miércoles, septiembre 14, 2016

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Con la escena de crueldad de los rugbiers contra el linyera nos podemos hacer un picnic de metáforas de la época. En esta ciudad donde estornudás y es metáfora de algo. Se parece al fotograma de una adaptación perdida de La Naranja Mecánica: pegar de atrás y escapar. Me parece razonable que el club los sancione. Me parece siempre border esto de que la viralización de una escena funcione como disciplina, como otra forma de abuso de poder donde todos pueden ver el mal que hacemos, y se produce una desproporcionada exposición para la que no hay plataforma de respuesta posible, y es festín para el consumo morboso; aunque esto ocurrió en la calle y los mismos agresores lo filmaron (se ve que lo querían volver a ver y disfrutar). Que se jodan. Lo que me jode es la idea de probation, esa "penitencia" de que los chicos hagan tarea comunitaria en una de las tantas Ong$ que tercerizan el bien. En mi sociología de raje sólo cabería que la tarea comunitaria sea entre el agresor y el agredido. Construir un vínculo ahí. Que no se le pierda el rastro al linyera, que se sepa de él. Que no se pierda ni diluya tan rápido la relación entre la víctima y el victimario. Que no se tercerice la reparación en tantas mediaciones que desvinculan. Que no se enfrenten los rugbiers sólo a la mirada sancionatoria de una sociedad indignada. Que no pierdan de vista la escena, al que salió lastimado. Que tengan que tener una palabra hacia él. Mi amigo Pedro Núñez dice que algunas escuelas llaman "sanción reparadora" a eso. Eso sería el bien, ¿no?