miércoles, abril 08, 2009

Los años 90

Banco mucho esta decisión oficial de disputar a Alfonsín. Recomiendo la emisión de este viernes en el 7 de los momentos menos descremados de Alfonsín. Voy a escribir medio en fanfa, pero me tocó trabajar (junto al director Sebastián Mignogna) una pesada carga: narrar los 25 años de democracia. Primero de un saque, y luego, repasando las presidencias una por una, que se irán emitiendo durante abril (ya avisaré). Entrevistamos a medio mundo, dentro de nuestras posibilidades, en un marco de "amplitud y tolerancia", utilizando (o tratando de), en muchos casos, frente a aquellas cosas que uno cree que deben ser dichas, "la fuerza del otro"; porque nadie pensó que esto se hacía desde la nada, desde la neutralidad, o desde una playa seca, sino que había que elegir un punto de vista que saciara la sed inmediata y espiar apenitas el andamiaje de la posteridad. Un saldo posible de las entrevistas, y de la experiencia con el guionista Federico Scigliano, es que a todos les gusta, les es mas fácil, se encuentran con una bella imagen de sí mismos, a la hora de relatar y de pensar los años '80. Como si todo lo que había quedado ahí pendiente, en puntos suspensivos, aún esperara una respuesta... Y como si, a la vez, fuese una época capaz ahora de ser interrogada obteniendo respuestas para el presente. Hacer una autopsia de esos años con la productividad directa de que sus hilos están ahí, están acá, no es como revolver huesos en un descampado, son colas de lombrices moviéndose en la tierra aún. Pero sí, los '80 generan preguntas, creo yo, y sobre todo, a partir de una primera pregunta que es madre de todas las otras: ¿qué cosas de esa década permiten explicar a la década del '90? ¿Qué claves nos arroja el prólogo utópico de esa realidad posterior demonizada? Rinesi diría que la continuidad del anti-estatalismo político, migrado a lo económico. Muchas veces a mí me ronda la idea de preguntar sobre el peronismo, sobre qué tipo de peronismo y alrededor de qué se iba a ordenar ese peronismo durante la consolidación del orden democrático. ¿Cuál fue el proceso del peronismo de esos años? Una pregunta posible, una pregunta que -incluso- merecería mejores reformulaciones, podría ser ¿cuál era el sujeto posible de esos años?, o, ¿podía el alfonsinismo en su momento mas mesiánico (vía ley Mucci, o cualquier otro instrumento) hacer un movimiento popular? Uno puede comprender que la estructura de esos años permitía una figura como la de Ubaldini, rearmando los pedazos combativos y colaboracionistas, alrededor de la demanda a un Estado recuperado, y en descomposición. Una escena básica y binaria: el peronismo haciéndose cargo de los pobres, el radicalismo de la ley. Otra pregunta posible, pero injustamente separada de su situación, podría ser sobre la "justicia" de los 13 paros generales de la CGT. ¿Cómo procesar bajo las formas y reglamentos democráticos las deudas que la dictadura había dejado en estado de ebullición? Y para colmo hacerlo con el telón de fondo de una sociedad marcada a fuego que rechazaba esos reordenamientos, esos saltos, los límites difusos que se alcanzaban, los peligros y acechanzas que "la política" precipitaba. Con la híper, con ese demonio infinito de la inflación, estallaron, creo, no sólo los pedazos del sueño radical de hacer de cuenta que no todo estaba perdido, sino la misma idea de un sistema político, de mediaciones del escenario público y reglamentado en el que los conflictos podían dirimirse, y estallaba, sobre todo, la idea de que en los términos de esos años ALGUIEN ERA CAPAZ DE TENER UN PROYECTO. Mi idea es que no, es que tuvo que venir alguien a caballo de la restauración popular, a poner a la sociedad en los términos históricos en que había quedado. La década del '90 puede ser una negación de todo aquello también, una década heredera de la fractura entre lo formal y lo real que los radicales dejaron al desnudo... y, me atrevería a decir, imaginando incluso los "honores" frente a la muerte de Menem, una década y un personaje al que, por razones confusamente contrarias, también se le debería la fortaleza posible de la política y de las instituciones con las que hoy vivimos. Menem, sórdido y maldito, clava la democracia: había que solidificar la política sobre el poder real. Porque yo quiero armar mi propio Alfonsín, sí, pero como ejercicio político hoy es necesario ponerse a debatir los años '90, y sin la obediencia debida de aclarar cada dos minutos que hablamos del menemato. No, hablamos de los años del consenso.

17 comentarios:

Nicolás Tereschuk (Escriba) dijo...

