(...)
El nuevo urbanismo
tendrá por armas el jabón, la vacuna y la
ventilación, y por estandarte la salud,
contra la incivilidad y la barbarie. Fue así
que se levantó la nueva ciudad, en la nada completa,
donde se puso la piedra fundacional
junto a un cofre lacrado lleno de objetos
de valor –un estetoscopio, una jeringa,
sondas, vendajes, chatas, papagayos, medallas,
monedas, vino- ceremonia que tuvo
por testigos, dicen, a las más altas autoridades
de la política y la salud, y a un grupo de indios
que no entendían nada, aunque se supo:
hubo sólo funcionarios de segunda línea...
Horacio Fiebelkorn.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario