miércoles, octubre 21, 2009

México '68


El cuadrilátero de boxeo es el foco último de la masculinidad en los Estados Unidos, el campo de pruebas de la virilidad con dos puños, y el campeón de peso completo, como símbolo, es el verdadero Míster América. (Eldridge Cleaver)


No dijo que la chupen, no dijo que la tienen adentro. Obama es un negro educado. Y protagoniza una de las mas patéticas noticias cuyo símbolo costará decodificar: Obama premio nobel de la paz… Mi noticia favorita de estos días. El premio nobel de la paz para quien está en guerra. Un premio nobel que es como el sanguchito de una madre envuelto en servilletas con su nombre cosido en hilo dorado antes de una batalla. Como un premio al mejor compañero. O como una manera definitiva de arrojar el nobel al lodo. Me gusta un gesto así. Me gustan las cosas que patean tableros. No tiene sentido un premio que premia periferias: el premio fue al centro del problema. Un premio que se hace cargo del mundo. Y un mundo que nunca se hizo cargo del premio.

El mismo día de la noticia la vi caminar por el aeropuerto de Costa Rica a Rigoberta Menchú, solita cholita apurando el paso detrás de un LAN que casi empieza a carretear y no la espera. ¡Mirá que LAN arranca y no te espera, Rigoberta! El mundo no está para bollos. ¿Rigoberta sabría ya la noticia y por eso caminaba muda, pensativa, con la mirada en el piso? Sí, mi viejo, en un ring mundial en el que creemos, en el que creímos, en el que seguiremos creyendo (una vez al año en el mundo se dice quién es el hombre o la mujer mas justa), se decidió darle a Obama un premio por anticipado. ¿Se trata de una sutilísima operación? ¿De echar mas leña al fuego del cheque en blanco que el mundo le ha confiado a Obama? ¿De invertir la temporalidad del premio, de todo premio? Si yo fuera columnista dominical de El País escribiría: Obama aún no ha hecho nada para merecerlo. Nadie sabe si lo hará. Pero menos que menos: nadie está seguro de con qué mide su éxito el señor Obama. Se puede medir con la paz. Se puede medir con la guerra.

¿Obama levantó al negro del piso de una prisión muy sucia, y le dijo “Lázaro Levántate”?, ¿Obama vio morir a James Chaney a cadenazos en una calle?, ¿Obama también estuvo ahí, gritando contra Floyd Patterson cuando cayó frente a Alí? ¿Obama recitó borracho en una fiesta de graduación en los oídos de una rubia “Blanca es/ la piel del demonio./ Eres mi ballena blanca,/ bruja blanca,/ símbolo de la soga y del cadalso,/ de la cruz en llamas.”? ¿Estados Unidos es un país donde ser negro es una cosa clara? ¿Etnia de Alí y Alá? O Estados Unidos es un país donde ser negro no es una cosa clara. Obama tiene en las manos dos premios. El premio de un pueblo. Y en la otra, el premio abstracto de los sueños: ojalá no mates tanto. Este premio a un presidente de los Estados Unidos no está inmerso –está visto- en la pureza de una tradición que desempata o inclina el mundo hacia los débiles (premio simultáneo a un palestino y a un judío, a Mandela, a Pérez Esquivel). El premio rompió su aura, aún su aura maldita, su sombra fugitiva por los campos de batalla de la paz. ¿Será un premio sobre los posibles modos de hacer la guerra?

(Si fuese columnista de La Jornada, México, a vos te digo, a nadie le interesan las tapas donde ponen en duda el carácter del premio mientras todos los días te crece una espalda electrificada: México ya no podés volver atrás, ni fugar hacia adelante. Estás atrapado, loco México, en una frontera.)

Dominado aún por los efectos del pensamiento energúmeno me fui con la polifonía en los oídos de una música cada vez menos maravillosa: en Argentina se votaba una ley, se votaba una ley en nuestro país. ¿Las leyes y los premios del mundo nos hablan de otro mundo y no ocurren en este? Y llegaba a un país gobernado por el rey Televisa, donde Chespirito bastardea el aborto y es aliado de la Iglesia. Es curioso: uno no es turista de las contradicciones, es turista de los blancos y negros, de los contrastes, de las “guerras por estallar”. Pero sólo se conoce algo cuando se conoce la pesada carga de su paz interior: esa construcción ladrillo a ladrillo de los órdenes injustos. Uno viaja hacia fronteras. Llegan noticias frescas del mundo: Obama, ¡un negro!, es nobel. Toda sociedad occidental tiene sus negros, nos gusta pensar. Y del lado negro pesamos la conciencia del violado. Pero estoy leyendo un libro cuya meta es descifrar el alma negra del negro violador de mujeres blancas. Ese blanco objeto de deseo.

México te obliga a cruzar los umbrales de su propia fantasía de frontera: México es el primer cordón de América Latina, es el descenso que elige una colonia de hippies que dominan las artes aztecas para pasar al otro lado con el gusano adentro. Y su patrimonio embalsamado de culturas tallan una metáfora doble: es el primer basamento para el ascenso a los dos lados. Por México se asciende a los Estados Unidos, por México se asciende a América Latina.

