Ñacahuasú
Pero la demanda mas compacta, que atravezaba el tejido social de arriba a abajo era que el país funcione. Como sea, pero que funcione. Donde haya que poner estado, que lo haya, donde se tenga que limitar la ahora desantificada libertad de mercado, que se la limite, donde haya que permitir superganancias para abultar las cuentas fiscales rápida y facilmente, que se permita. La caída del falso ídolo liberal no fue tanto -al menos en términos generales- un retorno al estatismo o a determinada política nacional y popular, sino más bien quitarse el corset ideológico que impedía o vetaba implícitamente la salida heterodoxa impía. La política kirchnerista fue, mas que cualquier otra cosa, eso.
2 comentarios:
Roquismo al fin !! Sería entonces, mas bien: Ñaembé.
Lo que pasa, Ulschmidt, es que roquismo a comienzos del siglo XXI es forzosamente otra cosa que el roquismo original.
La comparación no es mala, si se la entiende con esta fenomenal limitación. Cuando Gramsci hablaba de cesarismo, no quería decir que en el siglo XX dC se repetían los mismos conflictos, partidismos e instituciones del siglo I aC.
Las analogías y las metáforas son muy útiles, a condición de no creer demasiado en ellas.
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