domingo, diciembre 14, 2008

Cuando González habla del 'río profundo', yo quiero estar liviano...


Gran parte del "éxito" del debate de hoy se debe a que de un lado y otro de la línea que separa a quienes apoyan al gobierno de quienes no, se intenta vulnerar la pax Romana de la lengua reponiendo términos históricos en los que estaba determinado el debate del peronismo.

Quiero decir: cuando uno lee (incluso con placer) el libro que ilustra el post, como tantos otros textos de igual densidad y calidad, que recaen en el esteticismo para enjuiciar la experiencia política del primer peronismo, uno ve en ellos, algo que aún hoy de manera dispersa e intensa se hace presente. Al kirchnerismo se lo discute como si no fuera democrático, como si usurpara engañosamente los poderes públicos para revertirlos en una venganza falsa y tramposa de los ofendidos, porque finalmente "los usa" también a ellos. El kirchnerismo viene del fondo rosista de la historia. O, con menos ingenuidad y menos épica, se piensa en el maquiavelismo ilustrado ("menemismo con Derechos Humanos") que el peronismo siempre impone, ya que es la máquina de producir representación en la Argentina.

Digamos: ese deseo de que en la extrañeza del kirchnerismo se haga presente el fantasma del peronismo, como si se obrara en buca de la calidad del pensamiento imantando aquellas viejas escenas y símbolos.

Así actúan todos: los editorialistas, los ensayistas, los políticos. De un lado y del otro, . Porque una parte débil de quien debate de este lado (¡este es un pequeño blog oficialista!) es aceptar eso como una realidad dada, cómodamente. Y eso en parte es lo que no permite usar un mecanismo sutil: usar la fuerza del otro, las palabras del otro, los discursos del otro, para afirmarse, para decir que aún el terreno del "no kirchnerismo" está en disputa, no es un campo cedido.

Es que la Argentina es un país de rica experiencia política, en base a muchas cosas, pero inevitablemente a que esa riqueza es una riqueza de la lengua, y hoy, de alguna manera, a pesar del atractivo barroco y de los clarines de guerra, nos estamos volviendo conservadores. Y claro: ahora el Coronel tiene quien le escribe, esta vez tenemos un peronismo con "masa crítica". Carta Abierta es una descripción de ese desclasamiento forzado de un sector intelectual que renuncia públicamente a la "clase media", que cree que los que odian a Cristina son los que odiaron a Evita, que parece decidido a cargar con un complejo de culpa que entraña la historia intelectual argentina que parece nunca haber estado a la altura del peronismo. Voy a decir una burrada: es como si cierta izquierda y una parte densa de la intelectualidad argentina se aprovechara del exorcismo público brindado por la hoguera mediática del kirchnerismo y posara dueña de un fundamentalismo peronista (pejotista a veces también) desproporcionado, a contrapelo, no sea cosa de caer en los viejos errores donde la historia pasó y ellos estuvieron atados, fijados, a una lectura maniqueísta, "europea", de la realidad nacional. Todo esto ya se dijo. Con esto Jauretche se hizo Jauretche. Pero la buena leche no viene envasada... hay que ir a buscarla.

El kirchnerismo tiene que inventar una forma de contarse. Tiene que tener a la maqueta de la república en su centro. Tiene que encubrir aún mas a las posibles tensiones de clase que produce. La "oposición" que Quintín considera, además de estar cargada de la obvia historicidad formal, está atravesada por el equívoco de creer que las cosas se partieron, que no hay contradicciones, que la política argentina tiene dos bandos irreconciliables. No. El kirchnerismo está hecho por muchísimos funcionarios que no roban, diputados que no cobran por votar una ley, senadores que no cobran por votar una ley, etc. Hay muchas cosas, muchas ideas, mucha gente noble y republicana que forma parte de esto. Es necesario volver a decirlo. La transparencia no es progresismo blanco. No. Y la descripción de las formas políticas que un gobierno asume (mas pejotismo ahora, menos antes, transversalidad, etc.) son formas en las que se articula la complejísima tarea de gobernar y de reconstruir el sistema política que, no es que estaba destruido, sino que debía ser reordenado bajo apariencias mas estables y significantes menos vacíos. Aceptar linealmente una versión contrera de la historia, no oponerle inteligencia, hecha leña al fuego del patetismo de los pensadores "cívicos" que creen que el kirchnerismo es una "barbarie ilustrada".

1 comentario:

charly dijo...

y no te parece que posicionamientos como el de Sabbatella pueden ayudar en ese sentido?