viernes, octubre 02, 2009

Hay que enterrar la palabra vuelta...

"La vuelta de Carrió": ¿la vuelta adónde y de dónde? La vuelta a los medios, eso fue, porque le dieron la "contracadena" nacional (C5N, TN, 26TV, etc.) y pasaron su acto en vivo y en directo con un discurso que tuvo sus momentos donde, ¡mamita!, el psiquiatra y el acompañante se miraron fijo, helados. Un discurso clásico: Apocalipsis y Humor, las puntas de un mismo lazo. Feo. Lo loco es eso de la "vuelta". A ver: un político no se va ni vuelve... ¡siempre está! Se va Casildo Herreras, se va Zamora, se va Nito Artaza, pero un político es un tipo ahí, que cuando no está está, se queda entre las cañas. Si Carrió pasó un mes y medio sin ir a la tele, uno puede pensar que se dedicó de lleno al bordado, la charla, la rosca, el armado territorial, etc., y además tenía a sus pollos (la bella María Eugenia, y su "D'Elía" Fernando Iglesias) en el parlamento haciendo lo suyo. Pero no, nadie representa a Elisa. Elisa está o no está, y sus pollos dan las explicaciones que pueden cuando no-se-sabe-dónde-está. Y así fue. Pero Carrió sabe lo que saben las personas inteligentes: que cansan. Que a veces cansan.

(Cheee, al nombre "Frente para la Victoria" le dieron con un caño, porque decían que nunca hubo un nombre mas "electoralista", pero es mas sincero que haber llamado "Acuerdo Cívico y Social" a un frente electoral con el partido al que nunca, nunca, pero nunca, dejará de doblar Enrique Nosiglia.)

28 comentarios:

pablo dijo...

martín, ¿vos pensás que nosiglia está "de vuelta" y sabato es un jovato prístino? ¿leíste lo que escribía cuando se creía que era echeverría en montevideo?

Martín dijo...

Odio a Sábato. Odio a Sábato.

Ester Lina dijo...

La Lilita es conocida por las horas de pantalla que le dan los grandes medios... aún así no es rteconocida más que por uunos pocos porteños, y si no, recordemos que saluió 3º en las elecciones... y tiene la desfachatez de hablar de la ilegitimidad del Gobierno actual ¿está chapita esta mina?
Te saludo
Mona
Yo escribí sobre ella en mi blog...

Quintín dijo...

No se preocupen ni lloren tanto. Ya la van a poder prohibir a Lilita cuando tengan todos los medios.

Diego dijo...

Yo lo que no entiendo (o no lo quiero entender porque quiero que el mundo sea diferente) y a la vez me duele es ese odio a Sábato.
¿Por qué el odio se extiende tanto?

pablo dijo...

Diego, poca gente detesta a Sabato. El "Martín" ese no se sabe quién es, no importa quién es. Así como pocos saben quién o qué cosa es Nosiglia, yo entre miles. Mi "generación" (parafraseando a Pete Townshend), creo que vio en Sabato no al viejito adorable que alcanzaba a Alfonsín el informe de la Conadep, sino al otro, al que la jugó de físico, de metafísico, de comunista, de "maldito", de profesor ciruela con Grondona, de santo de santos lugares; también fue el tipo que almorzaba con Videla y no pidió por Haroldo Conti (como Borges, que tampoco pidió; pero a Borges se lo "perdonó", como le "perdonó" Onetti su encuentro con Pinochet, porque era un escritor, cosa que Sabato no fue nunca), pero que siempre impostó con aire de víctima. Se fue de la Argentina al final del segundo gobierno de Perón y en Montevideo escribió un libro donde trataba al viejo de "hijo natural", como si eso fuera una maldición, libro que sacó de circulación a la hora del regreso...a la función pública. Ignoro cómo construyó su prestigio entre la clase media argentina y los "muchachos", el futuro radiante que no vivió. Pasó el tiempo y nosotros tampoco lo vivimos. Y los anteriores a mí, menos, tal vez sea eso. Ya está viejo. Es hora de respetarlo, cosa que no hice, no hice con vos ayer y tampoco hoy con Martín. Para nosotros, era el oficialismo militar-cultural, el Aguinis de Alfonsín, el Asís de Menem. Fijate que todos los candidatos se querían sacar una foto con Sabato, hasta los Kirchner se la sacaron, junto al pianista, Miguel Angel Estrella. Siguiendo más a fondo el argumento de Martín, Sabato ha sido un político, el Sarmiento de los 90 del siglo XX. Si no pensás en declives, lo que perdió importancia no son las obras sino las figuras de autor. Y eso está bien. Está tan bien como que Nosiglia no rompa nunca pero también que ya no capture siempre. Saludos.

