domingo, marzo 23, 2008

Las afueras

La velocidad no es tiempo. Los otros días le decía a G.: ojo, mirá que no voy a tener señal. ¿Cuándo lo dije por primera vez? ¿Hace un año, dos años, cinco años? En este pequeño relato ("Ares no fue hallado en todo el día, ni en su domicilio ni en su despacho. Era imposible dar con él.") lo primero que me vino a la mente fue: claro, hoy hay celular. Y un celular apagado es una señal política inequívoca. Cuántos dicen "no me atiende el celular", cuántos ex candidatos repiten en soledad "no me atienden el celular". Porque llamar a un despacho, bueno, está la secretaria que te dice que está en una reunión, o que lo llamó la mujer de urgencia porque el nene... No estar en el despacho ni en la casa, significó: está en algún lugar incierto, inaccesible, en el tramado del golpe, según la anécdota. Un mundo sin celular ni ansiolíticos, ¿existió alguna vez? Y no me vengan con el clasismo de la comunicación: conozco cartoneros con celular. En fin, las revoluciones miden capacidades de adaptación, "cambios naturales". No es el hombre frente a la máquina, no. La línea H, entre varias cuentas pendientes, tiene la de que no tenés señal. En la línea de la consonante muda, juro, una vez viajé solo. Solo es solo: único pasajero. Y había que ver al tren parar en la estación Venezuela, y que nadie ascienda, y que nadie descienda, esa lentitud vaporosa, esa espera, ese cumplimiento. Bruto como soy, hubiese dicho, "un viaje kafkiano". Bueno, con la misma naturalidad es que recibí hace un tiempo "Las afueras", de Paula Peyseré. El libro es una revolución, pero una revolución en estos términos: algo que opera en nuestro sistema nervioso, una revolución cuyo sujeto es una velocidad impersonal sobre el cuerpo. Y cuando uno promedia su lectura, justamente, tiene la sensación de que el libro es familiar, de que su sentido -perdido para siempre- habita en el tono de una novela coral que nos está contando algo, y no sabemos qué, y tampoco sabemos que no sabemos qué... Peyseré es como si hubiese estado siempre. Las afueras, si no lo leíste, tenés que leerlo, siome.

1 comentario:

Hector Casa dijo...

Bueno, ahora me pico el bicho de la intriga...voy a tener que leerlo...

gracias y salu2

hector casa