domingo, junio 29, 2008

Película de amores suaves

Lo mas importante, luego de meses de matices, del caleidoscopio del humo agrario sobre la ciudad, y de que como le dijo Ténembaum a Don Alfredo (gracias por hacernos aprender tanto del campo), ahora, en la reverberación del fin del domingo, con los diarios leídos, la canción de la tarde en la voz del Indio, las cosas claras, hombre de un cierto orden, la correspondencia recibida/ enviada, la nota de la semana encaminada, el amor a pura miel y talón, noticias lindas desde Paraguay, y chusmear el pasado reciente, ésa década, en fin, limón sobre el cerebro para una acidez espiritual, recorrer las fragancias del pre-kirchnerismo, justo cuando se cuece su posteridad, ay, y frente a ese augurio repentino, que dibuja en la mente un futuro, digo, lo único que esperamos, fumando la pipa de la paz con restos del radar, pienso, lo único importante, a esta altura, hoy, para lo que queda de esto, es que el gobierno salga fortalecido. Lo demás, por poco tiempo, no importa nada.

viernes, junio 27, 2008

Fe



Mirá la piedra de donde fuiste cortado.
Mirá la caverna de la fosa de donde fuiste arrancado.
El desierto como paraíso,
y la soledad como huerto.

Bailando en las brasas,
bailando en las brasas,

pero pisando el agua,
apoyando la planta entera
para grabar su orden líquido
en la raíz.
...

Fuga y misterio

mundo perverso

miércoles, junio 25, 2008

¿Y si empezó la democracia?

Sería exagerado o cínico preguntarse eso, luego de más 25 años de sobrellevarla, aprenderla, nutrirla, vaciarla también. No hay dudas de que los argentinos, cuando empezamos a caminar el horizonte democrático, lo hicimos como fruto de las consecuencias represivas, de la guerra que, mas allá de su legitimidad popular, fue precipitada por ese "héroe del whisky", y por el fracaso económico. Y empezamos a tener certeza de que era necesaria una conmoción interna, en cada uno de nosotros, de que empezaba a hacerse realidad un lenguaje que, por derecha e izquierda, fue denigrado. Una pedagogía democrática se precisaba para transformar a esa formalidad en una rutina, en una inercia institucional donde la excepción pluralista, la no violencia, la comprensión de un marco sólido para dirimir y resolver los conflictos sociales, fuese lo natural. La democracia nace como armisticio en la conciencia de millones de argentinos que, muchos, habían protagonizado en la década anterior y desde mucho antes, páginas memorables de lucha social con saldo trágico. El año 83 tiene su epifanía, qué duda cabe, pero carga con el contraste de un estado enajenado, de una deuda económica y social (¿irreversible?). La política en democracia nace como víctima de la economía, y no sólo de la economía "material", también nace de la economía de recursos sociales agotados. ¿Y el Estado? ¿Y la sociedad? Cuánta transformación social se le puede reclamar a un país sin conmover sus precarios cimientos institucionales- era la pregunta íntima de las conciencias cívicas en su aurora. Ese fantasma arrastró a un trágico posibilismo a los gobiernos radicales y peronistas, con mayores o menores dosis de cinismo.

Y hoy, este conflicto de 100 días, esta combinatoria de lucha política y disputa de la renta, es saludable. Lo es a pesar del peligroso umbral de hartazgo masivo al que se acerca. La Argentina cruje, tiene enfrentamientos, plazas, carpas, discursos, de todos lados se tildan de democráticos, de anti-democráticos. Es curioso, y confirma mi provisoria hipótesis, todos con mayor o menor énfasis explicitan que también lo que se discute es la democracia, no la "calidad institucional" (muletilla abstracta), y que se lo hace ya no frente a la amenaza militar o financiera de perderla si, sino en el interior de la sociedad. ¿Y si no le tenemos miedo al conflicto? ¿Y si entendemos que la autoridad democrática es una forma de ordenar la cadencia de estos intereses (muchos de raíz contradictoria, casi irresoluble, y a pesar de eso…)? No es una realidad didáctica en donde las piezas encastran unas con otras la escena pública argentina. Quizás ya no se espera del poder ese equilibrio de poner "algodón entre cristales". Porque… ¿y si está bien que algunos cristales estallen? ¿Y si no hay muerte, carapintadas, golpe financiero, atentados, mano de obra desocupada, mesianismo, como consecuencia del ensanchamiento de los límites de lo posible? ¿Y si la democracia es al capitalismo su soporte y su nervio distributivo también?

Después de 100 días, podríamos mirar que en el Congreso, mas que un remanso, hay una introducción institucional de un conflicto. ¿Y para qué sirve un conflicto? ¿Y para qué sirve una democracia? La saludable decisión, mas allá de todo, de enviar al congreso y abrir el debate, debe tener en esas carpas, y en todas las pequeñas carpas de discusión (esquinas, bares, taxis, colas de bancos, etc.) el soporte vital, la carga de sentido. Esta vez la democracia sirve, empieza a servir para devolverle el conflicto a la sociedad, no para mutilarlo. Y si una sociedad rodea el congreso lo fortalece. Si las plazas públicas, sus convocatorias, se definen como escenarios de disputa política, se fortalece la democracia.

