lunes, noviembre 02, 2009

Cosas que uno quiere: que Diana no represente mas al kirchnerismo. Que Diana abandone su traje de comisaria política. Que Diana sonría, mas allá de la ironía, y se vuelva inocente. Que Diana deje de creer que los hechos no hablan por sí mismos. Que Diana se vuelva un cuadro específico, alguien que se retira de la intensidad efímera de la primera línea y se convierte en la persona mas formada en… en lo que ella quiera. ¿Quién es Diana? Una persona que detesta discutir. ¿Y entonces? ¿Por qué debería ser esa persona la encargada de traducir públicamente las iniciativas oficiales, de refutar las críticas naturales y canallas que se hacen o de interpretar el papel de vengadora anónima de un proyecto político? Diana comparte comúnmente las mesas de debate televisivo con Adrián Pérez. Insistir en por qué a Adrián Pérez no lo queremos es superficial o redundante, pero cuando coinciden ambos en un debate, somos testigos de la resistencia que hace Diana para no decirle que es un idiota, un hijito bobo de Carrió, un pequeño neoliberal ilustrado agazapado en las formas republicanas para seguir vaciando la sangre del pueblo. Y Diana hasta sería capaz de dudar de su sexualidad, porque Diana parece esa clase de personas que “dudan” de la sexualidad de todos los que se muestran con “buenos modales”. Diana detesta el buen trato de ese chico, su ruego por no ser interrumpido. “Adriancito”, como lo debe llamar su jefa, es parte de una fuerza política centrífuga que ahora representa a los hijos apropiados de Herrera de Noble con la misma vehemencia con que a las AFJP. Adrián es un auténtico agente de su proyecto, de su partido, del frente electoral y de las bases de eso que se llama aún ACyS. ¡Pero Diana es capaz de hacernos sentir piedad por él! La soberbia de Diana es un auténtico síntoma de uno de los datos mas amargos: que este ya no es un gobierno popular, aunque persista su mandato popular, y que esa popularidad perdida debe ser reconstruida a base de persuasión, de simpatía, de universalidad, de predisposición a oír y precisar dudas, de mostrarse perfectamente preparado para discutir cualquier aspecto técnico, o sea, nada que Diana posea. Diana divaga. No se puede ir a un programa de televisión a sacarse la bronca. Diana no sirve para sumar voluntades, ampliar consensos, aumentar simpatizantes o para ser verdaderamente una figura ácida capaz de malherir sutilmente al otro, de dejarlo temblando durante una pausa, mirando a sus asesores con cara de carnero degollado. No. Diana debe aprender. Debe aprender cosas. Cosas que no se enseñan en ningún lado. Cosas que se aprenden en la vida. No es Luis D’Elía, no es Torcuato Di Tella, ni Agustín Rossi, ni Marita Perceval, Díaz Bancalari, Héctor Recalde, o Milagros Sala, ni Cacho Álvarez, ni Estela Carloto, por nombrar algunos que sí saben jugar el juego. Diana es una especie de Giúdici del kirchnerismo que sobreactúa su papel y que sueña encontrar tendido a Adriancito en la ruta, con su auto dado vuelta, y arrastrarlo hasta su casita retirada en medio de un bosque. Es una kirchnerista serial. ¿Lee los proyectos o los decretos por los que concurre a los programas políticos? Ella misma parece ufanarse de que no, de que no es careta. Careta el que lee, puto y cagón. Y uno la puede imaginar fumando cigarrillos negros en un pasillo del canal, a quince minutos del aire, sonriendo mientras se disipan con el humo sus ocurrencias de humor negro. Algo impronunciable y lascivo. Cigarrillo negro y humor negro. Diana: la mato y aparece una mayor. Diana talibana baila alrededor del fuego que se hace con los votos de hace algunos meses, con los votos propios y ajenos. Se agita el fuego de nuevo, se queman los números. Pero Diana es parte del problema. Y su “paso al costado” de la escena televisiva parte de la solución. Pero Diana… quisiéramos conocer tus sueños. Quisiéramos sorprenderte en una ventana, mirando la luna de día. Y que pases la tarde preguntándote acerca de la función de esa luna durante el día. ¡Del estado de las mareas mas próximas! No queremos, Diana, que te quedes. Todos somos Diana. Todos somos pura mala leche que se cuaja. El espíritu universal debería barrer con esto. El espíritu universal debería, Diana, debería también cerrar algunos blogs, ponernos una pala al hombro, salir al sol, y ofrecernos. Construir entre todos un mundo, un país, mejor. Diana, este proyecto necesita lo mejor de cada uno. Nadie conoce tus dones. El silencio y la ausencia podrían ser los tuyos.