Una hipótesis.
Yo creo que la clave, una clave inexplorada de los 90 puede estar en los primeros meses del menemismo. Un momento en el que no estaba todo tan claro.
Menem se comió hiperinflaciones, no daba pie con bola. Se abrazó políticamente a la derecha, a los Estados Unidos, pero no tenía idea de qué hacer, de cómo parar la híper. El plan Bunge y Born puede ser entendido como una cosa medio rara, medio kirchnerista. Menem le entrega el manejo a un grupo que está peleado con todos los otros grupos, que quiere terminar con la Patria Contratista (de derecha igual, claro, pero una cosa medio heterodoxa). BB está fuertemente enfrentado al FMI por ejemplo. Y en esos meses se produjeron garndes quilombos. Las variables económicas no se "sinceraron" (así le llaman los liberales a que se vaya todo al carajo) hasta enero del 91, con el Plan Erman. Es interesante ver el rol de Cavallo como canciller en ese tiempo y luego su ingreso al Ministerio de Economía. Ahí con la convertibildiad se solidifica lo que conocemos como menemismo. Pero esa etapa previa es medio inexplorada, como que nunca existió.
Sumado a eso todas esas grandes internas por los medios en las que los funcionarios menemistas que buscaban más y más negocios se tiraban "muertos" por los diarios. Kohan como la gran fuente de Lanata, etc.
Así como hay mitos sobre el goberno de Alfonśin ("firmó las leyes de Punto Final y..." siempre había hablado del 'punto final' Alfonsín); hay mitos sobre el gobierno de Menem.

Bueno, esas cosas.
Saludos

Alejandro dijo...

Martín, es que acaso no es Menem, el padre biológico de la democracia? No es daño más grande al partido militar la represión de los levantamientos y el desmonte del servicio militar obligatorio -costumbre jacobina y medicina habitual de tus ataques de pánico a la descomposición social- que el juicio a las juntas? No es la reforma constitucional del 94 la hoja de ruta de la Argentina actual con sus gobernadores poderosos de recursos naturales y su conurbano liberado del corsé del colegio electoral? La herencia de Menem es mucho menos económica y social que política. El parió la democracia argentina apoyado sobre la única piedra posible: la prosperidad económica. Sin Menem nos esperaba una deriva terrible, una crisis de representación avant la lettre. Por eso hay que pensarlo y volverlo a pensar.

Nicolás Tereschuk (Escriba) dijo...

Un poco demasiado lo de Alejandro. No suscribo. Pero estoy a favor de pensar. Sobre todo de despejar qué hay detrás de cuando escribimos "m*nem". Hubo política en los 90, ¿qué política? Eso no se explica nunca.
Saludos

Anónimo dijo...

Durante el menemismo hubo mucha política, se jugó muy fuerte a la política. y fue un gobierno que políticamente cumplió con todo lo planeado, no se equivocó en casi nada. Sí, lo que falta es discutir proyectos, pero que tuvieron proyectos y los pudieron llevar adelante no tengo ninguna duda.
Una vez le preguntarón a un político de cierto prestigio q de viejo se puso un poco facho, pero sin perder la lucidez, le preguntaron a inicios de la democracia sobre las equivocaciones de política económica cometidas por Martínez de Hoz. Muy sueltito de cuerpo respondió: Martínez de Hoz no se equivocó en nada.

Luciano dijo...

Yo exploraría la línea de análisis que tira Alejandro, cuando se refiere a la herencia política del menemismo, la cosa es por ese lado..

Martín dijo...

Sí. "Sin Menem una deriva terrible..."- eso. Hay que construir, de acá a unos años, el clima receptivo de ese otro cadáver. Yo (no yo, pero yo) iría caminando al fondo de todo ese cortejo, seguramente con menos cámaras, con menos políticos, con menos honores oficiales. No hay Alfonsín sin Menem, no hay Menem sin Alfonsín. Diría mas: el gobierno y las formas menemistas permitieron que Alfonsín envejeciera tan bien.

pd: che, saluden, hoy es mi cumple.

Federico dijo...

cuál es la diferencia entre hitler y harry s. truman?

diferencias morales?

por qué es tan superior, el american way of life, duró o dura más que lo que hubiera tardado en caer el reich?

dulces dieciséds, martín

Mario Arteca dijo...

Feliz cumple maestro. 31, no? Espero que la pasés lo mejor posible, brindaré con un rico vino que tengo descansando por ahí. A lo tuyo: no sé si no hay Menem sin Alfonsín y viceversa. Tal vez Alfonsín haya desnudado las fallas del mecanismo menemista y ahí sí, viceversa. Un mecanismo que parecía indestructible, pero que comenzó a descuajeringarse por la "emisión" descontrolada de menemistas. Una estructura vacía que se llena de golpe, puede ser vaciada lo mismo de un plumazo. Por eso, me parece, apareció Alfonsín (Olivos, Pacto) para instituicionalizar el vacío que el propio Alfonsín había dejado y que Menem supo llenar con emisión falsa. Es una discusión extraña y larga, vaya a saber uno dónde termina. No sé, te abrazo largo y feliz cumple, sos una gran persona.

