miércoles, noviembre 18, 2009

El tiempo, el implacable, el que pasó...

La política es conspiración. La política es debilitar al otro. La política está antes que la democracia. Hubo política cuando no hubo democracia. Y a pesar de eso, las reglas de esta democracia, digamos que sus reglas constitutivas, no han sido forzadas. Esta democracia es hija de esa gran conspiración llamada 2001, crisis que a través del kirchnerismo asumió una forma. Hay un problema: es el gobierno nacional quien siempre se ha movido al límite. Y ha empujado al límite a todos. ¿Por qué? Porque ha querido cambiar las reglas de juego. ¿Volverlas a aquello que en los '80 fue puro espejismo? El orden del que somos deudores, y del que todos serán deudores, es el orden que concentra mucho poder en lo político. Ha vuelto el parlamento, algunos años después de que volvió la autoridad presidencial. ¿Qué razonan los que exigen mayor democracia y la entienden como debilidad política del Estado? Porque si hay un hilo que ata los jamones opositores es ése: menos Estado es mas democracia. La gran conspiración que amenaza al gobierno hoy, se basa en un rumor masivo que masculla la impopularidad del gobierno. Y el gobierno basa su (casi) última legitimidad justamente ahí, adonde todos llevan su velita: las instituciones. El gobierno sólo se ampara en su institucionalidad, se funde a ella, y eso hace tan delicada esa escena: adquiere el tono alfonsinista de que si me lastiman, lastiman a las instituciones... ¡porque ya el gobierno no es otra cosa que esa institucionalidad! ¿Qué hace el gobierno con su propio vacío? ¿Con sus años, meses, días, horas y minutos de mandato? Ese tiempo, ese tiempo preciso que al gobierno le queda, es lo que obsesiona a todos. Queda tiempo, queda tiempo, queda tiempo. El boxeo democrático siempre es por puntos, nunca por nocaut. El gobierno sigue siendo el mismo, y tiene la birome del presupuesto. Y hay una cultura política y tradición realista que compacta la duración de los ciclos políticos con la duración institucional: todo ese tiempo en que la estrella de un gobierno está muerta y que "le queda" es un infierno. Hagamos la prueba: ¿qué gobierno no tuvo conspiraciones? ¿Qué gobierno duró mucho mas que su estrella? ¿El kirchnerismo va a confirmar la realidad de los fantasmas que agitó? Sí, existe el terrorismo anti-estatal y anti-democrático de aquellos a los que dedicó los mayores esfuerzos estatales para destruir. Pero el clima de pasillo es el de funcionarios de segunda que miran sus PC's con cariño, secretarias que chatean. Y la rosca de siempre. Y el quilombo para el que están cansados muchos porque... sí, gestión es lucha de clases. Construir 100 mil puestos de trabajo es declarar la guerra. Las conspiraciones, las brujas, los brujos... los hay. Hay un antídoto: el desarrollo del proyecto es la trama de las cosas. La vida es gestión. Se pierde mucho tiempo en discutir las reacciones naturales, fascistas y golpistas de quienes fueron declarados así. ¿Qué esperabas?, es una pregunta pertinente para gritar desde Maipú, cuando el bondi arranca.

1 comentario:

Emi dijo...

faqui genio