Las instituciones no tienen inercia. Uno podría decir: solamente cuando hay sed de venganza hay justicia. El combustible institucional es la sangre. La sangre caliente. Qué país ese en el que a la oposición la mandaban a cantarle a Gardel a la justicia. ¿Te acordás? Pero ahora te mandan al parlamento. A porotear y rosquear. A medir qué sistema de lealtades y representaciones tienen esos tipos que treparon al palacio con la "sábana". Todo funciona por tracción a sangre. No quisiera ser Buzzi. Hoy no quisiera ser Buzzi. La diferencia "histórica" de los dirigentes de la Sociedad Rural es que éstos no sueñan con un premio mayor. No sueñan con ser gobernadores ni presidentes. Representan lo que están en condiciones de representar. En un momento como éste eso los hace mas vulnerables, son señores del viejo salón nacional que no ven la hora de volver a casa. En cambio a Buzzi, lentamente convertido en la pesadilla kirchnerista, le encuentro esos "modos" tan ceteá... esa síntesis bien articulada, de alguna manera toda la mesa de enlace parece depender de sus maniqueísmos retóricos. ¿Será recordado como el hombre de un tiempo? A pesar del abismo que los separa (y de las simpatías que cualquier lector atento intuye), digo, en un sentido casi formal, ¿no es como el Ubaldini de esta era? Claro que en aquellos años felices actuaba una dialéctica cuyo límite expresaron mejor los operadores radicales: fantaseaban con un "debate televisivo" entre Ubaldini y los radicales, donde la sociedad del rating emitiera su fallo. Lo que pasa es que venían de un éxito. Caputo se había comido de un bocado a Vicente Saadi. Llegó a decir Caputo algo así como que no podía tener mejor defensa que las propias intervenciones del viejo Saadi (tan caro a la memoria montonera). Si yo fuese niño, tendría fijada la cara de Buzzi como una marca de época.
En el año en que vemos una vaca y lloramos, mentir es un sentimiento.
4 comentarios:
La figura que mejor le cabe a Buzzi y a varios de los resucitados opositores, es el ahora no sólamente futbolístico "orsay". No suscribo la comparación con Ubaldini, a pesar de todo en Ubaldini confluía, de alguna manera oscura, una tradición de lucha. En Buzzi, en cambio, opera la alianza entre la nueva clase media campera y los patrones ancestarles. Sobrevuela en la figura de Buzzi la traición a una serie de reivindicaciones históricas empezadas en el grito de Alcorta. Quizá sea pertinente, Martín, esa mirada del niño que yo también era en èpocas de Ubaldini, pero no obstante, en esa campera de cuero emblemática había cierta aura superviviente de lo que habían sido los sindicatos, es decir, más allá de todo, Ubaldini era peronista.
No creo que haga falta aclarar que simpatizamos mas, mejor, toda la vida, con la figura de Ubaldini que con Buzzi. Pero lo aclaro.
No sé. Buzzi causa problemas, pero no parece tan enloquecedor para los Kirchner como Ubaldini para Alfonsín. Además, me da la impresión de que Ubaldini nunca tuvo al lado a un oponente interno que lo corriese por... ¿izquierda? ¿derecha? ¿importa?, como De Angeli a Buzzi.
Saludos.
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