Martín dijo...

Esto: "apareció Alfonsín (Olivos, Pacto) para instituicionalizar el vacío que el propio Alfonsín había dejado y que Menem supo llenar con emisión falsa" es una JOYA. Abrazo enorme Mario.

Pablo dijo...

arteca, la "naturaleza" no soporta el horror al "vacío": lo dijo austin, el de texas, no?

festejo en palermo gólico, ¿venís?

un abrazo grande

Alejandro dijo...

Feliz cumpleaños.
Comparto plenamente la tarea que te proponés. A mi Foucault me aburre, pero cuando en "El nacimiento de la biopolítica" describe como los neoliberales alemanes fundaron la democracia alemana sobre el crecimiento económico creo que también sirve para pensar nuestro problema. El problema de que la consolidación de la democracia se funda sobre una prosperidad apoyada en la desigualdad. Hay que bancarse que el plan peso hizo tanto por la democracia como el juicio a las juntas. Si el plan peso fallaba nos convertíamos en una especie de paria absoluto: desde el momento en que no vivís de los aportes de la URSS, un estado que no puede construir un mercado es tanto o más peligroso que un estado que no puede garantizar un sistema de salud, de educación y todas esas cosas lindas.

Fede Vazquez dijo...

con unos minutos de orsai mando mis saludos..feliz cumple martín!

yo pongo este matiz, que no pretende chocar con el sentido que se fue construyendo entre el post y los comentarios, al que suscribo: pensar sólo desde la continuidad, desde el orden democrático, es también una construcción engañosa. O sea, estamos obligados a pensar la argentina en términos pos-bélicos, ok, pero que no se nos vaya la mano tampoco. Los historiadores tienen una formulita feliz: "rupturas y continuidades". En el entretejido de ambas está el tema, siempre. Y en ese sentido, en el pasaje alfonsín-menem hay algunos nudos rupturistas clave: el apoyo sindical a políticas liberales por ejemplo. En ese sentido se me complica no pensar a Menem y su tiempo, un poco encapsuladamente. Una especie de dimensión desconocida, dónde muchas leyes de la política se esfumaron por un tiempo, dónde se instaló un sentido común pro-mercado-y-fin-de-la-historia que duró un suspiro. No sé si se entiende, pero quiero decir: que se me representa como un período (contra)revolucionario, y por lo tanto con características muy especiales, específicas, irrepetibles, etc.

Diego dijo...

Menem no puede caminar por Buenos Aires. Ni vivo ni muerto.

A lo mejor en Anillaco... Si al que sea el intendente en ese momento la lealtad íntima y última hacia quien en algún momento fue su jefe lo envalentona ante el riesgo que implicaría para su futuro político una foto en ese cortejo...

Federico dijo...

diego, la expresión ni vivo ni muerto la estoy usando en un libro. Espero que si ya lo leíste entero, no lo hagas circular por esta vía.

Habría que ver si vos posés caminar, o si estás vivo o muerto.

Zeta Bosio dijo...

acla que lo palermo golico no estaba dirigido a martín, sino a los vigilantes que viven en ese lugar y que suelen ensuciar este blog,

saludos little boy
saludos a fabiancito y estebitan

Anónimo dijo...

Martín:

Buen texto para ejercitar un poco la croqueta, de los 80 se me ocurre que tal vez la cercanía temporal o la propia vagancia de algunos historiadores nos estén debiendo algunas interpretaciones.
Será que algunos vicios ochentosos hacen del relato de aquellos años una verdadera tarea Ciclopea.
Se me ocurre pensar a la renovación peronista como el espejo deformante de la Coordinadora, y un poco al menemismo como continuidad y profundización extrema de algunas políticas alfoncinistas (y no es un error de tipeo). Políticas que por ahí en el alfoncinismo son puro repliegue y en el menemismo pura ofensiva.
No sé preparémonos desde ahora para las exequias del gran Modernizador del Estado y de la Argentina Toda (Vendrá por ahí la exégesis del Turco).
Un abrazo peronista.

EW.

Politico Aficionado dijo...

Estimados, si los radicales quieren hacer un prócer de Raúl Alfonsín, allá ellos.

Yo no lo veo así, creo que dejó escurrir varias oportunidades de pasar al bronce, por no querer, no saber, o no poder hacer otra cosa que lo que realmente hizo.

No obstante, más allá de la genética incapacidad radical para gobernar, fue su mejor hombre desde Yrigoyen hasta nuestros días.

En cuanto a la rata de Anillaco, su traición al peronismo, a la patria y a los millones de compañeros que alguna vez lo votamos, no merecen ni olvido ni perdón (al menos así lo veo yo).