sábado, octubre 02, 2010



Acabo de terminar El escarmiento, de Yofre. Yyyyyy... no es para tanto. ("Todos fuimos" directamente es una estafa: el eje es ¡la interna del Palacio San Martín!) Independientemente de que forme parte de una operación extendida por la que, por derecha, se recupera el ímpetu de un relato de aquellos años sobre el que pretendían decretar el olvido, en El escarmiento queda un poco el saldo amargo, como de un libro que no termina de redondear mucho su hipótesis, su cinismo, su justicia, queda más bien la idea de un Perón que no quiso capitular en algunas cosas: ni ceder constitucionalmente la represión, ni dejar de darle a la violencia armada algo más que una entidad policial y delictiva. Perón no tenía un discurso integrista de la represión, de un orden que veía violada su sacralidad occidental y cristiana. En fin, está escrito detrás de la pista no sólo de las fotocopias de la SIDE o del servicio que sea, sino también detrás del telón de la trama radical que acompañó al Mito del viejo adversario que despide a un amigo, cosa que no termina de explicar demasiado tampoco, porque... ¿qué era ese amor de dos leones herbívoros? ¿Era el amor melancólico de dos "políticos burgueses" que miran la cría de sus años con decepción y temor, fuera del tiempo? El libro documenta un enojo público, sus consecuencias y la antesala represiva, es cierto. Pero el debate más corrosivo sigue viniendo desde acá: en la pluma de uno de los padres de esta criatura cultural. Caparrós escupe para arriba.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Es muy difícil no estar de acuerdo con Caparrós, aunque sea en la línea general de su argumento.
Yo agregaría además que las "mentiras" de la "memoria" alfonsinista eran políticamente más potentes, más liberadoras, que la versión actual, supuestamente más lúcida al incluir la "pata civil". El kirchnerismo ni siquiera puede ir demasiado lejos en esa línea, no me lo imagino, por ejemplo, revisando el fémur sindical. En cambio, se solaza con el buchoneo resentido a la horrible gente común, siempre tan poco heroicos, tan clase media, tan feos, ¿sabe usted qué hicieron sus padres en los 70?

Fabián

Anónimo dijo...

Acuerdo con Fabián.

Anónimo dijo...

escalofrios me da Caparrós...
no puede decir alegremente "los K volvieron a desaparecer a los desapaercidos"
Que con la última resignificación, justifiquen o no la matanza, que fuercen una comparación de presente a pasado, donde el presente determina las formas del pasado, mmmmm, no se si es tan así.

El Gob tuvó el merito de haber instalado el tema, en la agenda cultural, con eso cansó a mucha gente, muchisima seguro, que como La Nata dirá "me tienen hartos con la dictadura" y seguramente muchos creeran que la "crispación" o la "locura" del Gobierno es tributaria de los `70 y su dinamica politica. Pero que eso redundé en "desaparecer a los desaparecidos", es un artilugio berreta y odioso.

Ojo, puede ser que se haya generado una cosa onda el Holocausto, en donde nadie tiene permitido reirse de eso o estar a favor, pero secretamente, esa opresión cultural de no poder criticar a los judios bajo ningun aspecto, termine generando por debajo lo contrario. Pero eso es un triunfo, es haber conquistado la representación de aquello qeu sucedió, y si hermano, a veces las minorias politicas cuando fueran arrasadas tienen que imponerse 40 años despues, saturando el discurso y agobiando a todo el mundo.
Inclusive a mi me cansa esto, pero cuando veo a los Caparros o La Nata enojadisimos, me pongo contento.

l.

Diego dijo...

Pero lo único que ganan es el premio municipal de villa de mayo al mejor cuadro del mes de noviembre, ya que lo que entró dentro del marco quedó saturadísimo al discurso arrasado. Y todos contentos brindando en la foto. Ya van 26 años así.

A Dolina le chupa un huevo no entrar en el MALBA ni que tampoco lo lleven a Frankfurt. A Macri ni te cuento.

Anónimo dijo...

Cuando la presidenta dio el acto público para hacer la denuncia sobre papel prensa, estaba viajando en un Taxi con un Taxista Kirchnerista (existen) y el tipo, sin que yo le diera charla, básicamente me dijo que yo iba a tener que esperar a que su generación (la de los 70s) muriera para que nos dejaran de romper las bolas a los jovenes con la dictadura, porque ellos tenían todavía muchos asuntos pendientes y habían sido muy marcados psicológicamente por el tema.

