Para quien conoce sólo tu color, bandera roja,
tú debes en realidad existir para que él exista:
quien estaba lleno de postillas está ahora lleno de llagas,
tú debes en realidad existir para que él exista:
quien estaba lleno de postillas está ahora lleno de llagas,
el jornalero se convierte en mendigo,
el napolitano en calabrés, el calabrés en africano,
el analfabeto en búfalo o perro.
Quien conocía tan sólo tu color, bandera roja,
está por dejar de conocerte, ni siquiera de vista:
tú que te jactas ya de tantas glorias burguesas
y obreras, hazte trapo otra vez y que el más pobre te agite.
(Pier Paolo Pasolini, Nuevos epigramas, 1958-59)
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