viernes, diciembre 19, 2008

Hay viento. Y hay cenizas en el viento.

Es cierto. ¿Por qué la democracia de Carrió sería gris? Lo cual hace que la adhesión de Beatriz Sarlo sobre ella, sobre la CC, se torne compleja. Carrió quiere mandar a las clases medias altas a una especie de gesta civilizatoria. Eso no es gris. Refundar una república no es gris. Se necesita, entre muchas más cosas, el detalle de miles de personas movilizadas en la calle.

Lo que yo entendí del hit del año ("la democracia es gris") es que la democracia excita una sola vez en su vida: cuando se instala. Allí es necesaria una mística. Esta consigna surgió a partir del intento de sosegar a un gobierno que hizo del conflicto del campo su batalla de Argelia. Lo que contrasta la consigna no es la actitud del gobierno nacional. Lo que contrasta la consigna son los 25 años de historia política argentina, desde su instalación para acá, donde la sociedad claramente no sólo fue activa protagonista de consensos (en los 80, en los 90), sino también protagonista de las rupturas. Y, en menor medida, la propia biografía política de Beatriz Sarlo (quien encarna al mas inteligente anti-kirchnerismo, y a la que aún no se le ofreció un rival intelectual a la altura de su inteligencia) también desmiente ese espíritu, cuanto se mostró entusiasmada con la política del Frepaso.

No obstante lo que interpreto que su metáfora traza es un destino casi post-político, cuyo sabor está mas ligado al Pro que a Lilita. A ver: el momento de Carrió es la pre-política, el momento de Sarlo... ¿es la posteridad de la política, el saldo de que los conflictos circulan en alternativas articuladas por una administración especializada? Entre las dos tesis me quedo con la segunda. Aunque... ¿la política después de qué? En ambas situaciones hay una sombra: la disciplina social. ¿Cuáles son las causas de excitación social? Muchas, y cuanta mas democracia, uno puede pensar que muchas mas.

Carrió y Macri tienen coincidencias: manejan partidos que niegan abiertamente lo ideológico. En el caso macrista por razones pragmáticas en las que abrevan muchos (el estilo Scioli, Massa, etc.), en Carrió porque ella tiene una dimensión moral, una conducta, en la que agrupa acuerdos a los que la sociedad llegó, llegaba, llegará... Y en ese agrupamiento ("república, moral, etc.") mete de golpe distribución del ingreso, o ingreso universal, como si fuera un encadenamiento natural de valores. ¿Quiere engañar y meter por la ventana el concepto distributivo (instrumentado mecánicamente a través de alguna universalización, como si fuera un simple dilema técnico)? O como si la razón de ser del reclamo de calidad institucional no se planteara alrededor, justamente, de los "torpes" intentos distributivos del gobierno nacional.

Obsérvense en el final de este viejo post ambas respuestas. Hay una coincidencia: el final es en donde partir.

¿Qué pienso yo? Que el gobierno sigue siendo una alternativa, incluso, sobre todo, acaso no de la mejor manera posible, porque el gobierno le devuelve el conflicto a la sociedad. Ésa es tal vez mi mayor confianza.