Los argentinos tienen que mirar a la democracia como un punto de partida, ya no como un punto de llegada.

domingo, junio 22, 2008

Progresismo y barbarie


Si algo me gustó de Kirchner siempre fue su malestar. Un malestar frente a los protocolos, cualquiera de ellos: los internacionales, los mediáticos, los partidarios, los patrios. Menem se divertía, pero en esa diversión no había cuestionamiento, aunque toda risa

El kirchnerismo siempre jugó en la tensión entre lo social y lo republicano. Entre la grosería reivindicativa popular (que parece detestar la pacatería oficial) y dos o tres columnas básicas de una República (Corte, etc.). Con esa combinación, dijo: no me para nadie. Curto + D'Elía + Hebe + Chacho + Estela.

Y esa tensión, ese malestar, se expresó desde el vamos, con el PJ. Digamos que con su fórmula-bandera de: “el que gana conduce, etc.”, con el pragmatismo puro y duro, virtud de siempre del peronismo, pero cuya consecuencia dramática llevó al menemato.

Es lo mejor del kirchnerismo, aún en sus paradojas prácticas.

Lo que yo no quiero es que el kirchnerismo deje de mirar (aunque sea, como hoy, con nostalgia) a los significados mas o menos amplios del progresismo.

Tá claro que ahora nadie se hace cargo, nadie frepaseó, nadie cortó la luz con Graciela, en fin. El kirchnerismo, en parte, es el Frepaso posible. O era eso. Con la pata duhaldista (que Duhalde en su momento soñó), y con la dosis radical justa, mínima, suficiente. Protocolar.

El progresismo en los ’90 era una pregunta por lo social, por los "costos del modelo". Y esa pregunta, esa constancia, dicha en Palermo, claro, caricaturizó la cosa en términos de progresía. Su reverso posibilista era una especie de agónico respaldo a un discurso nacido para testimoniar. Progresismo vs. Gestión.

El progresismo se me representa como un discurso cuya historicidad no se pierde nunca, es restaurador, paradójicamente, de las continuidades. Se instala siempre sobre un presente histórico. Es la modernidad. Y la pregunta social que se hacía en los ‘90 argumentó, justamente, lo republicano. Fue su soporte. Mala república y cero justicia social. La corrupción es un problema económico estructural, decía Chacho.

Ahora, en esta nueva era, y por afuera del círculo oficial, lo que queda de progresismo refleja una inquietud republicana mas vaciada de contenido social. Lo que podría configurar, casi, un reconocimiento involuntario de que "el país funciona". ¿La primera crisis política sin crisis económica?

El progresismo (¿un discurso de las formas?) creo que no hay que abandonarlo. No importa lo peyorativo: lo "progre" que todos se anotan para detestar (esos diputados libre pensadores vs. los 100% Kunkel). No nos podemos perder en la fetichización de Lilita. Quiero decir: no podemos perdernos en los laberintos lascivos de la mensajera. Hay que construir una república, una ciudad de los niños, una ciudad universitaria, un hotel en Mar del Plata, una universidad tecnológica, etc. El progresismo, es una conmoción que hay que tener adentro. Una vez hablando con un sindicalista gráfico me dijo: siempre un trosco tenés que tener. Uno que te rompe las pelotas. Que te obliga a actuar mas rápido. Hay que tener al progresismo adentro.

Y la pregunta es: ¿cuál es ese progresismo de carne y hueso? Kirchner y Cristina son el progresismo autoritario, supongamos. Ok, es complicado lo de las formas. ¿Quién diría que Zapatero es autoritario? ¿Qué dirían si se hubiesen muerto dos chacareros por una represión ordenada por Cristina? ¿Qué significa la decisión de no reprimir? ¿Ya se pensó y escribió lo suficiente sobre eso? ¿O quedó reducido a la renuncia a las herramientas del Estado?

Quizás definir al progresismo incluya tantas incertidumbres como el peronismo. Evidentemente el progresismo tiene un emblema: ser y parecer. Y no lo digo peyorativamente. Ahí está su nervio. Se incorpora al proceso, no es el progresismo un lugar en el que "hay que estar". No es mas que acciones, contradicciones. No es un adentro. Para progresar hay que tener el contrapunto con el progresismo. En la intimidad. Orgánico. El soldadito de anteojos, de la serie Nam, que lee en la trinchera, que cada tanto se pregunta: ¿qué es lo que estamos haciendo acá?

Eso que somos todos nosotros, en definitiva.
(...)

Tengo el mp3 de una trabajadora social

pero esta es tan linda, a pesar de todo.

jueves, junio 19, 2008

Sábado con "Los Resistentes": invitación a los blogueros.


peña solidaria

por
Los Resistentes


La recaudación será destinada a la realización del documental Los Resistentes.
Historias de la “resistencia peronista”.