Martín dijo...

Yo corrijo mis impulsos: Sábato ni me va ni me viene. Respeto su prólogo como pieza fundacional del orden democrático. Está entre los 10 textos fundamentales del orden en que vivimos. Con todo lo que eso significa. Para bien y para mal. Y sus novelas no las releo ni como "gesto".

Martín dijo...

La muerte golpea a una serie de íconos. Yo que Magdalena me cuido.

pablo dijo...

Y Quintín, que prepara un programa AM con los wichis, también debería cuidarse.

Anónimo dijo...

Odio a Sábato y a León Gieco. No digo a quien mas odio porque queda mal, pero se lo imaginan.

Diego dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Diego dijo...

Pablo:

Yendo a Sábato, no creo que sea poca la gente que lo detesta. Es más, creo que odiarlo es una de las contraseñas del campo cultural porteño. Yo pensaba que eso había arrancado con el prólogo del Nunca Más, pero para mi sorpresa, leyendo los Cuentos Completos de Fogwill recientemente editados, me encuentro con la descripción de un personaje que “trae algo repugnante en la mirada” que al narrador le recuerda a Sábato. El cuento es “La cola” y está fechado en 1974, una década antes de aquel prólogo, antes de la dictadura, también. El tema viene de arrastre.
En la explicación que das, Pablo, brotan marcas de odio a cada paso. Desde el seguir recordando un almuerzo formal con Videla hace más de 30 años, que no entiendo en qué lo pudo haber beneficiado más que en salvar el pellejo, hasta en decir que no es escritor. Está claro que a Sábato se lo odia. Ni siquiera el sentimiento que se siente para con él se conforma con el raleo en el canon de la literatura argentina.
¿”Oficialismo militar – cultural”, por un almuerzo? ¿Y después de haber escrito el Nunca Más, se lo sigue atando de ese modo a la dictadura? ¿Qué tiene que hacer para que se dejen de romper las bolas? ¿Morirse?
Sábato hizo política, claro. Se bajó del proyecto marxista-leninista en la década del ’30. Eso que cuenta en varios libros que llegó hasta Yugoslavia y en vez de seguir hasta Moscú se pegó la vuelta a París, es una genialidad. Cuando Stalin todavía tenía los bigotes negros, Sábato ya se había bajado de toda esa bola: Los sistemas de partido único son criminales. Punto y aparte. ¿A cuánta gente dejó en off-side? Mucha, ¿no? ¿Es esto lo que todavía hoy no se le perdona? ¿Por eso tipos como Fogwill en la década del ’70 se permitían coquetear con la militancia de la época tanto como con el mundo de los negocios e incluso con el peronsimo, a la vez que a Sábato bardearlo?
Saludos

Martín dijo...

Sábato terminó jugando a una especie de existencialismo nacional, cargado de frases que incluyen la palabra "desencuentro". A su vez, y absolutamente en esa línea, está su Romance de Lavalle con Eduardo Falú, que me parece una obra hermosa. Y lo del prólogo, en mí, al menos, funciona al revés: la caducidad de lo que ese prólogo venía a decir es obvia, aunque la intención de "reescribir el prólogo" que hubo hace unos años y que no sé en qué terminó me pareció uno de los peores reflejos políticos, como si el prólogo se pudiera separar del resto, de ese texto documental. Pero el prólogo es un texto de estado, en un momento en el que había construir una verdad sobre "los hechos". Pero hay como unos últimos 15 0 20 años donde aparecen libros como La Resistencia, sus intervenciones en Hora Clave, que parecen montar esa especie de lugar sagrado del hombre que, como dice Diego, conoció el Monstruo rojo por dentro, y que también diseccionó la máquina asesina del Estado, y esas experiencias lo dejan parado mas allá del bien y del mal, o del mal y del mal. No se puede sólo creer que Sábato sea una víctima del campo de la izquierda cultural. Su literatura, la que nos dieron en la escuela, sinceramente, no la podría releer, salvo que me encargaran un trabajo, o algo por el estilo. Su metaforismo es espantoso. Pero es un tema interesante de discusión, digamos, "su figura". En cuanto al almuerzo con Videla, también hay gestiones hechas por Haroldo Conti, que borran ese supuesto "colaboracionismo".

pablo dijo...