(Soul on ice: alma encadenada. Leo un libro de frontera de Eldridge Cleaver, en su cuarta edición editado por Siglo Veintiuno, en mesa de saldos a 100 pesos. 14hs. ¿Mezcalero o tequilero?, se preguntan, y sigo sin definir mi identidad: el alcohol saca el humo de adentro. Un argentino pisa las uvas del jardín de su padre. Todo argentino pisa las uvas del jardín de su padre. Para ser argentino hay que pisar las uvas del jardín del padre. Pisarlas, patearlas, hacerlas concha.)

Soul on ice, el libro de un negro encarcelado hace como 40 años, durante la Tercera Guerra Mundial: la guerra civil mundial. La guerra de guerrillas mundial. La guerra sucia mundial. De cuando el mundo era mundo mientras un niño negro rompía las escamas opacas de los huevos de su padre y emprendía solitario por el camino (¡un bosquecito mágico de alerces!) la búsqueda de su destino: Obama es un niño educado en la escuela global. Lleva en la mochila una manzana que algún día elegirá a quién dársela. Obama no ha dicho aún -definitivamente- quién es su maestro: Por nosotros trabajaron en condiciones infrahumanas y colonizaron el Oeste; soportaron el látigo y labraron la dura tierra. Por nosotros combatieron y murieron en lugares como Concord y Gettysburg, Normandía y Khe Sahn. Obama llegó caminando solo, golpeó la puerta de los castillos de todas las noblezas. Como el niño terrible del filme “Ser digno de ser” será el mas inteligente. Ese niño que se sumó de prepo a la fila de los salvados. ¿Qué hará Obama? ¿De qué mandato será digno? ¿Del mandato del pueblo de los Estados Unidos?

Vengo de México y estoy en éxtasis.

Uno tiene ganas de preguntarle la opinión a la chica y al chico del Hostal Catedral que no se dirigen la palabra, que caminan en medio del DF, sacan fotos de la movilización en pleno Zócalo. ¡El gobierno mexicano quiere privatizar una empresa eléctrica y no lo deja el sindicato! Ella dirá que no sabe hablar en argentino. Estoy seguro que esta chica no leyó esta frase del libro escrito en la prisión de San Quintín: Yo, por mi parte, no creo que la homosexualidad represente en lo mas mínimo un avance respecto de la heterosexualidad en la escala de la evolución humana. La homosexualidad es una enfermedad, como lo es andar violando criaturas o el andar deseando llegar a ser jefe de la General Motors. Y tampoco esta: Me doy cuenta cabal de que estoy en la cárcel, de que soy negro, de que he violado, y de que poseo una Deseducación Superior.

Si yo fuese un columnista del Miami Herald escribiría: La definitiva corona del fin de la guerra sucia mundial: un indio, un negro, un obrero… en el poder. Un marxista en el poder. Eso cierra un círculo, no todos, sí un círculo: esas figuras tienen una piel. Una piel que arrojan desde la cima. Yo quiero gobiernos capitalistas hechos con la piel de los derrotados. ¿Menem? Menem había gobernado una provincia pobre. Menem no sabía de regalías. Menem. Pienso en Menem mientras pienso en la frontera de México, que es la frontera de muchos países con uno, la frontera de un continente con un país. Pienso en Menem cuando pienso en el coyote que te cruza por el desierto. En el tráfico. Saqué mi última foto en Alabama 17, casa Montonera, en cuya esquina exacta hay un supermercado que tiene una estrella federal de neón. Cualquiera que vaya a Alabama 17 lo va a ver: la casa hoy es un geriátrico. La estrella federal está en la esquina. Yo no miento.

Guerra es desplazamiento de población. Recuperación inmobiliaria, aplanar terrenos antiguamente habitados. Obama no sabe que existe el asentamiento Los Pinos de Villa Soldati, Cristina no sabe que existe, y a Macri le toca lo peor: hacer que no exista mas. El principio de territorialidad del poder en el mundo: alguien se encarga de que la cosa no ascienda. El mundo para Obama son tsunamis y consorcios. ¿Cómo hace para dejar de existir en alguien algo que nunca existió? Esa bola vaporosa del mundo de los olvidados va por los aires. En un punto muy preciso de la atmósfera estalla. Hay muchos mundos en el mundo: el obrero mexicano que levanta el cartel de neón con la forma de una estrella federal jamás supo que a media cuadra una patrulla perdida de un país remoto se probaba el uniforme de una guerra sucia mundial. Cae una estrella sobre otra. Una estrella reemplaza a otra estrella. Polvo de estrellas en el cosmos. Como la anécdota del gran libro de Muleiro y Seoane sobre Videla: el tiempo que Videla permanece haciendo la venia hasta que el helicóptero que lleva a Lanusse se pierde. Ése tiempo. Lanusse sonríe frente a quien considera un estúpido que espera que el helicóptero sea un punto perdido en el cielo, una estrella que se apaga. Videla permanece recto con un solo mensaje: solo quedará de nuestros uniformes esta pesada carga ceremonial que es necesario sostener estoicamente, el resto es invisible. Será invisible. Ocurrirá… pero en el aire. Así fue.

