viernes, julio 07, 2006

Se sienta a la mesa y escribe...

("ni con miles de versos")


Mi padre me explica el impuesto a la tierra

Bajo el gran eucalipto de Nomaí, ahí
donde la gran parrilla rectangular
oficia de sede para la preparación del asado
mi padre me explica su idea de un impuesto a la tierra.
Los detalles no han sido sólo limados por los años;
también, por esa gran efusión semánticaque a los trece de sexo
cautiva a mi episteme.
Y no sólo eso:si creo reconocer en el recuerdo la estructura retórica
de su viejo texto sobre el Plan Pinedo
también
persigo en esos «orígenes del peronismo» los efluvios todavía
de aquella crítica
de la cultura
de la renta.
En la parrilla se cuece un chivo bravo
degollado el día anterior por Abraham.
Luz
bebe un vaso de vino
rosado con queso. Mi madre
en el sillón de almohadones de dura y basta tela blanca
se informa de la vida escandalosa de una rusa
a través de la pluma ligera del conde Tolstói.
Unos pájaros recogen las frutitas rojas
que da el árbol cercano.
¿Cómo se llama…?1977 o 1982, no importa: Diego lee a Toynbee.
No sé dónde están mis hermanos, ni las chicas.
En el maizal
bajando la escalera de piedra,
antes del arroyo que ocultan
los pinos, el arroyo Las Rabonas, ah, cuesta arriba
del arroyo Las Rabonas, cruzando el cual se llega
al rancho de las Domínguez, cloquea
un espantapájaros.Yo estoy sentado en la piedra inclinada.
En mi cuerpo germinan el sexo y la crítica.
Pero más allá, en un más allá igual
al telón de la «ventana» en las montañas,
al más allá del cielo tras las copas de los árboles donde
descansa el griterío de palomas que esa tarde
saldremos a cazar con Diego
está esbozado el retorno, y con él
el lecho amarillo de los otoños que van a venir.

Ah…

(De: Aramburu, en prensa, SANTIAGO LLACH)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bastante bueno, che. Aunque me parece que le sobran ciertas exageradas marcás que apuntan a la "lírica" tal como la ven las profesoras de castellano.