sábado, junio 07, 2008

¿O es que acaso mi destino fue un recuerdo pensado y pasado en el pasado?


Hay una película de lo que fue, probablemente, la continuidad del Grupo de cine de Base, que acabo de ver por tercera vez. La película se llama “Las tres A son las tres armas”. Filmada en las precarias condiciones que vivía el grupo, durante su exilio en Perú. La película, del año 79, sigue siendo, así la vi la última vez, promocionada dentro del catálogo de películas a cuya autoría responde Raymundo Gleyzer. Ya conocemos su historia, sobre todo, el final trágico (el que sedimenta bastante las posibilidades interpretativas de su obra). En principio, en el caso de Gleyzer, estamos ante una obra, con todas las letras. Pero esta película de la que quiero hablar (cuya dirección específicamente cayó en manos de Jorge Denti), tiene características y rasgos sobre los que me gustaría avanzar. La ambientación es básica, y su eje narrativo simple: una lectura en ronda, dentro de una especie de living, con un mate que gira de mano en mano, y con planos cortos sobre las medias caras de varios militantes (mujeres y hombres). Se alcanzan a ver mitades de esas caras, hay un prurito obvio en no revelar esas caras. Imaginemos que son épocas de contraofensivas. Y si bien este grupo no pertenecía a Montoneros, las evaluaciones políticas que los restos del politburó del ERP mantenían, no distaban demasiado de las que motivaron la decisión de las contraofensivas montoneras. Pero acá no hay precisión: porque están leyendo un texto de un hombre muerto, a pocos años, cuya pertenencia orgánica era montonera. El mate gira, hay uno que ceba, y uno –principal- que lee un largo fragmento de la carta de Rodolfo Walsh. La primera escena es un allanamiento, es decir, un grupo de tareas que entra de golpe a un departamento, tira al piso a una mujer, en principio son tres, y uno da la orden de que revisen todo. Al cabo de tirar abajo una biblioteca y demás, le avisan al que da la orden de que no hay nada. Entonces, dice, nos vamos, y ordena que se lleven también a la mujer, que permanecía en el piso, desmayada… Cuando se retiran, la cámara queda fija en el living desordenado por la patota, y al cerrar la puerta, se apaga la luz, y una especie de luz cenital baja sobre una máquina de escribir que estaba en la mesa. Ahí empieza la voz a leer el texto. En el resto del film, mechados, hay algunos fragmentos, precariamente editados, que recuerdan al humor gleyzeriano, y didácticos, sobre no sólo la dictadura que en ese momento asolaba la Argentina, sino sobre el gobierno anterior que fue derrocado. Se insiste un rato con la imagen de Isabel Perón haciendo, en un juego de edición, el gesto nazi de la mano derecha hacia adelante. Bien, hasta acá una descripción un poco imprecisa de esa película. ¿Cuáles son los elementos que creo interesantes? Primero de todo, una especie de mensaje a sí mismos, dentro del campo de la militancia argentina, cuya mayoría vital, estaba fuera del país. Estamos vivos. Tenemos tiempo. Tiempo para leer atentamente la carta, fumar, tomar mate. Montar una película. Y, seguramente, aunque la película termina en la lectura del fragmento, tiempo para debatir su contenido después. Quien mire la película puede ver que a la acción represiva se le opone el montaje y la escena de lectura. La clandestinidad, y la circulación cultural producida durante el proceso, a pesar o además de estar vinculada a ciertas orgánicas políticas, justamente en su mayoría, se cocinó afuera del país. ¿Qué hay en esa reunión? Hay una demostración de fuerza. Pero a la vez, una delimitación. Las imágenes de protesta social ya conforman el archivo documental porque pertenecen al pasado inmediato del filme, pero están separadas por un muro de hierro de tiempo. Hace poco en un post escribí: “la oscuridad del razonamiento social que fundía en frases como algo habrán hecho o por algo será los restos de su conciencia civil, también abrigó una declaración de principios urgente sobre los propios límites, sobre la nueva forma de sociabilidad en la que estaba garantizado empezar a vivir de nuevo, si uno no había hecho nada, reestablecer el límite de la vida cuando algunas cosas, algunas decisiones, habían ido demasiado lejos.” Los militares revisaban libros. Y así, un imaginario de