“Queremos contar a través de una película, la historia de miles de compañeros anónimos que, surgidos de las entrañas del pueblo peronista, resistieron la ofensiva terrorista de la oligarquía contra sus condiciones de vida y de trabajo”

SABADO 21 DE JUNIO
DESDE LAS 20 HS.

En el Centro Barrial Del otro lado, avenida Caseros 3033 (y La Rioja), Parque Patricios.

Habrá empanadas criollas, tortas fritas, dulces, café y vino.

Músicos:
Tejune (folclore)
Jacha Marca (Sikuris)
La Revuelta


(Colectivos que te dejan: 6, 25, 32, 50, 65, 91, 101, 118, 128, 134, 150, 188 y Subte H)

martes, junio 17, 2008

Y si he de dar un testimonio sobre mi época es éste: fue bárbara y primitiva, pero poética.

Hoy ya está instalada la condición de posibilidad para que el kirchnerismo empiece (como rezó Mendieta alguna vez): y es que existe el anti-kirchnerismo. El kirchnerismo como negación de la negación. Hizo falta que alguien se pare de manos, y de que la lucha política sea menos virtual, o, además de virtual... Al principio tuve la impresión, que aún mantengo, de que se trata de la primera vez que el kirchnerismo enfrenta algo que está dentro de la sociedad, y no afuera como los militares, el FMI, la "década del '90", etc. Y es así. Y así fue pasando, golpe a golpe, verso a verso, este tiempo. Hoy, después de la segunda cadena, a quienes tienen responsabilidades políticas reales y concretas del sector agrario, el eje les fue cambiado. Y eso es correcto. Yo veo 3 actores del otro lado, veo lo que ven todos, ¿no? Pero lo podría dividir en 3: las entidades + los "autoconvocados" + las cacerolas metropolitanas. Estas últimas tienen un efecto reactivo con las coordinaciones políticas de los primeros dos. Los "autoconvocados" resultan una cruda vanguardia en las rutas que desborda constantemente a las 4 entidades, cuando el conflicto asciende, pero que se trata de la tracción que genera en los pueblos el conflicto. O sea, mas que vanguardia, base. Lo que es mas difícil. Pero cada vez que las entidades conducen o sintonizan bien la expansión vanguardista en las rutas, la ciudad (cacerolera) acusa recibo: todos hacen sonar las campanas, al unísono, en una misma reacción a algún discurso oficial. Esta es una vertebración compleja con la que estoy sanateando, pero que tiene un hilo de clase muchísimo menos visible que el del color de las pieles, ya que ése, fácticamente, es improbable, y que encima conforma una especie de complejo de discriminación positiva que un país como la Argentina no merece. Decimos negro/blanco diluyendo (distorsionando) el contenido clasista que asumen los discursos. No habría otro modo, porque en realidad, quien vocifera oscuramente así, es, son, los blancos. Pero si fuese por mi, a pesar de que el desempeño mediático del gobierno mejoró hoy notablemente, según mi modesto entender, debería dejar de hablarse en esos términos. Mas allá de eso, habría que anotarse una tarea para el hogar: definir, precisar, qué significa "golpismo". La conspiración es la esencia de la política. Que alguien "aproveche" esto, como Duhalde, en fin, depende siempre de los métodos, de la clase de conspiración, de los límites -siempre imprecisos- de la política en democracia. Toda política es conspirar. El tema es que el status golpista merece que, de serlo, de tener base la sospecha, de ser cierta, la sociedad tiene que ser informada, casi con lujo de detalles, acerca del mismo. En todo caso, lo que habría hasta donde nuestros ojos ven es un creciente discurso autoritario, que niega elementos esenciales del funcionamiento gubernamental, que culturalmente se siente legítimo (cuando se siente vulnerado) de una reacción mucho mas elocuente de lo que tolera de la Argentina negra (ay!). Porque, imaginemos que después de mas de 90 días de lock out por la "confiscación" de una parte de la renta... ¿qué le queda a un cartonero que vive en un asentamiento sin agua, sin luz, etc.? Básicamente... inmolarse. Ponerse un pullover de trotyl e ir a abrazar al intendente. Con lo cual, ya hay dos cosas que sumo que deberían abandonar el lenguaje político: la dicotomía blanco/negro y el golpismo. La ciudad, una parte de ella, se siente irritada por muchas mas cosas que las retenciones. La fracción terrateniende residente en las ciudades es mínima. Pero conjugado con el imaginario amigable del campo hay una reacción contra otras cosas del gobierno (inflación sobre todo, INDEC, etc.) que la forma de "tratar" el conflicto expone. ¿Hay una Argentina católica? Y, sí. Y la gente que vive del campo, con el campo, invirtiendo en él, aún con todo el complejo tecnológico, depende en su inversión de la naturaleza mas que de las conductas sociales que dominan al mercado. Al menos de manera mas directa. Entonces, claro, en algo hay que creer. Y en algo se cree. Y qué duda cabe de que este gobierno tiene un discurso ásperamente anti-clerical. No menos que el de mucha generación del '80. Aunque combinado con cierto dejo anti-liberal, alimentado en las "torpes" incursiones intervencionistas... En fin, mas allá de los resultados, el adversario está a nuestra derecha. Nótese que no usé la palabra enemigo.

