martes, junio 06, 2006

Mi negra

Todos son patriotas.

Menem, el otro día, hablando, no?, le decía a mi viejo, fue importante por algo así como por lo que terminó siendo importante Rosas a los ojos del mejor Alberdi: porque solidificó un orden (el orden democrático), algo que el mejor Alfonsín, con sus buenas intenciones, su temple radical, no pudo terminar de hacer (naturalmente), pero Menem fue eso que el país le va a deber: una democracia inicial en alianza al poder real que la solidifique, porque dos años después en el medio de la furia de la cacerola a presión... ¿Se entiende? Esto empezó con eso de "dentro de la democracia todo...", de eso estamos hablando. De eso todo el tiempo. Donde alguien vio derrota, claudicación, yo veo ahora (en la hora de las partidas, de las rupturas, de las traiciones a la causa personal) la construcción fundamental... Y espero el día que no se hable en términos tan nimios como "menemato". No es un relato material, no es un relato de buenos y malos, no es la guerra del agua, perdimos YPF, ok, pero ganamos algo que aún no sabemos decir. Quiero un pensamiento pragmático, emotivo, plural, que entienda las razones profundas de los gobiernos que el pueblo se dio a sí mismo. Creo en eso, creo en eso, creo en decirlo así, creo en cada triunfo, en cada mayoría, desde el '83 para acá, porque aprendimos la lección de la sangre. Lo de la mariposa, a ver: es una manera de decir que él sobrevuela el río corrupto que es eso mejor que tenemos ("clase política"), pero sí, Kirchner es tan sucio como todos, pero puedo decirte que la corrupción no me interesa, loco, loca, es eso...

Bah, para qué seguir.

Toda política en democracia es progresista, papá.
Toda política en democracia es progresista, abuela.
Toda política en democracia es progresista.
Y no me vengan con la pelotudez del anti-progresismo, ese nervio chato.
Toda la clase política es progresista.
Esto se acaba,
esto se acaba, esto
se acaba.

1 comentario:

Anónimo dijo...

sabes lo que pasa, hay un problemita en tu analisis. yo coincido en que la demonizacion del menemato esconde, aun con todas las traiciones y razones innegables que conforman su retrato odioso, una visión conspirativa y decadentista de la historia argentina : la historia, del 55 para acá, como pura conspiración de grupos economicos y del capital en su busqueda de concentracion; una visión, en realidad, que parece desenfocar la realidad nacional con respecto a lo que sucedía simultáneamente en el mundo y en las realidades similares latinoamericans. pero tu visión es el exacto reverso: en vez del decandentismo conspirativo, el ascenso mágico, acrítico, a base de sucesivas mayorías, sucesivos gobiernos, cuyo legado, más allá de todo, siempre sería finalmente positivo.