sábado, marzo 22, 2008

El círculo de su identidad

por Sebastián Vázquez

El gobierno aplica una nueva medida con respecto a las retenciones: retenciones móviles para los cultivos, descenso de la tasa para la ganadería y algún otro producto. Es alentador percibirlo como una medida que permite la intervención del estado en cuestiones fundamentales como qué producir en los campos. Pero, a pesar del nivel de las reacciones, no nos encontramos frente a una reforma agraria o a un estatuto del peón, sino simplemente a una modificación de tasas de retenciones ya existentes y donde solo se sugiere, tímidamente, un impulso a la producción de materias primas altamente sensibles para el consumo interno. Es decir, no es ésta una intervención fuerte del gobierno, que patee el tablero y obligue a discutir el tema más tabú de los últimos años: la soja; o que permita un nuevo esquema de definiciones en lo relativo a cómo producir, cuánto exportar, a qué precios.

De la misma forma, el gobierno no termina de cerrar nunca el círculo que implica su identidad, su perfil productivo. Es claro que ni por asomo cualquier gobierno hubiera hecho lo que hizo el de Nestor Kirchner. Ni siquiera la mitad de las cosas. En este sentido sí definió de forma muy clara su identidad, pero es una identidad marcadamente política. Las claves, los pilares de lo que se podría definir como el "modelo productivo kirchnerista" no son de paternidad kirchnerista sino duhaldista. Y ésa es una batalla que Duhalde encaró prácticamente desde el principio y que permitió dar sustento filosófico a su construcción de poder. La primera oposición al menemismo, a "los ´90", nació de adentro. Y se fue elaborando a lo largo de los años hasta constituirse en tercera pocisión frente a otras dos opciones que, lejos de ser opuestas, eran casi la misma. En los meses que marcan el final del 2001 y el comienzo del 2002, las opciones de "modelo" eran tres: dolarizar, devaluar para al corto tiempo instalar una nueva convertibilidad y la opción Duhalde.

La devaluación llevaba oculta una confesión: durante años dijimos que nuestra moneda valía más que lo que realmente valía. Anular la ley de convertibilidad implicó algo así como quitar un techo que asfixiaba a la economía argentina y sus efectos son los que permiten no sólo el crecimiento gigante y sostenido, sino también el famoso "viento de cola" que genera el aumento en la actividad. Una readecuación del precio de la moneda supone un aumento de la "competitividad" para la economía argentina, a la vez que un aumento de los precios de ciertos productos que se fabrican afuera y nosotros importamos. De por si, esto implica que habrá transformaciones en la producción, el consumo y el comercio, que los hubo. Las retenciones son una medida osada, inteligente, indispensable para no consolidar un país mucho más "injusto" del que vivimos, pero... ¿cuál es la contracara de esas retenciones? ¿Cuál es el "sujeto económico" o el "actor social" que se beneficia con esa medida? Se me ocurren 3 cosas: 1- los transportes (que pierden mucho en 5 años de peso devaluado y tarifa congelada), que sería subsidiar a una actividad que no produce ni ganancias, ni mayor empleo del que ya tenían, ni ampliación de la infraestructura, es simplemente subsidiar una actividad que anda mal (aunque no para que ande mejor) y que no se quiere o no se puede transformar; 2- la solidez financiera, que beneficiaría a todos los argentinos y a todos los sectores productivos ya que blinda al país frente a las turbulencias financieras constantes del globo (que es cierto, pero hasta ahí); 3- algún subsidio tímido y distraído a algunas actividadeas productivas (las menos de las veces). ¿Cuál es entonces el modelo económico de esta nueva era post neoliberal? ¿Cuál es la intervención del Estado en la economía (que siempre TIENE QUE EXISTIR: acá, en Francia, en EE.UU., en Venezuela, o donde se te ocurra)? ¿Qué tipos de producción alienta, impulsa, subsidia? ¿Cómo protege su medio ambiente (fundamental para un país agroexportador)? ¿Qué carreras alienta? ¿Qué importamos y qué exportamos?

Porque el fin de la convertibilidad nos emparenta, aunque sea lejanamente con una etapa de industrialización por sustitución de importaciones. Si el dolar sale el triple, hay ciertas cosas que el público seguirá consumiendo pero ya no podrá pagar. Aunque en este caso, el modelo parece ser de industrialización por resurreccion de muertos: la misma capacidad instalada, las mismas máquinas que comenzaron a apagarse para siempre en el ´96, ´97 empiezan hoy a hechar humo. Muy pocas cosas nuevas, nada de industrias relacionadas con la tecnología, con la maquinaria pesada (salvo algunas pequeñas excepciones), etc. Sí algunos nichos que florecen casi instantaneamente al cerrarse o encarecerse las fronteras: la ropa es un ejemplo. Pero sin una fuerte intervención del Estado hoy esa industria utiliza entre algunas de sus formas el trabajo esclavo a pasitos de la plaza de Mayo para indignación del lector de diarios.

Uno después lee párrafos (como los de acá) y te entran dos dudas (por lo menos): ¿quién lincharía a los productores que hoy protestan si su incursión se prolongara hasta el conurbano o la mismísima Plaza de Mayo?, ¿desde dónde lloverían las piedras al grito de "no son una confiscación sino un instrumentio de desarrollo"? No hay quien las tire. Segunda pregunta: ¿política y acuerdos es igual a subsidio? ¿Es el único idioma que habla el gobierno? Sí y sí, si dejamos afuera la definición de un proyecto productivo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por borrar mi comentario en un post precedente. Veo que evidentemente la democracia es tu campo, poeta. Qué lástima que la "izquierda cultural" no quiera debatir con este simple contador de Lanús Este.

Saludos igual.