Transcurría una reunión de ministros de salud de todas las provincias del país. El doctor Z hablaba de su libro, ocupaba apoltronado esa escena tan amena para un hombre acostumbrado al set de televisión, y que vivía eso como una reunión de consorcio. ¡Él era el famoso del edificio! Y llevaba la voz cantante un rato largo. Parece que a nadie le importaba demasiado lo que decía, ni que el tiempo pasaba y no terminaba de arrancar una reunión necesaria, urgente... Pero a alguien sí le molestaba perder tiempo. Una ministra provincial que interrumpió al doctor Z, y que le dijo que no estaban en la televisión, ni que habían ido ahí a escucharlo a él. Y que por favor termine de hablar. Silencio. Silencio de hospital. La vanidad de un mediático incrustada contra una energúmena que, en estos días, sufre como nadie el rigor de los que patean tableros. Solidaridad con ella.
Ahora sí, duerme negrita.
Mujeres de la foto: mi hermana Guadalupe, mi sobrina Azul.
Mi Viejo le cantaba a Guadalupe esa canción cuando era como Azul.
3 comentarios:
Martín, no encontré tu mail así que te dejo la dejo acá, una invitación a la revista Planta. Te saludé hace unos días en la Casa de la Lectura, mi nota de este número tiene bastante de procesar posts tuyos, pero no te hago responsable. saludos charly
el link www.plantarevista.com.ar saludo
Uh, a mí me cantaban la misma, me acuerdo.
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