El alfonsinismo, como dijo Wainfeld, o esa época, digamos "los ochenta", vivían alterados por la idea de que el sistema político tenía un disyuntor (que "saltaba" ante cierta cantidad de demandas). De manera que el conflicto debía circular por canales que tendieran a su normalización, en fin, todo lo que se sabe sobre esos maravillosos años. El menemismo no puede ser pensado si no es -en parte- bajo los efectos del terror económico, la caída del muro de Berlín, y un mundo con sus olas gigantes de entusiasmo de mercado... Para mi el menemismo, en términos políticos, es un armisticio. Y desde lo social es un consenso definitivo alrededor del mercado. Claro que quedan en limpio como dos cosas: 1) su exceso, esa idea de lo "carnaval" (con fuertes dosis de racismo, ¿no?, "el turco"); 2) la idea de que tuvo una falla técnica ("demasiado tiempo la convertibilidad", onda: se pudiese haber hecho bien). La Alianza vino a corregir el punto 1. A practicar menemismo blanco, dirían ahora. El duhaldismo supo ser un sucio servicio a la patria. Y Duhalde ya tendrá su bronce. Pero este ismo, este kirchnerismo, sigue siendo una apuesta nerviosa, inesperada. Siempre pensé que la mayor debilidad kirchnerista es su no identificación con los ganadores sociales. Menem, de haber gobernado hoy, y aunque hubiese sido "kirchnerismo sin derechos humanos", se hubiese subido al último modelo de un simple tractor, y hubiese saludado junto a un circunstancial De Ángelis el sol agrario que nace... El kirchnerismo, que hace ganar a tantos, se identifica con los ofendidos. No estoy seguro de que esa sea una hábil estrategia popular. Sí, de que es una tendencia irreversible apoyada en una hipótesis de conflicto social mínima: la democracia y el mercado no son lo mismo, la libertad política y la libertad económica no son lo mismo. La única moral kirchnerista es una moral frente al mercado. No es una moral frente a la política, frente a la vida privada de las personas, etc. Es una moral frente a la economía.

Algo así. Es tarde. Estoy cansado. Y sigo leyendo con pasión "¿Qué es esto?", la pregunta inocente de quien quiso reescribir un Facundo, esta vez, esa vez, con el viento en contra.

Aunque igual pluma genial.

11 comentarios:

Luciano dijo...

Martín: Estás escribiendo unos artículos de la ostia. Felicitaciones.
La identificación del kirchnerismo con los no ganadores es una clave de analisis muy significativa para entender esa "propensión" al conflicto( o al relato de la política en tales términos)que no en todos los casos ( o en muy pocos) asegura amplias aprobaciones populares, y acaso eso se vea reflejado electoralmente.
Pero en esa forma de concebir la política ( contraria a la anti-politica imperante)anida también la tenue esperanza de que las cosas puedan ser un poco distintas, y ese es un patrimonio exclusivo del kirchnerismo. Veremos para que le sirve.
Saludos

Anónimo dijo...

¿Por qué es anti popular verse en los vencidos?

Anónimo dijo...

¿Por qué es anti popular verse en los vencidos?

Anónimo dijo...

Martín:
No se en detalle que quiso decir Sarlo con "democracia gris".
Interpreto que es una democracia de gente tranquila y no populista, de ciudadanos y no de masas, de ideas y proyectos y no de manifestaciones. democracia de mucha charla, discusiones y debates. Democracia de sectores que al menos no están enfrentados y si colaboran mejor. ¿será?

Anónimo dijo...

perdon, V= vecino horacio

sol dijo...

no es por ser contrera, pero una cosa bien prepolítica es meter a Rico en el esquema oficial.y que no se te ocurra decir que eso es "bancarse el poder".

Anónimo dijo...

La democracia gris supone que no hay intereses antagónicos entre explotadores y explotados, quizá elija ignorar que hay explotadores y explotados, que hay algunos muy satisfechos y otros muy carecientes, y supone que con reglas estables y administración todos deberíamos estar no felices (porque la felicidad no es gris) sino conformes.

Anónimo dijo...

¿Quién es vecino horacio?

Martín dijo...

En el alfonsinismo todo era "distinción", pero funcionaba con mas fuerza el imperativo de no forzar al sistema a su límite. Si me apurás, aunque creo que queda claro en muchos viejos post, siempre sentí que el kirchnerismo continúa el hilo alfonsinista.

Anónimo dijo...

Anónimo de 6:30
Mucho gusto; vecino horacio, antes ciudadano horacio, en Artepolítica Conserje.
¿y ud, anónimo de las 6:30?

Martín dijo...

Y sí.