13 comentarios:

Unknown dijo...

lo único a favor que se ha escrito de una delincuente.

Gerardo Fernández dijo...

Eso de "kirchnerista serial" está para ser robado. Después no te quejes de la inseguirdad, viejo.

Andrés el Viejo dijo...

Hay cosas incomprensibles en el personaje (no es la menor el que haya tenido trabajando en su equipo al muchachito que le hace el juicio). Pero lo más incomprensible es que se le haya dado un papel tan visible y tan sensible.
Saludos

Fede Vazquez dijo...

si, si, si. hay que pedirlo, hay que pedir estas cosas. Desde un blog puede ser excesivo reclamar justicia social, pero al menos podemos pedir que se mejore a los interlocutores políticos de un gobierno que sentimos propio.

Matías dijo...

Cuando Diana va a lo de Mirta Legrand, siempre le dan la peor silla, la bardean todo el programa, y ella amenaza con irse, pero siempre vuelve.

chubutense dijo...

Cuenta Bimbi que cuando se quedó con parte de su sueldo le tiró las moneditas arriba de la mesa y le dijo: las moneditas te las podés quedar.

Yo, que le creo a Bimbi, pienso que quedarse con algo de los asesores es algo bastante común, pero lo de las moneditas de verdad me pone loco. Humillar a un laburante es algo demasiado fuerte. Cualquiera que lo haya vivido sabe lo que es eso, equivale a recibir un insulto racista.

Esa mina no es peronista. Piensen en el peronista más "de derecha" que se les ocurra. Les garantizo que nunca habría hecho algo así.

Por cosas como lo de las moneditas Eva Duarte se convirtió en Eva Perón.

Habría que rajarla a patadas cuando termine el mandato.

pablo dijo...

Martín, con el ejemplo de fondo de la señora Conti, que se supone discute o debería discutir, ¿pensás seriamente que en los blogs se discute?

Lugones el viejo dijo...

Yo, que soy montañés, sé lo que vale
la amistad de la piedra para el alma

Anónimo dijo...

Lo peor Martín es que ni siquiera está planeado. Los productores de TV llaman, muchos diputados prefieren esconderse, se hacen los boludos, le sacan el culo a la jeringa.
Ella nunca dice que no. Y va. Será que no tiene a nadie con quién cenar.
Reconozcamos que hay que ser guapo para bancarse un debate frente a la ira mediática. Ella es valiente, ya lo sabemos. Pero tiene una valentía que no sirve.

En esta etapa, más que nunca, hace falta un tipo en el gobierno que ordene la comunicación política. Un secretario de medios de verdad, que haga negocios part time si quiere, pero que luego trabaje. Una especie de DT, que diga con este tema vas vos, ahora va este otro. Y Diana al banco, desgarrada.

Hay que pasar por caja a cobrar las medidas populares de esta época. Y eso se hace en los medios.

saludos,
Agustín.

Martín L. dijo...

Coincido. Supongo que Conti tendrá cierta utilidad para el kirchnerismo como operadora en el Consejo de la Magistratura, pero deberían limitar su rol a ese. Es como si lo mandaran al Napia Moreno.

Anónimo dijo...

a mi siempre me parece que relincha en vez de hablar, se le abren los agujeros de la nariz cuando está por mandarse alguna de sus parrafadas, le hierve la sangre y no se puede controlar. a diferencia de D'Elia, que para mí es como el Descamisado Gigante de Santoro, ella no tiene nada de peronista, porque no tiene ninguna sensibilidad. yo me imagino que en la cúpula se deben cagar de risa y decir: Mandala a Diana! una kamikaze sin puntería, porque seguro que estrella el avión contra el suelo y no jode a nadie.

Luciano dijo...

Amén.

Firmo al pie, Martín.


Abrazo

Claudia dijo...

Algo de eso hay ... pero muchos mas que diana pueden verse reflejados en diferentes partes del blog, ... hasta el propio aníbal que me hace cagar de risa, el rey de la chicana ( una exelente cualidad para un militante) podrìa entrar en varios pàrrafos, con mucha más altura política por cierto, pero sumando por igual ... o conocen a algun no kirchnerista que le encante el ingenio de aníbal, ... avisen ....