martes, julio 04, 2006

Desatormentándonos

Diálogo con un tipo y poeta entrañable (Horacio Fiebelkorn)

Horacio dice:
Empiezo a creer, joven Rodríguez, que en el núcleo duro de tu poesía está el tema "padre sol, madre sal".
Martín dice:
Ja, está muy bien.
Martín dice:
Puede ser.
Horacio dice:
Uno busca hacia atrás, y encuentra, claro que sí. No deja de asombrarme la familiaridad con que te tuteás con la música que yo escuchaba a los 13 años y que llevo desde siempre conmigo
Martín dice:
Es que en casa había discos de Aquelarre, Color Humano, Huinca, Pescado, La Pesada, Los Jaivas, Quilapayún, o sea: se iba desviando hacia el latinoamericanismo mesiánico andino, mas el folclore típico: Cafrune, Zitarrosa, Los Fronterizos...
Horacio dice:
O sea, las dos discotecas posibles de los 70... La militante y la mística, aunque a veces se confundían unas con otras.
Martín dice:
Exacto.
Horacio dice:
En mi caso, con los años me fui quedando con lo que mejor me manifestaba, que era eléctrico y onírico, la segunda realidad, digamos. Pero tengo recaídas, me compre hace poco un vinilo de Viglietti a cinco pesos. Tiene unos poemas de Vallejo que están bárbaros.
Martín dice:
Es una mezcla rara, en ese sentido Los Jaivas hacían mejor la síntesis: revolución-incienso-actitud rock-metra en la selva.
Martín dice:
Pacifismo también.
Horacio dice:
Sí, totalmente, y hasta te diría que a largo plazo fue, artísticamente, la más fructífera, porque zafó del corto-placismo, y luego regó con agua nueva la obra de, por ejemplo, Violeta Parra y Víctor Jara. Fue una autentica psicodelia sudamericana. Es en la psicodelia y su mundo de sueños donde mejor se cuecen ciertas mezclas
Martín dice:
Sí, totalmente, yo creo que era la altura andina lo que los hacía mirar desde una cima metafísica los movimientos profundos de la cabeza de las juventudes universitarias, acá la cosa es sectaria: marcarse la cancha.
Horacio dice:
Sí, totalmente de acuerdo, las antenas locales tuvieron corto alcance, algo limitado a lo tribal, un testimonio de identidad y nada mas. Pero a lo lejos, cada vez quiero más a ciertos tipos. Hasta me conseguí en mp3 el disco de Pinchevsky la pesada.
Martín dice:
Uh, genial, ¿no?
Horacio dice:
Sí, me encanta el pin, a quien lamentablemente no llegué a conocer en forma directa, pero sí lo vi tocar, maravilloso, en el 99, en el extinto bar El Mirador, frente al Parque Lezama. Y adoro a los cofrades, excelentes tipos, con ellos sí charlé bastante, con Morcy Requena y Kubero, y el Mono Cohen, que es un viejo amigo de por allá, de mi ciudad maldita...

(Si el blog no me sirve para hablar de mi única obsesión, los '70, no me sirve para una mierda)

14 comentarios:

Anónimo dijo...

me sigue gustando

Anónimo dijo...

qué

Anónimo dijo...

tu hermana hijo de puta

Anónimo dijo...

Viglietti, jara y parra me llegan en el año 80 esuchados en el destartalado winco de un amigo que militaba en el PST. Color humano, Aquelarría, La Cofradía, La pesada, me llegan con la democracia, en casettes de compilaciones que valían 3 por mil australes. recuerdo un tema de Miguel Abuelo, "Oye niño", que decía: oye niño, no seas tonto, haz tu cabeza estallar. La voz atiplada de Abuelo, su guitarra acústica, su melodía psicótica, a través del parlante de un radiograbador Panasonic comprado en el 81, antes de la primetra caída de la primera convertibilidad. Escvuchar rock de los 70 en los 80 democráticos era ser un reaccionario, era odiar el punk, el glam, la new wave. Era crear que la cumbre de la música era Cuadros de una exposición. Era quedarse afuera, no ir a bailar, no escuchar la radio, masticar resentimiento. Escuchar a Viglietti y otros en el 80 del final de Videla era cargar pila, era como comprrar la revista Mutantia y enterarse de que había un mundo loco donde la física cuántica convergía con el Tao y la juventud no se recibía en el IADE sino que practicaba el amor libre, cosa que, dada mi virginidad, me parecía estupenda. Mutantia era antipolýtica, pero yo la hojeaba escuhando "Qué dirá el Santo Padre allá en Roma..."En mi cabeza esas dos voces se aliaban, en la cabeza de mi amigo trosquista no. El también marcaba la cancha. En los 90 decidí que había que ser punk y vendí todo. Sigo prefiriendo el punk, sigo prefiriendo su sentido de la realidad y su nihilismo. Como dijo Lennon hace mucho, "el sueño terminó".

SL dijo...

aunque esa nostalgia ya no sé si es tan punk. si eran 3 x mil australes, entonces ya era avanzado el plan Economía de Guerra, realpolitik democrática, después de la caída de la segunda primavera

Anónimo dijo...

Puede ser, fue hace más de veinte años. tampoco me acuerdo si eran mil, dos mil o diez mil, para serte franco. ¿Te interesa mucho el dato?

SL dijo...

no

Anónimo dijo...

¿Cómo alguien puede postear lo que le dicen de su poesìa? Parecès Lanata o Fontevechia, che.

Anónimo dijo...

ponete un blog, la concha de tu madre

Anónimo dijo...

Sos un pendejito monto mal hablado, vos y todos los de los 90 me chupan bien un huevo!

Anónimo dijo...

Son todos un invento del forro de Casas, eso te dice todo. Y además, para que me voy a poner un blog mientras haya boludos que rastrillen los comments buscando vitaminas para el ego idiota.

Anónimo dijo...

Che, el forro de arriba no soy yo, es Chacón que está peleado con Casas. Yo soy Gambarotta-Rubio-prieto-helder-Durand-Varela, ¿queda claro? Por favor, buitres de la derrota: hagan el favor de no robar más mi nick. tengan al menos esa dignidad.

Anónimo dijo...

Ojo, este que está en el medio no soy yo: yo soy Maiakovsky, el capor de la orga!!!!!!

Anónimo dijo...

Y vos rodrìguez, seguro que en vez d ela pastilla de cianuro tenès una DRF.