Fahrenheit, la secuencia que va del libro a la memoria, ya estaba construido... Ya vagaban por el bosquecillo en el invierno las almas y los cuerpos salvados. (...) Beatriz Sarlo, en una declaración fundamental, fijó en su “exilio interno” el momento clave de su formación intelectual. Se trata de un exilio doblemente interno, ya que no tuvo el "privilegio" de irse del país, y también como momento de introspección, en una casa rodeada de libros. ¿Y qué hacés si estás en una casa, sin poder salir, rodeada de libros que -presumiblemente- ya leíste? Leerlos. O releerlos, que, decía Borges, es la mejor lectura. Así que esa es la imagen: gente que lee, o que relee… En el filme no se relee, aunque lo que se lee no termine funcionando como fundamento de continuidad de la lucha armada. Pero formalmente, la escena está servida. El centro del saqueo y del allanamiento de la patota militar tiene, bajo la luz, a una máquina de escribir. Ahí se resume la reconstrucción de un canon, mas que literario, de las condiciones "cívicas" de hombres y mujeres que se refugiaban en ámbitos privados, cuya clandestinidad confirma. Cuando Horacio Verbitsky describe a "Operación Masacre" como el Facundo del siglo XX, también, toca el nudo de esto que intento explicar, bajo este balbuceo. La experiencia política de la militancia, procesada después del "genocidio", asume en estos textos o testimonios (o simples frases de eficaz puntería) una expresión acabada, radical, que no re-actualiza al trillado espectáculo de la "civilización o barbarie", o sí. O sí. La composición de esa escena, de ese ámbito, también fija una pertenencia de clase. La película no muestra el allanamiento de la casa de un obrero. O el ataque a una fábrica. No. Esas patotas persiguen a hombres que leen (y escriben). (...) Bueno, esto puede resultar molesto, pero no entraña una crítica en términos morales. No es que sólo tiene valor una resistencia “clasista”. Pero de alguna manera, el espejo esmerilado de este filme, en sus condiciones precarias, en una de sus ondulaciones deja advertir la costura de esta imagen: de este "altar cívico" saqueado que preanuncia algo sobre las formas en que la democracia sería recuperada en la Argentina. ¿Hubiera Rodolfo Walsh pensado que escribía un Facundo? ¿No eran los Montoneros una generación ilustrada cuya opción por los pobres contenía todo un programa hijastro del revisionismo, y cuya narrativa enfrentaba a los históricos escribientes de Facundos? Dos cosas: 1) el reconocimiento de la pluma de Sarmiento no es un pensamiento de guerra; 2) el reconocimiento del "pensamiento" de Sarmiento es un pensamiento de posguerra. Los Montoneros salen de los libros y de un cancionero impecable aprendido a cantar en colegios nacionales. Esa generación, a su vez, es la última generación urbana que cantó folcklore. (…) Eso se puede comprobar al oír las voces de Vox Dei (en su misa), de Aquelarre, Color Humano, Pastoral… Eso hace que el rock me fascine tanto, que ése rock sin pila, pila... La música descontrolada de quienes –por obligación- cantaban la Misa Criolla produce la lírica frágil de Soulé, canciones de fogón junto al suboficial, zambita pa don Rosendo, y después: canciones lisérgicas de la noche profunda… Ya dije cien veces mi teoría: el rock es el hermano menor del militante, el que, en la espera lunática del que llega tarde o no vuelve a casa, rasguea la guitarra… Escucha a la madre encender la luz, mirar la hora, despertar al padre, decir: es tarde. Este blog, como todo, está a punto de terminar un ciclo. Es tarde. Como decía Gambarotta: esto ya no es rock. Esto ya no es política. Peronista, pero de una forma rara: odio el peronismo estético. Los nuevos "contornos" sin densidad. Tengo fe bárbara en el futuro. Necesito una referencia material para seguir. Odio mis “mitades de camino”. Estudiante de sociología hasta volverme un militonto. Yo ya no creo en ningún ismo, dijo Fito, y se enterró definitivamente. Claro, la canción lo decía todo: al lado del camino. Hay que estar en el camino. Hay que creer en un ismo siempre. Y siempre seremos eso: los que estamos alrededor de una mesa, tomando mate, mientras alguien nos lee, en una luminosa periferia, algún texto que, quizás, conforme la piedra fundamental de un futuro orden. (…)

20 comentarios:

DF dijo...

