domingo, julio 01, 2007

Horacio Verbitsky: la Ley es la sangre prometida de las clases dominantes...


En los '70 montoneros fue montonero, en los '80 alfonsinistas fue periodista (militante de los Derechos Humanos), en los '90 menemistas fue republicano, en los dos mil kirchneristas se hizo peronista.
Cuatro décadas infatigables, cuyo hilo conduce a una línea cada vez mas dura que comprime un relato sin matices. Quizás de eso se trata ahora, de borrar matices, el kirchnerismo como un intento agónico por volver a dividir y dejar salir el monstruo de la historia.
Pero todos sus libros desmienten esa percepción, Horacio es muchos relatos paralelos: el de la Ley, el de la lucha social, el de las internas palaciegas. Horacio es el pensamiento genial del relato del orden democrático: genial en la manera de vertebrar continuidades lógicas donde no las habría. Podría ser un criterio democrático y saludable suponer que la militancia en los derechos humanos clausura cualquier militancia política partidaria, pero, mas justamente, para quien militó en organizaciones armadas los derechos humanos suponen una excesiva revisión crítica de lo actuado. Ni habría que aclarar el "valor" (sobre todo, sobre todo, en su status jurídico) de la teoría de los dos demonios. Pero el pasado político de los años '70 está dicotomizado: en efecto hubo enfrentamientos, y eso, por lo menos en lo concreto del campo de batalla, supone dos bandos. El valor de la vida, la reivindicación de lo particular por lo universal que tiene, etc.
Que la dictadura es la guerra que los militares le declaran a la Sociedad Civil, como gusta decir H, es el mejor título para el comienzo de su novela histórica. No daría cuenta esto de lo que resulta inenarrable para aquellos que tienen expectativas de taquilla: cómo narrar el consenso sin hablar de complicidad, lo que haría volver al relato (una y otra vez) sobre figuras jurídicas que pretenden sintetizar, en tal caso, conductas sociales mas sofisticadas.
Nadie escapa a lo que el alfonsinismo produjo irreversiblemente: procesar en un gran aparato jurídico la historia. Eso, es imposible. La democracia nace inventando en el Estado una culpa: introduce en el centro su incesante nervio asesino, una especie de agente corrosivo en todas sus formas (toda "intervención estatal es asesina"). La democracia como acción que tiende a la desaparición física del Estado, para dar lugar a los relatos. Los '80 y los '90 como esa retracción incesante: el Estado es el primer culpable. ¿Horacio escribe el libro de la continuidad procesista? (y es el mejor escritor de ese relato).
Duhalde - Kirchner - Macri (o Scioli, o el que venga sin sangre en las manos) es la secuencia lógica de la post-historia y del fin de ese relato bíblico que empieza diciendo "a partir del 24 de marzo de 1976".
Algunos vamos a morir sin leer a Aira.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A esta lista le falta Horacio http://elcocinerosalvaje3.blogspot.com/2007/06/narradores-nacidos-en-la-dcada-del-70.html
El mejor nacido en la década del 70.