La estética es la ética del porvenir.

Hay que poner huevo.



(y cabeza)

domingo, junio 15, 2008

Me asumo como un tipo de trato cotidiano con la duda. No la duda mayúscula, la que te visita en momentos decisivos de tu vida, como por ejemplo la “duda vocacional”. En ese sentido, al contrario. Y sin embargo sí la pequeña duda, ese mordisco, esa baja intensidad en la que se mueve la conciencia, es decir, cuanto de nuestro pensamiento transcurre rumiante, los balbuceos inconfesables de las nimiedades. Ejemplo: partido de fútbol semanal, con un agregado cuya postrera consecuencia es incomparable con el entusiasmo que suscita. Fútbol + asado. Una hora de pésima competencia, 5 contra 5, a cara de perro. Después todos felices a comer un asado, una que otra birra, cantito, debate alrededor del periodismo deportivo. En fin. Volvés y ya se hicieron las 2 y media de la mañana, y mañana a las 8 la colimba cotidiana. Desde que empezaste a promediar el asado, esa pequeña duda, como una mosca, ya te empieza a visitar. ¿Me baño? Alguien te puede ver hasta "pensativo", lo estás oyendo mientras te habla de su odio al colorado Liberman, pero te estás diciendo, empezando a decir, "cuando llego, ¿me baño?". No puedo dormir pegoteado, desde pibe, no es sólo la sábana adherida a la rodilla, a la frutilla de que te quedó en la rodilla, no, es algo obsesivo, como si una lámina abrasiva produjera tu cuerpo… Algo tan pegajoso como el intento lírico y trolo de esta misma descripción. Pero esa pequeña duda no existía si estaba tu madre, tutor/a o encargada marcando en zona. Y así fue, de pibe. Pero ahora, bueno, tu mujer duerme, ni en pedo te espera despierta, y vas masticando la duda. ¿Y si me baño mañana? El frío es central, tendría que existir un baño que te bañe como esos lavadores de autos, un pasillo que te tira agua caliente de los costados, chorros a presión y una espuma, y al final te espera una toalla calentita. Mas de una vez, alguna noche o madrugada, muerto, le dijiste: “me baño mañana”. Y ella respondió: “pero sííííí…” Y ahí sentiste que la comprensión, valor abstracto muchas veces, se encarna verdaderamente en esos pequeños moldes cálidos (nos aceptamos así, en lo silvestre), pero claro, no es que venías de jugar al fútbol, venías de una cena, una fiesta, una gilada. La cosa es que volvés, pensás, anotás en tu pizarrón mental costos y beneficios… Y esa vez, casi como probando una nueva experiencia, decidís acostarte sin bañarte. Cansado, te cambiaste en silencio, te acomodaste, le diste un beso en la frente… Y cuando estás a punto de sentir que ingresás al sueño, ella, mientras gira en la cama de un costado al otro, con voz de zombi, te dice: "¿no te bañás?". Y sin saber (la que sería otra duda demoledora) si es un reproche, una advertencia o la simple confirmación de un sobresalto rutinario, le decís: “tenés razón, me pego una duchita rápido”. Obediente. Así fue hoy. Salí de casa para visitar a mi viejo y hacer un par de cosas, a eso de las 3 y media. Y volví tarde, muy tarde, porque terminé agarrando otro camino, de cuya sinuosidad orgánica este blog es testigo o testimonio. El cansancio físico, como después de un partido. La ideología, como la vocación, como si uno hubiese fijado domicilio existencial (tenés claro lo que sos). No hay Duda. Pero hoy, mientras viajaba palpitando en la radio la escaramuza que hubo y se venía, como si fuera un domingo, tratando de pescar resultados, mensaje va, mensaje viene. Y en el camino veía las colas de los teatros, gente en las librerías, la vida de los otros, de la inmensa mayoría silenciosa... Sentí que iba a jugar al fútbol. Sentí que estábamos los diez. Me sentí rodeado de una indiferencia igual a la que tienen algunas mujeres con el fútbol. Un sentimiento, colectivizado, que quebró su frontera de género, alrededor del cual mucha gente ni se sienta a ver, ni a esperar resultados. Como quien levanta las cejas, ni opina ni comenta, ya no tiene demasiado claro qué tiene que ver eso con su vida. Mucha gente buena, simplemente, espera que esto termine, y que termine como sea, y que termine porque sí, porque no se puede ir la vida en esto. Insisto: como muchas mujeres esperan que terminen los mundiales. Algunos, muchos, tenemos camisetas, yo la tengo y la transpiro. No me interesa, nunca me interesó, el fútbol como usina metafórica de nada. Menos, de la política. Pero las pasiones son fuertes. Desbordan. Ayer, Alberto, flanqueado por Aníbal, daban pie a una de mis trilladas percepciones: Los Fernández son la mejor banda de sonido, lejos. Pero la “didáctica” de la sensatez, cuerda imperante en la verba albertiana, ayer, anoche, sonó levemente excesiva, se cristalizó un poquito. Si cada sector es una parte, y el gobierno es el árbitro en el juego de intereses de las partes, entonces, el gobierno es la representación ¿de qué? Mas que el todo ser la suma de las partes, ¿un gobierno sería el árbitro entre las partes y el resto (que mira por TV), es decir, de esa marea no corporativa que vive al día su vida de a pie? O sea, la sociedad, ¿qué es? Y si en esos “sectores” tan poco dóciles a ser la parte, no existiesen sus dos desvíos (desborde social o sectarismo elitista), ¿tal vez no habría política? No solamente hay estado, sino, hay política para encuadrar a los “sectores”. No habría política sin ese riesgo de la parte que se cree el todo. La disputa de hoy, en sus mil matices, es una disputa sobre la política, sobre el Estado, y de alguna manera, a pesar de muchas cosas, es una disputa alrededor de la autoridad democrática. Y como no la hubo en mucho tiempo, desde el 83 para acá. Me niego, humildemente, a adosar el término “golpista”, y sin embargo, la tensión institucional que recorre al país algo se parece a abrir un abismo sobre ciertos límites. El canal de la posible y denunciada “destitución” es imprevisible, o inexistente (aún). Pero esa vena tapada entre el descontento, entre una energía social sin política, de repente, podría ser mas simple y llano: hoy el hombre fundamental es Daniel Scioli. El hombre portador de gestos mas decisivos. Cuánto empezaría a temblar si demorase mas de 20 minutos en responder una llamada. El “golpe” sería, tal vez, la opción de continuidad de una guerra de palacio al interior del PJ. La política de los otros está adentro. Pero hay algo, afuera, a la intemperie, que sigue siendo histórico. El país puede volver a dividirse, a quebrarse en dos. Lo "popular", si el kirchnerismo, con su centralidad peronista lo es, tiene una oportunidad. Lo popular se construye por negación. Ahora que existe lo otro... Entré despacito esta noche, puse la ropa junto a la cama, y cuando giró, después de que le besé la frente, me dijo: “¿no te bañás?”.

