viernes, abril 21, 2006

Pro

¿Será hora de explicar lo de hace unos días? Hablo del desafío de ser progre. Hablemos de eso, de eso que las mejores mentes de mi generación (esas poetas primas del alma) perciben. ¿Qué cosas están en agenda hoy? La feminización del mundo, o, mejor, el fin de la guerra como organización del tiempo (y, decían por ahí, ah, el flujo de energía erótica que ello provocará...). Es decir, hablamos del mundo en el sentido contemporáneo, de 50 años para acá, ¿de eso hablamos cuando hablamos de hoy?

Así, de mis Cartas Quillotanas, desprendo:

-El peronismo es el progresismo posible.

-La política de la democracia es el fin de la política como continuación de la guerra.

-El progresismo es una manera de procesar el relato de la política, sin romper lanzas con la historia, con las tradiciones políticas argentinas.

-Y, la última verdad: no hace falta decirse progresista para serlo, porque, es cierto, demasiados equívocos lleva esa palabreja que ningún ingenio "popular" querrá resemantizar.

2 comentarios:

marina dijo...

Con tu permiso, Martín, sumo esta explicación a la discusión que se armó en el blog de Terranova a partir de la frase tuya que cité esa noche. A ver si nos entendemos...
Beso,
M

Martín dijo...

Permiso concedido.