lunes, septiembre 28, 2009

Dame tiempo para darte todo lo que tengo...

La agenda transversal construye transversalidad de hecho, que es la única posible. ¿Es mejor el kirchnerismo derrotado que el kirchnerismo victorioso? Las lecturas de sus dos grandes victorias (2005 y 2007) lo confirman: la victoria te hace cuidar el resultado, la derrota tirar la casa por la ventana. El reciente post del Escriba ahonda en para dónde seguir. Bueno, podríamos concluir a esta altura del ciclo: el sistema de partidos real, o sea, lo que queda de eso, no se va a alterar tanto, y lo que aún se puede llamar transversalidad es una correlación mutante de fuerzas parlamentarias, provisorias, relativas a cada proyecto y ley, y que depende de la iniciativa oficial, al menos hasta diciembre. Porque el espacio de centro-izquierda tendrá una oportunidad a partir del 10/12: no sólo “corregir” los proyectos oficiales, sino poder hacerle pisar al peronismo los proyectos propios. ¿No será que a partir del 10 de diciembre se dará comienzo a la forma mas articulada y orgánica de una cosa transversal? La existencia de dos partidos reales es lo que ordena, mas allá de la existencia ideal de las dos fuerzas de centro-izquierda y centro-derecha con la que soñaron esos dos monstruos de la política argentina. Hay un problema: nadie quiere ser mucho ninguna de las dos cosas. Y hasta el radicalismo aún pretende cobijar esas ambigüedades vitales. El radicalismo es una prueba contundente de esta perdurabilidad, porque es el partido que mas tuvo que resistir que le crecieran alrededor tantos microemprendimientos partidarios que venían a reemplazarlo… (El Partido Socialista es una amante perfecta, un poco ruin, un poco guacha, pero notablemente anclada en presupuestos ideológicos como ningún otro partido. Es un partido… ¡previsible!) ¿López Murphy y Carrió podrían explicar ahora por qué se fueron de la UCR? Claro que podrían, pero sería un argumento tan lleno de matices… y no podrían incluir un argumento sobre la posibilidad de que haya existido en estos años una “depuración radical”. Kirchner no cree ni creyó nunca en la iconografía pejotista, ni en su derivación ortodoxa: ¡métanse la marchita en el orto! Kirchner viene siempre de afuera, sigue viniendo de afuera, de una Patagonia que no hace sentir federal a nadie, al menos en esa versión regionalista que cundió en la guerra de la 125, y se le notó siempre la incomodidad frente al Partido, y vaya uno a explicarla (yo tengo una versión que es reivindicativa, incluso, de una gran parte de la cultura política de los años ’70). Sólo lo que ocurra después del 10 de diciembre en el parlamento podrá adelantar alguna forma mas o menos clara del modo en que se llega al 2011, y si es posible llegar sin esa dispersión de candidaturas peronistas (tarea imposible). Macri no se sabe si quiere ser un candidato peronista, pero sí o sí quiere ser el próximo presidente peronista. Dulce espera.

3 comentarios:

Fede Vazquez dijo...

muuuuuuuuuy bueno todo.

Macri está engolosinado, no puede esperar, aunque sería lo más lógico para él. es un escenario peligroso pero puede ayudar a conformar una trasversalidad electoral al menos en la segunda vuelta.
¿no hay un 55% de gente que "nunca votaría a Macri"?. yo creo que si, o está cerca de eso.
Lo único que faltaría es que Néstor renuncie íntimamente a la pelea y encuentre algo que la gente anti k pueda votar, al menos para que no gane el garca hijo de puta.

desparejo dijo...

Lo curioso es que también antes Nestor supo ganar adhesiones por o a pesar de tocar un tema que no estaba en agenda de las mayorías como fue DDHH. Ahora es la Ley de Medios, pero la economía era otra cosa, claro.

Martín dijo...

néstor está arriba de un tren bala derechito a 2011. pero falta tiempo. y... quién te dice.