sábado, junio 14, 2008

Escudé

(...)

Más aún, ninguna ciudad latinoamericana ha sido bombardeada por otros países de la región,como lo han sido las europeas y las asiáticas. Es como si entre nosotros tuviera vigencia un imperativo categórico que se cumple a rajatabla y que no tiene paralelos en otras regiones: "No bombardearás ciudades". Incluso en el ámbito de la violencia interna resulta claro que -sin ánimo apologético- ni Pinochet ni Videla fueron equiparables a Hitler, Pol Pot o Milosevic.

(...)

En verdad, aunque el Mercosur no es lo que pretende ser, se ha convertido en más de lo que hubo de ser. Es un poderoso mito que funciona. Más que bloque comercial, es un lubricante que afianza la cooperación informal, vacunando contra la escalada de los conflictos. Se encuadra en un estilo diplomático sofisticado y sui géneris que no puede descifrarse a partir de la literalidad lineal de sus discursos y documentos. Leer el Tratado de Asunción que lo hizo nacer es equivocar el camino. Por cierto, la diplomacia latinoamericana descansa sobre una cultura difícil de decodificar para el extranjero.

(...)

Con sus luces y sombras, nuestra novísima civilización es un actor relativamente benigno de la comunidad global. El bicentenario de su nacimiento se aproxima. Sin renunciar a la corrección de sus imperfecciones históricas, es hora de rendir tributo a su grandeza.
Boca de Tormenta.

miércoles, junio 11, 2008

Los hechos armados

"La política es el seno en que se desarrolla la guerra, dentro del cual yacen escondidas sus formas generales en un estado rudimentario." (Clausewitz)

"Si pensamos cómo surge la guerra veremos que la concepción de la guerra no surge con la ofensiva, porque esta tiene como objetivo absoluto, no tanto el combate sino tomar posesión de algo. La guerra surge primero con la defensa, porque esta tiene como objetivo directo el combate, ya que la acción de detener el golpe y el combate son, evidentemente, una misma cosa. Detener el golpe es una acción dirigida por entero contra el ataque y, por lo tanto, lo presupone necesariamente; pero el ataque no está dirigido contra la acción de detener el golpe, sino hacia otra cosa: la posesión de algo y, en consecuencia, no presupone a la primera. Por consiguiente, es natural que quien haga entrar en acción primero al elemento de la guerra, quien desde su punto de vista sea el primero que conciba dos bandos opuestos, establecerá también las primeras leyes de la guerra, y es natural que sea el defensor." (Clausewitz)

