sábado, marzo 27, 2010

Había nacido anciano y no podía morir.

"La ciudad era, un poco, diferente. Tenía tiendas y se feriaba todos los días. La sociedad no era una sola y sus diversas constelaciones se permitían no estar muy de acuerdo con el asesor letrado y otros funcionarios. A la vez, yo me permitía prescindir de la sociedad. El gobernador era mi secreto cómplice."

Dios Zama.

1 comentario:

Mendieta dijo...

Impecable.