No me resultó un comentario simpático

El Lurker

pablo dijo...

caparrós se olvida, entre sus aciertos, que sin este gobierno, sin las "truchadas kirchneristas", no se hubieran derogado las leyes de obediencia y punto final. se olvida de los juicios a los represores y a sus cómplices civiles. y se olvida que a las corporaciones, a muchas de las más grandes y beneficiadas por la política económica de los empresarios protegidos por los milicos, éste fue el gobierno que les hizo frente.

Gerardo Fernández dijo...

Yo separaría los tantos: Por un lado pondría lo que está escrito y por otro a Caparrós. Porque como dice al comienzo Fabián es difícil no acordar con varias de las cosas de ese texto. El problema es la intencionalidad de Caparrós, el problema es que parte de la base de que los Kirchner son unos impostores y que los que desde diversas procedencias apoyamos sus gobiernos por creerlos lo más avanzado dentro de lo posible en la etapa somos medio boludos.

Me parece, entonces, que ahí se complica el debate y por eso planteo esto de separar una cosa de la otra.

Caparrós quiere encontrar la falsedad del billete K y no creo que esa sea la discusión principal en este momento, sino que ese billete le ha servido al pueblo para mejorar sus situación en varios aspectos.

Martín dijo...

Acuerdo con Gerardo. Después amplío.

Matías dijo...

algo de literatura actual y el relato de los '70 acá:

http://bit.ly/bUMOZw

Fede Vázquez dijo...

¿El Estado puede hacer política? ¿Debe hacer política? En definitiva, creo que lo que subyace a la línea caparrós, lanata, y en este tema en particular Sarlo, es que para ellos, el gobierno nacional -como agente estatal- debería quedar al margen de las discusiones barrosas de la política, la memoria, los desaparecidos, etc. Por eso terminan celebrando más al alfonsinismo que al kirchenrismo. No importa que objetivamente uno haya logrado avanzar tantísimo más en los juicios, en la reivindicación histórica, etc, el alfonsinismo permitía creer en un Estado de ddhh laicos, de todos y para todos. Estos gurkas "usan", se atribuyen continuidades, los ponen como héroes, los muy hijos de puta.
En verdad hay otra trampa en la nota de Caparrós, periodiza como se le ocurre: entre 1996-2003 la identidad de los desaparecidos ("milintantes como militantes")única correcta, casualmente justo cuando escribió La Voluntad, la identidad la da la sociedad civil, los intelectuales y los organismos, HIJOS (digamos, el Estado no hacía esa lectura, obviamente). En cambio a partir de 2003 es el Estado el que caracteriza a los desaparecidos. Que diferente sería la conclusión se la coherencia lo llevara a periodizar sobre un criterio lógico, donde se resalten por ejemplo las distintas construcciones que el poder gubernamental hizo de los desaparecidos ("el militante como héroe indefinido").
El punto es este, creo: todos los Estados usan la historia para justificar el presente, Cuba reviste al Ché cada diez años de un ropaje nuevo, exaltando distintas cosas de su personalidad, en función de los intereses del momento. Ahora, cómo quieren Caparrós, Lanata y cia, que se recuerde a los desparecidos? Vamos viejo, muestren el juego. Y lo que dejan mostrar es horrible. Lean los dos últimos párrafos de la nota. La idea es, no hablemos más de los setenta, porque la derecha va a tener argumentos, porque los desaparecidos no eran sólo "jóvenes bienintencionados".

Fede Vázquez dijo...

El círculo se cierra así, creo: a pesar de acusar al gobierno de tergiversar a los desaparecidos, el pedido de que no se hable más de los setenta, que no se revuelvan cosas oscuras de esa etapa, implica dejar sólo el monumento, la recordación limpia y aséptica. La despolitización, en fin. El problema es que eso constituye, en si mismo, una tergiversación de la historia. Muy por el contrario, el "manoseo", la "utilización política", etc, consigue poner en tensión esa memoria, discutirla en la coyuntura, arriesgarla frente a la pulsión social por no recordar lo que jode, etc. ¿Qué es mejor? ¿qué es más honesto políticamente?
tal vez los desaparecidos pierdan, por culpa del kirchnerismo, su aura santificada (en verdad, una mirada que sólo tiene una parte de la sociedad)quedará una imagen más conflictiva, más discutida, mas "sospechosa". Me parece mucho mejor, me parece un avance.