De lo que sí estoy seguro es que el hambre debe ser paliado alí donde se encuentre. Es decir, no se puede convocar a la gente a los cuarteles o guarniciones militares para que allí se les sirva la comida. Tendrán que ser las mismas Fuerzas Armadas y los organismos que las acompañen o colaboren con ellas los que deben ir al lugar donde el hambre se halle. Se utilizarán comedores, escuelas, clubes o directamente se organizarán "comedores de campaña" para que la gente pueda concurrir a un lugar cercano a satisfacer su necesidad más elemental.
No hay ninguna razón para que el pueblo que acoge a un forastero le "deba" conseguir un trabajo remunerado y vivienda definitiva. Puede sí albergarlo temporalmente y darle de comer mientras está hambriento y "de paso".
El mundo secular en el que vivimos necesita objetos abstractos e intangibles (como otrora lo constituía la religión) sobre los que pueda depositarse esa confianza y no encuentro que esos objetos puedan ser otra cosa que la Constitución y las leyes.
Siempre hay una minoría que cree en la magia y después de salir de ver Harry Potter está convencida de haber visto un documental...
El liberalismo no es de derecha.
Si no es el liberalismo, ¿quién dará apoyatura teórica a los derechos humanos?
Las leyes están para ser cumplidas. Un delincuente, por más sanguinario, sádico o perverso que pueda ser, una vez capturado se convierte en "un hombre solo" frente al resto del conjunto de la sociedad. Por ende, los derechos humanos que -debe recordarse- fueron creados "para proteger a los menos de los mas", cobran de inmediato toda su importancia.
¿Por qué no aplaudió la "izquierda" vernácula la incautación de los depósitos bancarios por parte del Estado?
(...) el capitalismo es anterior al liberalismo.
Marx siempre habló de las "fuerzas ineluctables de la historia"; siempre sostuvo (gracias a su "historicismo") que sólo podía interpretarse la historia humana, no como un acontecer voluntario de ciertos personajes, sino como el desenvolvimiento objetivo de fuerzas que no podían controlarse. Por eso sostenía que el socialismo sería el último eslabón inexorable de ese desarrollo histórico y que el mismo sobrevendría después de que las fuerzas de producción del capitalismo se hallaran maduras. El marxismo vernáculo (muy poco apegado a la lectura de Marx) quiere socializar la pobreza. Quiere hacer de nosotros un conjunto indeferenciado de pobres.
En el catecismo marxista debía buscarse la solución para el problema de la falta de transporte en Quemú-Quemú.
Puedo comprender que peruanos o mexicanos se enorgullezcan de su pasado precolombino, pero ninguna razón existe en el Cono Sur de América (incluido el Brasil) para tener por cierto que antes de la llegada del colonizador había una "cultura" propia que ahora es menester defender. Debemos recordar que cuando en las riberas del Río de la Plata se produjo el primer contacto de aborígenes con una expedición española, esa vez le tocó vencer a los indios, quienes, cumplidamente, se comieron a sus adversarios invasores.
La misericordia con el derrotado o el velar por los "intereses espirituales y materiales" de los oprimidos son categorías del pensamiento occidental y es desde esa óptica que puede reprocharse a los españoles (o a los ingleses o franceses) el haber exterminado a las poblaciones indígenas o el haberlas tratado como mano de obra semiesclava.
Sólo quisiera recalcar que si soy de "derecha", lo sería no por las mismas cuestiones por las que así se cataloga a Seineldín o Rico (parecidas razones a las que ubican en ese sector a Jean-Marie Le Pen), sino porque se me consideraría un candidato "conservador".
Si el cambio es llamado "conservador", no me extraña que al continuismo lo denominen "progresista".
El "nacionalismo" es tan extranjero como el liberalismo.
Incluso desde Europa, se ha caricaturizado al estadounidense promedio como un eterno "nuevo rico".
Ahora quiero defender a esa gente.
Siempre, en cualquier latitud, fueron los snobs (abreviatura que se colocaba en la entrada de las casas de los "nuevos ricos" en Londres, para señalar el origen plebeyo del propietario: sine nobilitatis) los que motorizaron el desarrollo del capitalismo y no las aristocráticas clases altas.
Estoy cansado de ver playas de estacionamiento abarrotadas en las universidades públicas, a la vez que sus profesores trabajan en su mayoría gratuitamente o que otros reciben un salario que es meramente "honorífico", ya que no le devuelve siquiera el gasto en que incurre el mismo para dar sus clases.
Tal vez haga mal en decirlo, pero yo he sido un profesional muy exitoso en mi vida privada. Nunca pude entender por qué esta sociedad me socializó los costos, me pagó la enseñanza y permitió que yo privatizara mis ganancias.
(Año 2002)
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