Impresionante, Martín. Fuerte, bello, verdadero. Por momentos se me escapa lo que estás intentando decir pero no importa: sé bien en el fondo qué estás intentando decir, o diciendo. Y es lo que hay que decir, o pensar, o sentir. Una pregunta así y todo: de acuerdo, muy de acuerdo, no hay modo de estar en contra, con la idea de que "hay que creer en un ismo". Sí, hasta enchastrarse, como decía no sé cuál poeta comprometido de los viejos tiempos. Pero qué se hace cuando no se puede creer. ¿Hay que inventarlo? ¿Hay que creer sin creer? ¿O siempre uno de alguna manera cree en algún ismo y de lo que se trata es de hacerse cargo? Está claro que no espero que me respondas: son preguntas que me hago a mí mismo, o que desatás y las apunto. ¿Y qué es eso de que "este blog está a punto de terminar un ciclo"? Demasiado suspenso. Un abrazo.

Anónimo dijo...

impresionante tincho. No te vayas nunca.

Anónimo dijo...

Dejate de joder con lo de terminar un ciclo, no jodas, ¿que hacemos los que no tenemos acceso a lo "que se discute" y te leemos siempre? No se te vaya a ocurrir cerrar el blog.
Alguna vez te dije que vos tenias que ser "referente", si vos lo decidis salimos a bancar el ismo, el paniaguismo o el martinismo.
Habia una pelicula en la que actuaba el gran Mastroiani, se llamaba "Sostiene Pereira", ni me acuerdo muy bien de que se trataba, tengo la vaga idea marihuanera de que era sobre un viejo obstinado, que "sostenia" ideas (¿de ahi su titulo?), y se venia el golpe en Portugal y el viejo queria "estar en el camino", No "al costado". Terminaba con la escena del viejo caminando entre la gente con una cancion hermosa.
Como nos pusiste sensibles con este post y nos hiciste cagar en las patas con eso de "terminar un ciclo", te regalo la cancion a la que hacia mencion.
Aguante la Revolucion en tinta limon, diez veces venceremos!

http://es.youtube.com/watch?v=nWFKJQvoqtI&feature=related

Anónimo dijo...

tristeza nao tem fin...

http://www.youtube.com/watch?v=De2XmncutzA

Anónimo dijo...

El boludo este del anónimo las 8:56 me hizo emocionar...

O segredo a descobrir está fechado em nós
O tesouro brilha aqui embala o coração mas
Está escondido nas palavras e nas mãos ardentes
Na doçura de chorar nas caricias quentes

No brilho azul do ar uma gaivota
No mar branco de espuma sonoro
Curiosa espreita as velas cor de rosa
A procura do nosso tesouro

A brisa brinca como uma gazela
Sobre todo o branco e a rua do Ouro
Curiosa espreita a fenda da janela
A procura do nosso tesouro

Viva el glorioso PRT!!!

Cresto dijo...

Sí, Martín... sonó un poco oscuro, apocalíptico eso del fin de ciclo... O quizás no, y todo sea una "fé bárbara en el futuro".

Abrazo grande

Anónimo dijo...

Gordo Joe: si un boludo te hace emocionar, sos un pelotudo.

Martín: felicidad.

mariano dijo...

no te vayas martín, o sí pero algún lado mejor.
abrazo.

Anónimo dijo...

cómo se dice cuando te quedás un rato quieto en un lugar y es como si en realidad no estuvieras en ninguna parte?

shock, estado de shock.

un abrazo,

valeria

Anónimo dijo...

Tristeza: http://www.youtube.com/watch?v=1_6KPet8Zo8&feature=related

Mario Arteca dijo...

