domingo, abril 23, 2006

Chagas

*
“El Tajo va siguiendo su jornada…

Y regando los campos y arboledas…”


*
Ciudad

Chagas: ciudad desértica,
casas de palo
y hueso

(El mate re chupado
En un galpón lleno de tabaco, a secar
La gorra de Misiones de los tíos perdidos
en las plantaciones, en las estaciones, en las estancias, en la chacras)

Una cruz en el agua

Fotos borroneadas, amarillas y negras, comidas por las pulgas del baúl

Niño salta al agua, sale a treparse en el árbol
Mojado
Raspó en el tronco húmedo un fósforo y se hizo la llama igual. Igual. Igual.
Cada vez, cada día.
Acá va de nuevo, a subirse al tronco.

Prendido fuego.


*
En la entraña o la borra
a la que nos asomamos a leer
la suerte: la leche ya está echada...

Crepita el fósforo aturdido de su imagen:
vela a su madre
junto a un río,

y mientras junta más flores
que se le pegan al talón,

el burro de la campana se echa un guascazo
contra el tronco y gime
para darle un rayo de leche último,
al final. Como un puro dios manantial, dios de la fuerza, dios del tendón.

Una última campana de bronce pega contra el árbol.
Son tan duras las comunicaciones.
Los elementos se repelen.
No hay nada que haga estallar definitivamente nada.


*
Blanqueado por un rayo de leche, fue inútil,
era sólida, de cobre:

jamás digas lo que hizo el tiempo (no te van a creer):
la luz de la mañana te baña,
luz del mundo en la mañana en un baño,
hojas y agua pura en los árboles,
hallaste el cuerpo de tu madre
al fondo de una gran bolsa de arroz


*
Rasante sobre la loma un burro se transforma en leche.
Justo cuando estaba por subir su suplicio a la luna, en forma de rayo.

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