miércoles, octubre 25, 2006

Imaguaré

Falló, no hay segundo año, y eso daña el proyecto reeleccionista en un año de desánimo político, en fin. Es la mejor política de comunicación en un año en que no hay que comunicar nada, y rosquear todo. Sin embargo, ayer, cuando el compañero Rubio me advertía sobre un virtual arrepentimiento de acá a dos, tres, cuatro años por este fanatimos oficial, advertimos un detalle: es probable (como riesgo natural de todo oficialismo), pero no se visualizan consecuencias sociales como aquella vez, como aquella vez; y entonces: el menemismo era inmediatista, éxito en el corto plazo, pero algo indicaba que a mediano plazo se iba a pagar un cierto costo, y la bomba le explotó en las manos -lamentablemente- al entrerriano que enamoró a los porteños, y los porteños -se sabe- son la única clase que hace la revolución y la sofoca, que va al paraíso y vive en un infierno.

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