Rezo: Obama camina hacia el premio llamado “no mates a tantos”. Que no mueran tantos. Y que se haga visible la muerte a la que han entrado todos los que duermen, por ejemplo, en Guantánamo. La guerra invisible y el premio dado a una persona de quien dependen muertes concretas se cruzan. Reza, como dijo Bustos, hasta que se te gaste el Dios.

16 comentarios:

Franco dijo...

No mames, cabrón.

Loro dijo...

Hacé libro con esto.

Anónimo dijo...

claramente no me gusto el premio a obama. Pero por otro lado no puedo odiarlo, no llego a odiarlo, me gustaria pero hay algo que...
alucinante todo lo q escrbiste che.
y lo de la estrella federal y el geriatrico una metafora perfecta, demasiado justa.
l.
pd: sí loro, yo le vengo rompiendo a pan y agua para q haga un broli con lo mejor de estos años del blog.

Contradicto de San Telmo dijo...

Un negro, "el" negro, se encuentra a un judío, "al" judío, en la presentación de un libro en Washington, le da la mano, los flashes estallan, resplandecen los vidrios de los lentes del judío, resplandecen los dientes en la sonrisa del negro.

No conversan. Hacen que conversan. Ese gesto fotográfico del diálogo abierto.

Pero en un momento, cuando la excitación decae, los flashes receden, el negro se acerca al judío atravesando la algarabía y el judío responde inclinando el cuerpo y acercando la oreja, momento en el que el negro le descerraja la pregunta:

"...cuántos muertos creés, Henry, que te correspondían en el Estadio Nacional cuando te convocaron desde Estocolmo en el 73?"

Nada cambió. O todo cambió.

Grado Cero dijo...

"Vengo de México y estoy en éxtasis", qué grande; me gustó lo de una temporalidad distinta. Escribís hermoso, pido libro también. Muy fuerte la fotografía.

Matías dijo...

Che, muy bueno. muy bien escrito. muy bien pensado.

Alejandro dijo...

Cómo me gusta este post.
El premio también tiene que comer. No todos pueden alimentarse del Nobel....

Tía Alicia dijo...

Alejandro: es cierto, como que te gusta practicar el reformismo, eso es, enaltecer las instituciones republicanas y no destruirlas, sino depurarlas. Pequeña burguesía que cree en el diálogo y el consenso y en la necesidad de no pagar impuestos. Pequeña burguesía que quiere creer, en su reviente moral y su ideologia atrabiliaria, en el compañerismo entre amigos y en el compañerismo conyugal (sueldos bajos y polvos caros. Pequeña burguesía que está contra los excesos (no cuentan los laborales) y contra los extremos. pequeña burguesía a la corta inofensiva, que canta a la salubridad en la ética y en economía, y a la cuestodia de la propiedad privada y el orden jurídico. Este canon y este pensamiento, blandos y amorfos, enmudecieron, por supuesto, en épocas criminales; cuando recuperaron el habla resultaron torcidos e inútiles: un perfecto mediocre.

Anónimo dijo...

Que alguien traduzca a Tía Alicia.

Juan Luis Gargajo dijo...

Cómo no: say no more, o mame, Testa, mame

Diego dijo...

Está bueno el post, cargado de metáforas. Lo único, bancalo a Chavito. Mirá como la gente cultural de éste país salió a bancarlo a Maradona.

Martín dijo...

Ojo: al Chavito lo banco a muerte. Lo de Gómez Bolaños es otra cosa, además, él construyó un mundo de familias incompletas, cruces, etc.

El Testa dijo...

Pon tu confianza en Dios, pero actúa como si el resultado de tus empresas dependise únicamente de ti y no de Dios, o como dijo Lenin: confía en el determinismo estructural, pero organiza la elite de revolucionarios profesionales como si el determinismo estructural no existiera.

Pierre Clastres, de visita dijo...

Jamás insistiremos demasiado, parodiando a La Boétie en aquello que, en realidad, no debieran ser más que perogrulladas: primero, en que el poder sólo existe en su ejercicio efectivo; y segundo, en que el deseo de poder no puede realizarse si no consigue suscitar el eco favorable de su complemento necesario. No hay deseo realizable de mandar sin deseo correlativo de obedecer.

Clandestina dijo...

Afiladísimo, Martín, hasta las entrañas.

Me quedo con esta - para mi - síntesis sublime: "¿Cómo hace para dejar de existir en alguien algo que nunca existió?" y también con el antirezo de Miguel Ángel Bustos "Reza, reza hasta q se te gaste el Dios".

Me sumo y también pido y espero libro de "esto" y de lo q quieras.

Escalofriante esa escena, Contradicto de San Telmo.

Tía Alicia: volvé!

Gerardo Jenefes dijo...

Yo voto a Lacalle. Soy un resistente de la primera hora.