me dijo: siempre un trosco tenés que tener. Uno que te rompe las pelotas. Que te obliga a actuar mas rápido. Hay que tener al progresismo adentro.
Y la pregunta es: ¿cuál es ese progresismo de carne y hueso? Kirchner y Cristina son el progresismo autoritario, supongamos. Ok, es complicado lo de las formas. ¿Quién diría que Zapatero es autoritario? ¿Qué dirían si se hubiesen muerto dos chacareros por una represión ordenada por Cristina? ¿Qué significa la decisión de no reprimir? ¿Ya se pensó y escribió lo suficiente sobre eso? ¿O quedó reducido a la renuncia a las herramientas del Estado?
Quizás definir al progresismo incluya tantas incertidumbres como el peronismo. Evidentemente el progresismo tiene un emblema: ser y parecer. Y no lo digo peyorativamente. Ahí está su nervio. Se incorpora al proceso, no es el progresismo un lugar en el que "hay que estar". No es mas que acciones, contradicciones. No es un adentro. Para progresar hay que tener el contrapunto con el progresismo. En la intimidad. Orgánico. El soldadito de anteojos, de la serie Nam, que lee en la trinchera, que cada tanto se pregunta: ¿qué es lo que estamos haciendo acá?
Eso que somos todos nosotros, en definitiva.
El kirchnerismo siempre jugó en la tensión entre lo social y lo republicano. Entre la grosería reivindicativa popular (que parece detestar la pacatería oficial) y dos o tres columnas básicas de una República (Corte, etc.). Con esa combinación, dijo: no me para nadie. Curto + D'Elía + Hebe + Chacho + Estela.
Y esa tensión, ese malestar, se expresó desde el vamos, con el PJ. Digamos que con su fórmula-bandera de: “el que gana conduce, etc.”, con el pragmatismo puro y duro, virtud de siempre del peronismo, pero cuya consecuencia dramática llevó al menemato.
Es lo mejor del kirchnerismo, aún en sus paradojas prácticas.
Lo que yo no quiero es que el kirchnerismo deje de mirar (aunque sea, como hoy, con nostalgia) a los significados mas o menos amplios del progresismo.
Tá claro que ahora nadie se hace cargo, nadie frepaseó, nadie cortó la luz con Graciela, en fin. El kirchnerismo, en parte, es el Frepaso posible. O era eso. Con la pata duhaldista (que Duhalde en su momento soñó), y con la dosis radical justa, mínima, suficiente. Protocolar.
El progresismo en los ’90 era una pregunta por lo social, por los "costos del modelo". Y esa pregunta, esa constancia, dicha en Palermo, claro, caricaturizó la cosa en términos de progresía. Su reverso posibilista era una especie de agónico respaldo a un discurso nacido para testimoniar. Progresismo vs. Gestión.
El progresismo se me representa como un discurso cuya historicidad no se pierde nunca, es restaurador, paradójicamente, de las continuidades. Se instala siempre sobre un presente histórico. Es la modernidad. Y la pregunta social que se hacía en los ‘90 argumentó, justamente, lo republicano. Fue su soporte. Mala república y cero justicia social. La corrupción es un problema económico estructural, decía Chacho.
Ahora, en esta nueva era, y por afuera del círculo oficial, lo que queda de progresismo refleja una inquietud republicana mas vaciada de contenido social. Lo que podría configurar, casi, un reconocimiento involuntario de que "el país funciona". ¿La primera crisis política sin crisis económica?
El progresismo (¿un discurso de las formas?) creo que no hay que abandonarlo. No importa lo peyorativo: lo "progre" que todos se anotan para detestar (esos diputados libre pensadores vs. los 100% Kunkel). No nos podemos perder en la fetichización de Lilita. Quiero decir: no podemos perdernos en los laberintos lascivos de la mensajera. Hay que construir una república, una ciudad de los niños, una ciudad universitaria, un hotel en Mar del Plata, una universidad tecnológica, etc. El progresismo, es una conmoción que hay que tener adentro. Una vez hablando con un sindicalista gráfico me dijo: siempre un trosco tenés que tener. Uno que te rompe las pelotas. Que te obliga a actuar mas rápido. Hay que tener al progresismo adentro.
Y la pregunta es: ¿cuál es ese progresismo de carne y hueso? Kirchner y Cristina son el progresismo autoritario, supongamos. Ok, es complicado lo de las formas. ¿Quién diría que Zapatero es autoritario? ¿Qué dirían si se hubiesen muerto dos chacareros por una represión ordenada por Cristina? ¿Qué significa la decisión de no reprimir? ¿Ya se pensó y escribió lo suficiente sobre eso? ¿O quedó reducido a la renuncia a las herramientas del Estado?
Quizás definir al progresismo incluya tantas incertidumbres como el peronismo. Evidentemente el progresismo tiene un emblema: ser y parecer. Y no lo digo peyorativamente. Ahí está su nervio. Se incorpora al proceso, no es el progresismo un lugar en el que "hay que estar". No es mas que acciones, contradicciones. No es un adentro. Para progresar hay que tener el contrapunto con el progresismo. En la intimidad. Orgánico. El soldadito de anteojos, de la serie Nam, que lee en la trinchera, que cada tanto se pregunta: ¿qué es lo que estamos haciendo acá?
Eso que somos todos nosotros, en definitiva.
(...)
9 comentarios:
Buenisimo martin, algo de eso se discutia en un post tuyo hace mes, mes y medio maso.