Martín: ese ismo al que te referís es la creencia, no la excrecencia, como gusta decir ahora a los que buscan en el lenguaje seudo-distintivo una idea de la democracia. Por qué todo tan plano? No me refiero a la chatura, como si uno no viviera en bajorrelieve; me refiero al discurso horizontalizado: disenso, legitimidad, diálogo, y hasta "distribución" (de la riqueza). A tus mitades de camino, les agrego el odio (a las mías) a las mitades, o mejor, al uncuartismo (otro ismo!) del discurso de propaladora adventista de los referentes sociales, sean o no, mediáticos. Las buenas intenciones del alfonsinismo ahora funcionan con un cinismo mayéutico que deploro. A pocos le importa decir lo que verdaderamente se piensa. Y estar en el camino, supongo, es transcurrir como protagonista, no? Estar, no observando solamente, sino funcionando a pleno ismo. No sé. Tu blog me gusta. Esta versión del peronismo, también. Yo era de la época que se cantaba folklore en la militancia. A mí me gustaba otra música. La que escucho ahora no está mal.

nv dijo...

fe bárbara en el futuro, porfis.

DF dijo...

No puedo tener fé en el futuro. ¿Cuestión de edad? Tal vez. Sí tengo una fé enorme en que hay que hacer lo que hay que hacer y ninguna otra cosa. Ahora y acá, y el futuro quién sabe. Al futuro, hacerlo. Sí fe en nuestra capacidad de distinguir presencia real de impostura, voluntad de hacer cosas de oportunismo, ganas de vivir en serio de pérdidas de tiempo en huevadas distractivas, amor al prójimo de oportunismo político. Te harta toda forma de domesticidad, todas esas buenas maneras que esconden y viabilizan modos de dominación o hipocresía, o "tolerancia", el fulbito "democrático" o "revolucionario" o "popular" para el aplauso de la tribuna, todo ese modo de poner la jeta para aparecer más "interesante" ante los fotógrafos. Si no me equivoco, si es eso lo que te pasa, Martín, tenés razón. Hacele caso a tu corazón, disculpá la cursilería.

Anónimo dijo...

"Fe bárbara en el futuro", ¿es un oxímoron?

Martín dijo...

Che putarracas, hablé de que termina un ciclo en el blog, no de que termina el blog...

Hay que seguir, hay que seguir.

Grado Cero dijo...

Los principios, los principios... no el cura que la dibuja como quiere, a ese mejor no creerle.
Si la fe se pierde, que se renueve, modificarla desde el ahora para todos, pero para TODOS incluso los que no tienen partido definido.
Está muy bueno lo de creer en el ismo, pero que se haga real, no sólo repetir maquinalmente aún a sabiendas que el cura hace sufrir a la gente...
Me gustó tu post, dan ganas de que sea hoy así, que hagamos la sociedad que nos merecemos pero libres de las ataduras... el lider al igual que el cura muchas veces pega cachetadas y no hay que poner la mejilla, porque en política hacerlo implica gente que se queda al costado del camino.
Pensar en la gente toda, aquella que piensa en subsistir sin agregarle el ismo

Saludos

Anónimo dijo...

Che gordo baxter, te habla el boludo que te emociono:
Supongo que cuando pusiste la cancion, empezaste por prestarle atencion, tu primer impacto fue la voz de la mina (que es increible), aparecieron los violines y te dejaste suspender en la cancion...pero cuando aparecio la imagen de Mastroiani, ahi se te estrujo el corazon, algun recuerdo de algun ser querido o alguna fantasiosa identificacion personal terminaron de aprobar la cancion y motivar a que escribas tu post.
El apelar a tocar fibras intimas de las personas fue el mensaje fundacional del peronismo.
Viva tu glorioso prt pero lo de boludo, no te lo voy a perdonar, coincidimos en esta coyuntura, en el operativo clamor para que Martin continue con el blog.
Martin es el que nos algutina pero si Martin cierra el post, te voy a cagar a trompadas.
un saludo, compañero coyuntural
el anonimo de las 8:56

Anónimo dijo...

anónimo 8:56: perdonalo, el gordo baxter es un reverendo pelotudo.

Anónimo dijo...

anónimo 4:56, vos sí que sos un groso.

anónimo 8:56, no es para tanto.
Si tanto te molestó, lo retiro.

Por qué me emocioné, es un problema mío.

Yo qué carajo tengo que ver si Martín cierra el blog?

Yo siempre tuve en claro quienes son y serán mis compañeros.

Saludos.
Joe

Anónimo dijo...

Al final, son todos putos.