domingo, julio 09, 2006

Jotapé


No para de tocar
cada hilacha que cuelga
del aire, ni de tejer
su sombra sin palabras,
ese modo de enlazar túneles azules,
una manera de dejar desarmado

al acorde del destino llamando a la puerta,

según enseñó el sordo Beethoven.

Y así es como van pasando los años,
entre saldos y retazos que resbalan
por la huella de una bicicleta
sobre el asfalto donde la sangre del violín
oscurece las ramas caídas de los paraísos.

(Horacio Fieblekorn, para Jorge Pinchevsky)

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