viernes, octubre 16, 2015
¿Vuelve el peronismo? ¿Vuelve la ortodoxia? ¿Se ponen de moda las 20 verdades? ¿Se acaba el cénit cultural de la izquierda peronista y radical de esta década (una melodía desencadenada entre la Gloriosa Jotapé y el alfonsinismo oficialista)? Muchos vinculan la figura de Scioli a la vuelta cultural de un peronismo clásico. Aunque esa percepción convive con el balance de muchos kirchneristas que le achacan a DOS que aún no trajo “sus” votos prometidos (como si las listas “puras” de PBA y CABA ayudaran en el esfuerzo electoral). La revista Anfibia largó en estos días una encuesta para medir un “peronómetro”. Era un “chiste cultural” que -linealmente- medía las proporciones de “grasa en sangre” para coronar el nivel de peronismo, haciendo síntoma de época, de cambio de época. El aliento a esa versión culturalista del peronismo sabemos que no conduce a nada, salvo a una suerte de democratización pop que ya fue llevada a cabo en la década kirchnerista (el peronismo de clases medias). Y tiene el eco de una lógica que el politólogo Pablo Touzon describió de un modo sintético: es el ‘peronismo gorila’, que hace del peronismo la identidad positiva de lo que el anti peronismo siempre afirmó negativamente de él. ¿Qué es el peronismo, entonces, en esta estética que cristaliza lo “plebeyo”? Fácil: lo que el anti peronismo dice que es. Si los “gorilas” putean el “chori”, el peronismo estético reivindica el “chori”. En fin. No se me ocurre mejor remate que un tuit del escritor Carlos Busqued: “hoy sacás zapatillas con la firma de Ruckauf y las vendés a 1500 mangos en Palermo”.
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