"Es la conciencia de clase poseedora que la burguesía tiene de sí misma -como expresión de su ser social- la que la lleva permanentemente a "sentirse" atacada ante cada intento de conquista, recuperación social y política de los sectores desposeídos." (J. C. Marín)


URGA

Al estudiante le dispararon en un pasillo de la facultad
a la vista de todos, eso pasó en el año mil novecientos setenta
y cinco y no, no es una hoz sin mella lo que se ha de pintar
en la pared, a menos que sirva para reconsiderar el hecho
en relación al cereal que desde lo alto por un tubo en el muelle
a la bodega cae o allá en el polvillo cuando el recibidor hunde
una, dos en la panza de la bolsa, tres veces el calador hasta
el mango y ve palmaria la bondad de los granos pero decreta
chuza la entrega para devaluar. El Ente mayor es el Estado
y la mecánica se remonta a mil novecientos treinta: aparato
de regulaciones constantes que tiende a ser ejercido por una sola
cabeza capital, multiplicado en oficinas vacuas y vagas.
Y si el Sindicato media el descontrol, también la Universidad:
es trigo lo que hay alrededor del cuerpo caído, insectos muertos,
ácaros. Más allá un nuevo recibidor con su caladora en mano.
La cinta transportadora le acerca una bolsa, y otra y otra y otra.

(Sergio Raimondi, Poesía Civil, VOX, 2001)

sábado, junio 07, 2008

¿O es que acaso mi destino fue un recuerdo pensado y pasado en el pasado?