Las gestiones fueron por Antonio Di Benedetto. El prólogo al Nunca Más es una manera, astuta, de fundar la teoría de los dos demonios y clausurar las responsabilidades civico-militares de la dictadura. Jamás conoció al "demonio rojo", lo cuenta gente que lo conoció. Pero lo peor son sus libros, un Camus menor, abaratado por su odio a Sartre. Este comment podría llamarse "yo no odio a Sótano".
abrazos y hasta la próxima

Martín dijo...

No estoy de acuerdo, y me chupa un huevo Sábato. Además, si fue por Di Benedetto no cambia, ya que también sufrió una detención. Yo ese prólogo lo pondría entre alfileres, y preguntaría qué relato era capaz de sentar en el banquillo a los militares, desde dónde iba a surgir una voz de Estado para "procesar al proceso", tenía que tener, era así, una sombra fuerte de continuidad, no iba a caer del cielo en nombre de qué, ¿de qué triunfalismo? Lo hizo en todo caso en nombre de un triunfalismo humanitario, es decir, el pedido mas urgente sobre el destino de las víctimas, y reconstruir, como dijo, "esa urdimbre tenebrosa". Ya ni preguntaría en qué país se avanzó sobre las responsabilidades civiles. No caigamos en el maximalismo idiota. Yo no soy alfonsinista, pero el propio peronismo hacía cuentas vergonzosas.

Martín dijo...

Habría que hacr un trabajo serio sobre la teoría de los dos demonios. Pero la primera idea, "es una teoría que inventó Sábato, etc. para...", no resiste el siguiente análisis: todos los documentos del PC, UCR, PJ, CGT, y algún partidito trosco, sobre los extremos de la violencia, para encontrar su "lógica". Bittel fue un gran hombre, pero no hablaba de la "resistencia popular" a la dictadura.

Fede Vazquez dijo...

si,totalmente, el problema no es Sábato, su obra y todo su derrotero, bueno, puede gustar más o menos, el problema fueron estos largos años dónde se lo construyó como ícono cultural argentino, sin tanto mérito que lo acredite. Pero para mi, es parte de una necesidad de un sector de la clase media, de buscar referentes. Es complicado. Entonces se mete mano de forma más o menos desordenada: Frondizi, Sábato o María Elena Walsh, todos compartiendo la revista viva del domingo, en un museo lastimoso, pedorro, e inconducente. Mercedes Sosa es todo lo contrario: ninguna alabanza siome, ni mucho menos sus actitudes públicas, alteran lo que hizo.

pablo dijo...

¿Con qué no estás de acuerdo, Martín? Sabato fue la representación -en el sentido que habla Fede- de la mala fe de la clase media que sostuvo políticamente a los militares. La economía es otra cosa, pero también se cumplió el sueño de ir a miami y así reactivar el mercado interno. Ese esquema, que Fogwill conoce mejor que yo, se hunde, y en la desesperación, deciden invadir las islas. Existían desde antes, según me cuentan, organizaciones de DDHH, pero después del zapatazo de los inglesdes, esa militancia tomó un peso específico decisivo. Alfonsín era parte de la APDH. Creo que es por una de las razones que ganó (Bittel, por el contrario, no parece haber sido más que un títere, pero no conozco bien esa interna como para opinar si fue o no fue un gran político). Si no estás de acuerdo, te lo pregunto, menos por la figura de Sabato que por los dos demonios. Es cierto que se hacía imprescindible un relato, y que el Nunca Más, como sea, fue ese relato, pero también, y vuelvo a decir, creo: la militancia DDHH, paradójicamente, constituye una política que tiene su propia legitimidad, legitimidad irrenunciable, pero a la vez es un índice de la despolitización de la sociedad. Eso pensamos algunos. Y también que para salir de ese laberinto, hay dos puertas: la psicología (una coartada) y la repolitización de los DDHH. El relato del Nunca Más clausuró un ciclo y si querés abrió otro, que retomó Kirchner: pero sería bueno preguntarnos si la "restauración conservadora" no es nostalgia de despolitización, impotencia de repolitización.

DF dijo...

