La pregunta ante este tipo de juicios de valor esencialistas que aún se puede leer en las páginas jurásicas del diario La Nación, donde el pueblo vendría a ser una entidad sin Historia, un sujeto inmaduro que busca su padre, puede ser: ¿qué tiene de bueno la Argentina entonces? En el mapa de esta mentalidad liberal silvestre, la Argentina parece una máquina de producir imágenes de una naturaleza envidiable (cataratas, pampa húmeda, glaciares, ríos, el Atlántico, la “ruta azul”, los Andes, el Delta del Paraná, las sierras, los cuatro climas, ¡las cuatro estaciones de Piazzolla!) pero sin gente. Sin carne y hueso. Tenemos todo para ser Australia o Canadá, ¿y qué nos falta? Los canadienses o australianos. ¿Y qué nos sobra? Los argentinos.
Yendo al quid de la cuestión: el argumento atendible de que esta “economía popular” acepta existir como colectora pobre de una economía capitalista excluyente opera sobre la idea de que va a existir una economía capitalista formal y regulada más o menos por el Estado en la que van a ser incluidos todos los trabajadores argentinos. Es decir, que ese porcentaje de la población entre el 25% y 30% va a obtener un trabajo formal con la integración social correspondiente. Ahora bien, esto no fue posible ni en los años kirchneristas de crecimiento a tasas chinas. Se trata de una fantasía peronista clásica, cegetista, pero también del elenco gubernamental que despotrica contra las políticas sociales para hacerse eco del discurso “contra los planes”. Y sin embargo: ¿se puede renunciar al enunciado de ese ideal de “progreso social”? No. Y a la vez, ¿cómo ubicar este nuevo discurso socialcristiano, pobrista, mítico, anti consumista, por momentos aguerrido y por otros con olor a incienso conciliador? ¿De dónde salió? ¿Dónde lo ponemos ahora que hasta la CGT comienza a incluirlo en su horizonte de representación? ¿Es la solidificación de la pobreza, la formalización de algo informal? ¿Y qué hacemos en el mientras tanto con ese porcentaje significativo de la población que en el corto plazo no tiene ninguna chance de ser un trabajador formal? Asimismo, la idea de que un gobierno neoliberal para pocos usa a la “economía popular” como compensación para los pobres omite que su emergencia se produjo durante el modelo de crecimiento y consumo.