Escuchando la cancion que posteaste pensaba: ¡que tiempos estos! era verdad que volvia la politica como vaticinaba Felipe Sola alla por el 2003, cuando todos nos persignabamos (disimulando) para que Kirchner sea, por lo menos la continuidad de Duhalde. Volvio la politica (y como en todo "retorno", siempre se vuelve diferente a como imaginamos)porque hay un matrimonio con una obstinacion brutal y provinciana, no volvio la politica "cuando se la cantaron las pelotas", volvio cuando la economia de nuestro pais (aun los grandes negocios) se decide en nuestro pais, en esa mesa chica. Ya no se decide alla en Nueva York y los vueltos quedan aca como antes.
En definitiva estos tiempos son nuestros tiempos (no hablo como generacion), ya no nos la cuentan mas. Ahi estuvimos en diciembre del 2001, en la ESMA, en la nulidad de las leyes, en la campaña bonaerense contra la chiche y , pese a todo lo que lo podamos criticar, estuvimos defendiendo en la plaza a NUESTRO kirchnerismo. Si, NUESTRO, con todas sus impurezas.No estoy haciendo apologia de la mistica K, es mas, mientras escribo esto escucho este tema: http://es.youtube.com/watch?v=Be6jlCuMvVQ
Lejos de toda pose esteticista, quiero decir que desde que esta el matrimonio K, estoy haciendo argentinitos, hijos mios a quienes les voy a contar asi como abuelos le contaron a padres lo que fue la Resistencia y asi como compañeros de esos padres(en algunos casos, por ausencias forzadas) nos contaron los 70.
En algun momento haremos nuestro ACHACHILA tambien nosotros para contarles a hijos y nietos de nuestros tiempos. Tiempos de enojos, de debates pero tiempos tambien donde pusimos el cuerpo y lo seguiremos poniendo para defender nuestro kirchnerismo imperfecto, desprolijo y contradictorio. Martin, me alegra que tus post sean cada vez mas profundos, mas criticos pero (visperas de nuevos hijos mediante) estoy un tanto "lloron", asi que reivindico, si me dejan, lo pretendidamente sustancial de tus post porque van acompañados de idas a la plaza a bancar esto que tenemos.Asi de chinchudo con las cagadas de nuestro kirchnerismo pero poniendo el pecho y la caripela ante la embestida gorila.
Perdon por lo cursi de mi comentario pero cuando uno defiende lo que es de uno, nuestro, se pone medio sensible.
Antes ibamos a recitales a prendernos fuego, ahora vamos a la plaza a defender lo nuestro.
http://es.youtube.com/watch?v=DP2VyquMAaM&feature=related
anónimo de las 10:49: nos hiciste llorar. ¿quién sos? gracias.
Vine a tomar oxígeno, ahora me voy y sigo respirando el humo del campo. Pero me quedo con el gusto de haberte leído. Estoy con vos, lástima que tenga un grupo de gente con el que pueda sentarme a hablar tomando un café todos juntos. ¿Dónde se juntan los kirchneristas, vos sabés?
Martin, me parece interesante la discusión, es más me dio ganas de escribir sobre algo de esto en mi blog, lo planteaste muy bien.
La cuestion que le veo es que yo no creo que el kirchnerismo sea un frepaso posible. El frepaso no estaba signado por el pragmatismo, sino por un idealismo formal y una estetica de no embarrarse los zapatos. Tuvo una buena política de medios, pero en el poder los medios siempre se te vuelven en contra porque esa es la noticia.
Lo que si comparto es esta idea de progresismo que implico kirchner más que cristina en cuanto a la defetichización de la envestidura presidencial.
Creo yo que el progresismo es complicado en el kirchnerismo porque lo es primeramente en nuestra sociedad. Progresismo había tanto en la UCR como en el peronismo, pero sobre bandas diferentes. En sí mismo creo que es no ha cambiado, han cambiado los representates, pero no lo representado. Esta idea de progresismo más bien formal, respetuosa de las formas, con una ética elevada de la convicción y la legalidad, pensando en la defensa de minorías, que más menos representaba el radicalismo, y hoy lo representan diferentes figuras. Y otro progresismo pragmático y resolutivo, olvidado de los rituales de la clase media, negociadora, apelotonadora, pensando más que nada en las mayorías, que representaba el peronismo.
Pero es dificil que se de la unión de estos dos progresismos, que tal vez fuera un progresismo radical (de radicalidad). Pero la verdad es que el progresismo de la clase media no quiere mesclarse con el progresismo de los pobres.
Un progresismo a la europea implicaría valores mucho más liberales de los que hay en Argentina, que es basicamente una sociedad conservadora.
Por eso creo que no puede pedirsele Cristina que tienda a ese progresismo, pero si puede pedirsele que redistribuya guita, que es algo progresista, pero la idea es más bien peronista que progresista.
Saludos
Hector
Me encantó el post y en especial algunas figuras: Lo que te dijo en gráfico sobre el trosko; lo del que lee en la trinchera y la caracterización del comienzo de Néstor.
Eso sí ¡Cuánta paciencia hay que tener!!
Hay alguna economía que no sea política, Martín?
Lo pregunto porque hacer de la política una esfera autónoma de la economía, suena a despejar la pista para los auspiciantes de la honestidad que los argentinos "no han sabido conseguir".
Planteaste la cuestión de una manera tal que esa pregunta también es posible. El argumento es muy bueno.
Lo que yo no quiero es que el kirchnerismo deje de mirar (aunque sea, como hoy, con nostalgia) a los significados mas o menos amplios del progresismo. esto.
me parece o de la primer leída que le di a esta última sacaste un párrafo en el que me había quedado pensando ?
saludos.
Callate nimio gato de los putos
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