No lo odio a Sábato, no se merece tanto: lo desprecio. Es despreciable. Entre otras muchas cosas, por los medios mesquinos de los que siempre se valió, de una manera ansiosa e ininterrumplida, para lograr lo que logró: convertirse en una suerte de estatua viviente, un ícono, para la admiración embobada de cierto sector de la sociedad que quiere tener próceres vivos. La cuestión es que para eso se juntan una obra literaria efectista y berreta (pese a la admiración de Saramago) y una actitud personal constante que, entre otras cosas, incluyó un ejercicio sin pausa de la autopromoción hasta el grado del ridículo (cosa que gente como Borges supo ver muy bien, como se aprecia en los diálogos Borges-Sábato, pero que pasa inadvertida para el tipo de clientela al que esa promoción está dirigida). Es cierto que cierto sector intelectual argentino muy interesado en estar por encima de todo, los aspirantes al "top ten" digamos, hacen un deporte del desprecio a Sábato, pero ya van a ver que en cualquier momento lo empiezan a reivindicar, así como, después de haberse burlado hasta el cansancio de Asís empezaron a descubrir que era bueno. ¡¡Asís!! Sí, el decreto fue: Asís, ahora, es bueno. Lo descubrieron, más o menos exactamente en el momento (qué casualidad) en que empezaban a abominar de Saer. En todo caso, Sábato no es problema ya. Nadie se va a batir seriamente a favor ni en contra de él. Y aunque alguien quiera hacerlo, déjenlo. No pasa nada.

DF dijo...

A mí también me irrita más Gieco.

Fede Vazquez dijo...

En algun punto, Pablo, creo que pasa por historizar un poco: está claro que en ese momento (82, 83, 84, 85)había algunos sectores, minoritarios, que reclamaban más: que enjuicien a todos, no hubo guerra ni dos demonios, etc. Ahora, 25 años después y analizando lo que pasó, pero también leyendo mejor ese momento, viendo qué fuerzas reales se jugaban concretamente, que proponía el peronismo (en virtud de lo que realmente propuso en esa campaña del 83 y de lo que después hizo en el 89, etc, etc)y antes que nada el tipo de sociedad que salió de la dictadura, el balance no puede quedar en el mismo lugar. El Nunca Más, con el prólogo incluído, no es en absoluto un retroceso, salvo que el punto de comparación sea, no sé, el 25 de mayo del 73. Pero para la sociedad que se despertaba del golpe, era un piso importante. O sea: el prólogo no lo podría haber escrito Gelman, porque seguía exiliado...era un montonero con pedido de captura. En el 83 vuelve Mercedes Sosa, y el escritor oficial es Sábato. Pensá que la foto inmediatamente anterior del país es Camps ametrallando pibes...
Obviamente que ese prólogo escrito HOY, sólo puede anidar en los corazones románticos de los macristas más halcones. Los tiempos cambian.

Martín dijo...

Pablo, se mezclan muchas cosas en lo que decis. Por lo pronto, me quedo con la sintesis de Fede. Bueno, vayamos a escribir los Nunca Mas de los derechos de segunda generacion, eso me interesa mas. Aunque mas que escribirlos hay que hacer esos derechos.

pablo dijo...

Bueno, por fin responden. Fede da en el clavo: en ningún momento hablé de retroceso. Digo que por estructura, el reclamo y la conquista de los DDHH, en cualquier momento de la historia, deben ser irrenunciables y que paradojalmente, casi que se "tragan" al resto de la acción política, "despolitizando" al mundo del conflicto social. Siempre en términos relativos. Ahora, en 1983, y en 1948. Y que eso, de igual manera, debe ser irrenunciable. Entiendo que Sabato era el escritor oficial. Fue digno eso de Sabato. Esta es una idea, una hipótesis, no es una opiniín, sin dudas es una conclusión ideológica. Creo, Martín, que acertás -y es una de las cuestiones de la hora- cuando decís DDHH "de segunda generación". Y sí, hay que hacerlos, también sabemos o creemos saber que hay prioridades, y que que quizá ese sea un camino. Ahora, la "contradicción" entre política y DDHH no va a dejar de existir. El gobierno de Kirchner, sin dudas, es el que ha hecho más por acercarlos. Es el que mejor lo ha hecho, además. Es el gobierno que incorpora los DDHH históricos a su agenda política diaria. Episodios como el de Kraft, lamentable, no pueden borrar esos logros. La cuestión, ahora, por ejemplo a partir de este caso, es cómo incorporar la "segunda generación" de DDHH a la agenda política de CFK: ley de medios, derogación de calumnias e injurias, porro libre, esos son ejemplos; la estatización de las AFJP puede ser otro; la ciudadanía para los migrantes, otro. Pero me remito a lo que suelo escucharte decir: no aborto legal (que bien que estaría, pero los curas se volverían locos), sino impuestos a la renta financiera, asignación universal o focalizada de recursos para familias numerosas, en tránsito a trabajo formal mediante un reentrenamiento educativo, un nuevo mapa de la distribución del ingreso: la descentralización sobre la que ayer escribió Heller. Si esa máquina se pone en marcha, hasta entendería que pueda existir una policía "democrática", y menos conflictos como el de la ex Terrabusi, porque los muchachos del PO, que no tienen por qué salir de escena, tendrían que cambiar discurso y estrategia. Eso intenté decir.

