viernes, septiembre 25, 2009

Representación

Algunos imaginan sus mañanas en el pozo de un café negrísimo, saliendo de la plantación mientras el buey recita "La paloma de vuelo popular". ¿Se empaca el buey? ¿Se raya el disco del buey y gira levantando polvo? ¿Se viene un comunitarismo helado? ¿Televisión soviética? ¿Un cura en patas que te grita "Levántate, Pancho Nicaragua, que es la hora de la televisión", mientras cruza el patio con un balde lleno de agua helada con el que despierta la tierra? ¿Sonará un gallo en la tele, a las 6? Algunos repiten en sus pesadillas: Vamos a la televisión, en marcha, con el machete al hombro, con los borceguíes llenos de tierra húmeda, lombrices escanciadas en el filo del machete, cantan, vamos, vamos a la nueva televisión pública, pintando el arco iris de Atecé en el jeep...

Y mientras tanto, lejos de acá, lejos de todos nosotros, alguien escribe el mejor post de los últimos años.

Representativo es Clarín, que te habla del corte de calle que te cagó el día. Ahí está la batalla real, más allá de la caricatura, entre el Gobierno (no este gobierno, sino el gobierno como posibilidad, como posibilidad de la autoridad, de que alguien obedezca por esa mezcla deliciosa de temor y convencimiento que es la dominación, por ese poder que -disculpen que grondonee un poco- decía aristóteles que era ejercido en el bien de todos y no en el bien de quien manda o de quien obedece) y Clarín. Es la batalla entre la representación como autobiografía, la representación especular, la representación que te dice cómo sos y la representación que en realidad es conducción, que es suplemento, que va más allá. Por eso Clarín habla de la pobreza y el Gobierno habla de los medios. Clarín representa a la sociedad mucho mejor que el Gobierno. Lo que no puede es cambiarla, porque está preso de esa representación. Es un tipo que te saca una foto. Clarín es un periodista de guerra, alguien que te saca una foto pero no te puede sacar la bala. El Gobierno lo único que necesita es meter el motor en el chasis. Poder hacer evidente que la pobreza con la que Clarín se regodea es una sombra de relaciones de fuerzas que quedaron fuera de cuadro. Relaciones de fuerza que están también en un Congreso que ahora funciona, funciona, funciona. Porque ha sido forzado a dejar de representar.

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