Hay una película de lo que fue, probablemente, la continuidad del Grupo de cine de Base, que acabo de ver por tercera vez. La película se llama “Las tres A son las tres armas”. Filmada en las precarias condiciones que vivía el grupo, durante su exilio en Perú. La película, del año 79, sigue siendo, así la vi la última vez, promocionada dentro del catálogo de películas a cuya autoría responde Raymundo Gleyzer. Ya conocemos su historia, sobre todo, el final trágico (el que sedimenta bastante las posibilidades interpretativas de su obra). En principio, en el caso de Gleyzer, estamos ante una obra, con todas las letras. Pero esta película de la que quiero hablar (cuya dirección específicamente cayó en manos de Jorge Denti), tiene características y rasgos sobre los que me gustaría avanzar. La ambientación es básica, y su eje narrativo simple: una lectura en ronda, dentro de una especie de living, con un mate que gira de mano en mano, y con planos cortos sobre las medias caras de varios militantes (mujeres y hombres). Se alcanzan a ver mitades de esas caras, hay un prurito obvio en no revelar esas caras. Imaginemos que son épocas de contraofensivas. Y si bien este grupo no pertenecía a Montoneros, las evaluaciones políticas que los restos del politburó del ERP mantenían, no distaban demasiado de las que motivaron la decisión de las contraofensivas montoneras. Pero acá no hay precisión: porque están leyendo un texto de un hombre muerto, a pocos años, cuya pertenencia orgánica era montonera. El mate gira, hay uno que ceba, y uno –principal- que lee un largo fragmento de la carta de Rodolfo Walsh. La primera escena es un allanamiento, es decir, un grupo de tareas que entra de golpe a un departamento, tira al piso a una mujer, en principio son tres, y uno da la orden de que revisen todo. Al cabo de tirar abajo una biblioteca y demás, le avisan al que da la orden de que no hay nada. Entonces, dice, nos vamos, y ordena que se lleven también a la mujer, que permanecía en el piso, desmayada… Cuando se retiran, la cámara queda fija en el living desordenado por la patota, y al cerrar la puerta, se apaga la luz, y una especie de luz cenital baja sobre una máquina de escribir que estaba en la mesa. Ahí empieza la voz a leer el texto. En el resto del film, mechados, hay algunos fragmentos, precariamente editados, que recuerdan al humor gleyzeriano, y didácticos, sobre no sólo la dictadura que en ese momento asolaba la Argentina, sino sobre el gobierno anterior que fue derrocado. Se insiste un rato con la imagen de Isabel Perón haciendo, en un juego de edición, el gesto nazi de la mano derecha hacia adelante. Bien, hasta acá una descripción un poco imprecisa de esa película. ¿Cuáles son los elementos que creo interesantes? Primero de todo, una especie de mensaje a sí mismos, dentro del campo de la militancia argentina, cuya mayoría vital, estaba fuera del país. Estamos vivos. Tenemos tiempo. Tiempo para leer atentamente la carta, fumar, tomar mate. Montar una película. Y, seguramente, aunque la película termina en la lectura del fragmento, tiempo para debatir su contenido después. Quien mire la película puede ver que a la acción represiva se le opone el montaje y la escena de lectura. La clandestinidad, y la circulación cultural producida durante el proceso, a pesar o además de estar vinculada a ciertas orgánicas políticas, justamente en su mayoría, se cocinó afuera del país. ¿Qué hay en esa reunión? Hay una demostración de fuerza. Pero a la vez, una delimitación. Las imágenes de protesta social ya conforman el archivo documental porque pertenecen al pasado inmediato del filme, pero están separadas por un muro de hierro de tiempo. Hace poco en un post escribí: “la oscuridad del razonamiento social que fundía en frases como algo habrán hecho o por algo será los restos de su conciencia civil, también abrigó una declaración de principios urgente sobre los propios límites, sobre la nueva forma de sociabilidad en la que estaba garantizado empezar a vivir de nuevo, si uno no había hecho nada, reestablecer el límite de la vida cuando algunas cosas, algunas decisiones, habían ido demasiado lejos.” Los militares revisaban libros. Y así, un imaginario de Fahrenheit, la secuencia que va del libro a la memoria, ya estaba construido... Ya vagaban por el bosquecillo en el invierno las almas y los cuerpos salvados. (...) Beatriz Sarlo, en una declaración fundamental, fijó en su “exilio interno” el momento clave de su formación intelectual. Se trata de un exilio doblemente interno, ya que no tuvo el "privilegio" de irse del país, y también como momento de introspección, en una casa rodeada de libros. ¿Y qué hacés si estás en una casa, sin poder salir, rodeada de libros que -presumiblemente- ya leíste? Leerlos. O releerlos, que, decía Borges, es la mejor lectura. Así que esa es la imagen: gente que lee, o que relee… En el filme no se relee, aunque lo que se lee no termine funcionando como fundamento de continuidad de la lucha armada. Pero formalmente, la escena está servida. El centro del saqueo y del allanamiento de la patota militar tiene, bajo la luz, a una máquina de escribir. Ahí se resume la reconstrucción de un canon, mas que literario, de las condiciones "cívicas" de hombres y mujeres que se refugiaban en ámbitos privados, cuya clandestinidad confirma. Cuando Horacio Verbitsky describe a "Operación Masacre" como el Facundo del siglo XX, también, toca el nudo de esto que intento explicar, bajo este balbuceo. La experiencia política de la militancia, procesada después del "genocidio", asume en estos textos o testimonios (o simples frases de eficaz puntería) una expresión acabada, radical, que no re-actualiza al trillado espectáculo de la "civilización o barbarie", o sí. O sí. La composición de esa escena, de ese ámbito, también fija una pertenencia de clase. La película no muestra el allanamiento de la casa de un obrero. O el ataque a una fábrica. No. Esas patotas persiguen a hombres que leen (y escriben). (...) Bueno, esto puede resultar molesto, pero no entraña una crítica en términos morales. No es que sólo tiene valor una resistencia “clasista”. Pero de alguna manera, el espejo esmerilado de este filme, en sus condiciones precarias, en una de sus ondulaciones deja advertir la costura de esta imagen: de este "altar cívico" saqueado que preanuncia algo sobre las formas en que la democracia sería recuperada en la Argentina. ¿Hubiera Rodolfo Walsh pensado que escribía un Facundo? ¿No eran los Montoneros una generación ilustrada cuya opción por los pobres contenía todo un programa hijastro del revisionismo, y cuya narrativa enfrentaba a los históricos escribientes de Facundos? Dos cosas: 1) el reconocimiento de la pluma de Sarmiento no es un pensamiento de guerra; 2) el reconocimiento del "pensamiento" de Sarmiento es un pensamiento de posguerra. Los Montoneros salen de los libros y de un cancionero impecable aprendido a cantar en colegios nacionales. Esa generación, a su vez, es la última generación urbana que cantó folcklore. (…) Eso se puede comprobar al oír las voces de Vox Dei (en su misa), de Aquelarre, Color Humano, Pastoral… Eso hace que el rock me fascine tanto, que ése rock sin pila, pila... La música descontrolada de quienes –por obligación- cantaban la Misa Criolla produce la lírica frágil de Soulé, canciones de fogón junto al suboficial, zambita pa don Rosendo, y después: canciones lisérgicas de la noche profunda… Ya dije cien veces mi teoría: el rock es el hermano menor del militante, el que, en la espera lunática del que llega tarde o no vuelve a casa, rasguea la guitarra… Escucha a la madre encender la luz, mirar la hora, despertar al padre, decir: es tarde. Este blog, como todo, está a punto de terminar un ciclo. Es tarde. Como decía Gambarotta: esto ya no es rock. Esto ya no es política. Peronista, pero de una forma rara: odio el peronismo estético. Los nuevos "contornos" sin densidad. Tengo fe bárbara en el futuro. Necesito una referencia material para seguir. Odio mis “mitades de camino”. Estudiante de sociología hasta volverme un militonto. Yo ya no creo en ningún ismo, dijo Fito, y se enterró definitivamente. Claro, la canción lo decía todo: al lado del camino. Hay que estar en el camino. Hay que creer en un ismo siempre. Y siempre seremos eso: los que estamos alrededor de una mesa, tomando mate, mientras alguien nos lee, en una luminosa periferia, algún texto que, quizás, conforme la piedra fundamental de un futuro orden. (…)
Auditar no es gestión.

