Servicio a la Patria

Sérpico fue re sincero: compañeros, yo quiero que cada uno de ustedes sea un soldado desconocido de esta guerra por la distribución, pero, ¿saben qué? No va a haber distribución. ¡La capacidad política instalada ya está ocupada! Y ahora estamos en un cuello de botella en donde lo impensado (eso que nadie esperaba y el Presidente hacía) no va a ocurrir mas. Se acabó el momento de acumulación: y con la onda anti re-re que los hoy bolsillos llenos rechazan, deberíamos pensar en el repliegue táctico hacia las formas de una acumulación política que permita instalar cuadros político-militares en la Universidad que discutan el valor del conocimiento inútil primero, mas luego la valentía de reinstalar las Cátedras Nacionales, y así en vez de mandar miles al monte del sacrificio, terminamos huyendo hacia adelante por el camino de la teoría y la búsqueda del pensamiento nacional. Ya sé: en cada militante cristiano vemos el potencial de un guerrillero, pero se acabó, se acabó la guerra.
(…)
Porque somos combatientes resentidos, como nos cantaba Silvio en su primer disco, deberíamos quedarnos acá, acampando, en las afueras de… Y tomarnos, por ejemplo, una noche entera para discutir con nuestros primos perros sobre el fracaso de la Olas, Monte Chingolo, y todas las cagadas de la derrota de ellos, cuando lo que hubo que hacer fue cerrarse en campos palestinos de combate. (…) El presidente fue claro: vos hacé, juntá, encuadrá, nosotros, vemos. Mas organización permite mas distribución fue el resultado dialéctico de nuestra lectura desenfrenada de la obra completa de Rubén Dri, a orillas del Mar Muerto. Ahora hay que leer algo que nos permita olvidar y disolver las esperanzas en una suerte de nihilismo militante, un giro hacia la disolución de.

Continuará...