Martín dijo...

De acuerdo Pablo.

Diego dijo...

Bueno, acá se han dicho muchas cosas pero de lo que no caben dudas es que Sábato despierta sentimientos desagradables (de ver desde afuera, seguro).
La obra, las tres novelas, te pueden gustar más o menos, ya sabemos que no es Borges. Pero no sé cuánto menos que –tiro casos al voleo –Soriano, José Pablo Feinmann, Bioy Casares y tantos otros que circulan es Sábato. Con Sábato hay un encono especial, se puede ver en varios de estos comments. Y el problema no es intrínsecamente literario. Lo que yo creo es que en el campo literario le han pasado facturas que venían de otro lado. Sábato podría flotar si no fuese porque “los que controlan” el canon le hicieron la cruz.
Ese otro lado es la política, nadie duda eso. Para DF: ¿Vas a despreciar a todos los que conocés que se la pasan rosqueando para figurar en el mundo de las letras? El tema es político en el más sabido sentido de la palabra y a su vez es literario. Acá arriba se lo acusa a Sábato como representante de “cierta clase media”. Y acá me encuentro con cierto tono que también apareció a causa de Ley de Medios Audiovisuales. Dos problemas: 1) Pelean contra molinos de vientos. 2) Se acercan peligrosamente a actitudes autoritarias. ¿Por qué en este caso de Sábato y del Nunca Más? Porque antes de pedirle explicación a un contador de 4 lucas, se tienen que ir de rodillas a Luján todos los que convalidaron que se agarraran los fierros en los 70’s. El país no puede quedar siendo una suerte de infierno del Dante en donde abajo del todo están los militares, después los que hicieron guita, después los que convalidaron el golpe en las sobremesas y en el podio los que militaron. No, esto no va a pasar. No funcionan así las sociedades. Si alguien quiere hacer eso lo que está haciendo es ahorrarse el psicólogo.
Y es curioso lo que pasa porque es ese mismo canon (el que está hoy vigente) que asumiéndose de izquierda, se edifica sobre la obra de Borges, que estuvo en ese mismo almuerzo con Sábato. Pero Borges sacó chapa afuera. Vivir en la ciudad de Borges, garpa. Algo de esto, algo de esta actitud frente a la vida, hay en ciertos personajes culturales. ¿De qué se habla cuando se habla de cinismo? De que entienden el mundo más parecido a Gelman que a Sábato pero se comportan como Asís, como Galimberti...

pablo dijo...

Diego: no sé quién es DF; hablo por mí. Borges era un escritor antes que Roger Callois lo canonizara en Europa. Siempre fue un conservador. Al final de su vida, puteó a los milicos por lo de Malvinas, pero siguió siendo un conservador. La izquierda no lo leía porque era un conservador. Sin embargo, quienes conocen idiomas, dicen que en lengua castellana, Borges sólo es superado por Cervantes. Y tampoco se trata de un torneo. Uno, dos, tres... en ese caso no hay que leere a Celine, a Pound, a Benn, a Auden, que se yo. En el tema político, la cuestión es muy compleja. Estoy cansado. Estoy trabajando. Y si te parece, un día nos juntamos y conversamos. Esté o no esté Martín. Traté de ser amable, tal vez no lo fui. Ahora te hago esta propuesta. Si querés, nos vemos. Te aseguro que no convenzo a nadie, y que soy más "tolerante" de lo que parezco. Pero ahora y por unos días, creo que es tiempo de silencio. Quién sabe si el que no tiene razón sos vos. Saludos.

Diego dijo...

Pablo,

Todo bien. Festejo que estos temas puedan circular "en público", más no sea en un blog. Porque estos temas no son cuestiones privadas ni mías ni tuyas. Podemos irnos tranquilamente que ellos van a seguir estando. Con esto te quiero decir que no tengo drama en tomar un café con nadie, pero que también está bueno que esto aflore públicamente. Esto de Sábato hace a los modos en los que se articulan el discurso político, el literario, los medios masivos de comunicación y algunas otras cosas más en nuestra sociedad.

Saludos

pablo dijo...

Hal, por un error mío; porque estaba muy cansado y acabás de advertirme algo que ni siquiera había vuelto a leer. Sólo leí la respuesta de Diego, a quien pensaba contestarle más tarde.
saludos y gracias-