martes, noviembre 24, 2009

La década será juzgada por su final.
Los sesenta terminados en 1972.
Los setenta terminados en 1982.
Los ochenta terminados en 1989.
Los noventa terminados en 2001.
Fueron juzgados por su final.

La década será juzgada por su final.
La década será juzgada.
La década.
El punto impone el sentido.
Por eso la desesperación. Nadie recordará jamás los días felices de 2003.
Nadie recuerda los de 1983 o los de 1993.
Y si se quiere, hay que correr la cortina del caos o de la exclusión.
El proceso iniciado en 2003, la carne de la década sin nombre, será juzgado por sus restos.
La democracia se inyecta en sus venas la justicia usada contra los vencedores vencidos.
La justicia de la democracia argentina sólo puede pegarle a los caídos.
Por eso fue necesaria la muerte que purifica para suspenderle la condena al Padre de la Democracia.
La culpa que expían y expiarán los presidentes es la de haber gobernado este país.

La década será juzgada por su final.
Por sus ruinas.
Por sus hijos. Reconocidos y no reconocidos. Legítimos, naturales o adoptivos.
La esterilidad es aparente.
La década ha procreado sólo hijos que la aborrecen. Que la niegan.
Nadie quiere nacer en una década sin nombre.
Nadie quiere nacer en una década.
Nadie quiere nacer.

La lucha es por el final porque sólo el final será juzgado.
Lo sabe cualquiera que haya visto el cine mudo del juicio a las juntas.
Se puede amnistiar a un asesino pero no a un derrotado.
Lo sabe cualquiera que los setenta tienen el sello de la tortura del '76 y no el de la primavera del '73.
La felicidad nunca está en el crepúsculo de las décadas.

Nadie va a negociar con la década.
Podrán algunos encontrar cobija en lo que vendrá.
Podrán algunos esconderse o refugiarse.
Pero lo único que va a quedar es lo que no pueda ser destruido.

(Alejandro)

8 comentarios:

Anónimo dijo...

impresionante, contundente
pense q era tuyo, podria haberlo sido tranquilamente
l.

pablo dijo...

Hubo un grupo neoyorquino que se llamó Television. El ideólogo era un tal Tom Verlaine (Tom, no Paul, el del ajenjo). Te lo recomiendo, todos sus discos; quizá, Verlaine habla de esto, estas palabras más vulnerables y menos blindadaso que las del post contra Binner. Abrazo.

Charlie Boyle dijo...

Che Martín. por qué Alejandro postea por acá?
Muy bone semblante

Alejandro dijo...

Pablo, tengo en cuenta la recomendación.
Charlie, esta es la casa de un amigo y le pedí permiso para postear.
Saludos

El Asesor dijo...

Es un post a lo Martín. Quizás por eso. Saludos, y gracias por el texto. Muy bueno, verdaderamente.

chinoclau dijo...

mas que interesante. me disparo dos asociaciones. me parece que es en la novela "el amor en los tiempos del colera" (suspendamos la critica literaria por un momento) uno de los personajes principales muere tratando de bajar un pajaro? de un arbol...la muerte de don corleone corriendo al nieto y tirando fly. la otra el final del gobierno de alfonsin y el incapie puesto en el adelantamiento de la entrega del gobierno (que no perdemos oportunidad de recordarles) cuando uno podria decir que peor derrota fue que tener que aceptar que su sucesor para la presidencia fuera angeloz, por ejemplo. en fin, que los finales parecen anecdoticos y ridiculos en relacion con los recorridos.

DF dijo...

Muy bello, efectivo. Uno lo siente como un efecto de verdad que le va pegando de a poco donde importa. Lentas y precisas cachetadas. Pero cuando todo ese efecto se disipa, uno puede darse tiempo y pensar: ¿importa cómo va a ser pensada, o cuándo, la década? ¿para eso, para cómo va a ser pensada la década, uno hace las cosas que hace y piensa las cosas que piensa? ¿No es para que haya menos dolor y menos hambre en el mundo, o en este país, o acá, en la escalera del subte? ¿Lo que importa es cómo nos va a ver la historia?

chinoclau dijo...

"Las personas sentimentales creen que las cosas durarán, mientras que los románticos tienen una desesperada confianza en que no duren" escribio scott fitzgerald. lo que no se puede es dejar de intentar. esperar, nada.