domingo, junio 01, 2008

P & P (a dos años)

Quedémonos con esto: Con Lavagna de regreso al peronismo y el radicalismo a nivel nacional inerte, hoy el mapa político muestra cuatro fuerzas: el kirchnerismo, el peronismo no kichnerista, la Coalición Cívica y el PRO. Por ahora, las encuestas muestran que, tras el conflicto con el campo, el kirchnerismo vive un éxodo de votantes que aún no han decidido a dónde ir. Probablemente puedan terminar yendo en mayor proporción a aquellos dos de los restantes tres sectores que logren unirse. El mapa está bien. Pero la ecuación depende de varias cosas. 1) Frente a qué tipo de elecciones se especula con su resolución. O sea, si son legislativas, como las del 2009, la proporción supuesta de la fuga del voto K, en los "centros urbanos", es probable de que vaya a la CC. El "peronismo no K" tiene la ñata contra el vidrio en el restaurant de Puerto Madero, esperando que alguien patee el tablero. Ahora, si dentro de ese peronismo no K pensamos en De Narváez, bueno, no sé, es un tipo como el rabino Bergman, que tiene mas ganas de ganar que de hacer política, ¿se acuerdan cuando el rabino después de que Macri y Filmus dejan 3ero a Telerman y la CC se raja al festejo de los chicos del Newman? Eso no es pasta de campeón, eso es payaso. Aunque según el Indio: las dos cosas que aman las minitas. Pero volvamos al escenario, el punto 2 sería: si fueran unas elecciones para cargos ejecutivos, ¿qué podría pasar? Ahí el peronismo no K y el Pro, cuya raíz es la misma, tendrían mas peso, porque en lo ejecutivo, digamos, el discurso republicano se deshace mas. Imaginemos un gobierno republicano, cuyas figuras del espectáculo musical se renuevan, un Jairo, una Sandra y Celeste, Aguinis, etc., o sea, un progre mas '83 que '73... Asume, y una de sus primeras medidas es... ¡reunión de gabinete! Y a la salida, por orden presidencial... ¡conferencia de prensa de todo el gabinete! Y después... ¡todo el gabinete con la presidenta a Uruguay! Migas van a hacer de la imagen patriotera del corsódromo aquella... Patricia, la "piba", la nueva Alberto Fernández, Adrián Pérez, diciendo, "bueno, un Aníbal Fernández no nos vendría mal", risitas. Dopo, afirmar en reportaje dominguero a La Nación y Clarín que el referente es Lula... I-n-d-i-s-c-u-t-i-b-l-e. Con Chávez, relaciones normales, racionalidad. Quizás, al principio, mas condescendencia con Evo. Su indigenismo, en fin. Pero brazos abiertos a la era demócrata. ¿Y para el agro que puso el lomo? Bueno, paciencia, se van a estudiar las cuentas, que parece que no son lo que nos dijeron... Casi que la presidenta le dirá al país: conmigo el dólar... 3 a 1. Y así. Algún ex ministro por Comodoro Py, puntualmente. Cuando se acaba la batería de gestos, y empieza la oxidada máquina de la continuidad, el peronismo en un congreso en Parque Norte rodea a su nuevo hombre, y al final, pa'saludar, llega el secretario general de la CGT... Ah, la CTA, a todo esto, ya hizo 3 marchas por la personería... La inflación se come todo. ¿Retenciones, coparticipación? Le costará procesar los principios de la democracia argentina básicos: no se gobierna sin la Justicia, o sea, los jueces federales, como la CGT, como las intendencias del conurbano, componen la columna vertebral. Gobernar, que es una tarea de injusticia permanente (lo justo siempre es excepcional), tiene sólo eficacia con su brazo armado: la Justicia.

Para el caso, aguante Macri... bah, Néstor 2011. For ever.

En sus relojes hay nombres y no números.

“¿Saben los muertos qué hora es?”. La cita pertenece a Kenneth Patchen, autor norteamericano que Horacio conoce como pocos. Pero bien, nuestro autor desarrolla no una respuesta a esa pregunta de Patchen, pero sí la etiología de esa interrogación, es decir, entiende las causas por las que, en el origen de esa pregunta tan incómoda, está el movimiento de una escritura: ¿Saben los muertos qué hora es? Se trata de una pregunta formulada por una persona en vida que no sale de su asombro. Desde ya, los muertos no conocen la hora porque no importa conocerla, hasta donde nosotros sabemos. Lo que se involucra en las “Elegías” es el conocimiento que tengan los ausentes del valor temporal de una vida que dejaron y que la pregunta de Patchen parece prolongar. Lo único que puede hacer la poesía para zanjar ese cruce de intereses es apelar a la imagen, a través de la palabra del escritor, y decidir quién habla. Gadamer, al referirse al mecanismo de elocución en la obra de Paul Celan, aseguraba que el Dios de ese poeta, reflejado en sus textos, decide ser hablado.